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A Nacional le quedó a punto caramelo

Los tricolores lograron un empate y dos goles en Buenos Aires que lo acercan a la clasificación
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14 de febrero de 2018 a las 21:00
Simple, efectivo, lejos de estridencias futbolísticas y todavía sin disimular que está en etapa de formación, pero con un manual que los jugadores interpretan en la forma apropiada, Nacional asumió con madurez impropia el ciclo de un entrenador que debuta en Primera división y el de un equipo que se planta en la cancha con autoridad. Así, se paseó por Buenos Aires con gran responsabilidad futbolística y de esa forma volvió a ratificar que la expresión ante Chapecoense no fue casualidad sino obra del plan de vuelo que pretende recorrer el equipo tricolor.

El empate 2-2 que logró este miércoles en el partido de ida ante Banfield por la tercera ronda de la Copa Libertadores, dejó a primera vista la sensación del gusto amargo porque los tricolores jugaron mejor, manejaron los tiempos, cortaron los circuitos al rival y establecieron su ley en el campo. Estuvieron 1-0 y 2-1 arriba, sorprendieron por las bandas, generaron peligro a partir de la premisa que el entrenador establece con la presión intensa sobre el rival cuando tiene la pelota, e impactaron con dos goles propios del trabajo de la pelota quieta, en el primer caso cuando sumó el oportunismo del goleador Sebastián Fernández para aparecer con la puntería afinada, y en el segundo con la velocidad que Mathías Zunino y Alfonso Espino saben ponerle al fútbol ofensivo de los albos, cuando el volante apareció como puntero derecho y el lateral como 9, dentro del área, para definir como los que saben y alimentar el sueño de volver desde Buenos Aires con la victoria.

También el fútbol, que cambia de forma imprevista y que no perdona errores, dejó esa sensación de alivio del final, cuando Banfield fue a echar el resto y se encontró con dos fallas defensivas, de las más básicos en este juego: la primero, el empate tras un saque lateral, que increíblemente en los descuentos se transformó en el gol de Cvitanich; la segundo, tras un córners que de no mediar una gran atajada de Esteban Conde hubiera terminado en el triunfo de los argentinos.

Todo el sacrificio defensivo de un equipo que desplegó una gran propuesta durante 90 minutos, casi acaba en el peor lugar por esas desconcentraciones imperdonables cuando los jugadores deben estar más concentrados y atentos a esos detalles que hacen la diferencia.

Por ello, porque mereció ganar y casi vuelve con una derrota, el empate adquiere un valor superlativo, y permite interpretar la actuación de los tricolores con el concepto de que la clasificación quedó a punto caramelo, después de la expresión futbolística de los dirigidos por Medina en Buenos Aires, y la confirmación que sigue recorriendo un camino firme, seguro y que construye una propuesta que, si no se aparta del libreto que plantea, le debería brindar buenos réditos.

Incluso cuando Banfield no es un equipo de esos que está calificado para ingresar en la consideración como favorito a ingresar en la Libertadores, pero que mostró a partir del ingreso de Nicolás Bertolo fortalezas que lo hacen un equipo que perfectamente puede calificar para ingresar a la fase de grupos. Además, tiene elementos anímicos, como los que exhibió ayer en el final del encuentro y en la serie que resolvió con Independiente del Valle, que su carácter es inquebrantable hasta el pitazo final. Porque en la hora clasificó a tercera ronda y este miércoles le sacó a Nacional un empate en la ida, que estuvo a una atajada de Conde de ser triunfo.

Esta vez sin hinchas, por la sanción que la Conmebol le aplicó a Nacional por los parciales que se burlaron del accidente de Chapecoense en la segunda ronda, los goles albos se quedaron sin caja de resonancia en el estadio Florencio Solá. Sin embargo, brindaron una señal positiva para la propuesta de los tricolores.

Nacional llegó a su quinto partido sin derrotas (cuatro triunfos y un empate), después de perder el clásico de la Supercopa, pero más allá de números que reafirmar el camino que transita el equipo tricolor, el aspecto que rescata el hincha es la solidez de un equipo que sin Diego Polenta ni Sebastián Rodríguez, que quedaron habilitados tras el partido de ayer, encontró en la solidaridad y el sacrificio un rumbo para creer en este equipo.

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