Agus Padilla
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > ENTREVISTA

Agus Padilla: crecer dentro de la música, los prejuicios del reguetón y por qué el público uruguayo "es el más difícil"

La cantante estrenó su EP Modo perreo y habló con El Observador sobre su recorrido como una de las principales voces locales del reguetón
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20 de febrero de 2023 a las 05:05

Como pasó con tantos otros géneros en la historia de la música –el rock, la cumbia, el rap, el tango– el reguetón pasó de marginal a ser un eslabón más en la cadena de la música pop. Se expandió y naturalizó al punto que si bien hoy sigue generando algunos ruidos de desaprobación y algunas miradas de costado de parte sobre todo de las generaciones mayores, está completamente integrado al menú musical del público promedio.

Pero cuando Agus Padilla empezó la resistencia era bastante más alta. Incluso la popularidad del género era menor cuando la cantante estrenó sus primeras canciones: la que dominaba era la cumbia pop. Las opciones y ofrecimientos para hacer otro tipo de música no faltaron, y también los comentarios sorprendidos: ¿una uruguaya, adolescente, cantando reguetón?

Unos cuantos años después, Padilla (ahora de 20), no se arrepiente de nada. Ni de haberse mantenido fiel al género, ni de haberse perdido cumpleaños, reuniones y clases para dedicarse a shows, giras y entrevistas. Y lo hace como exponente de un ritmo que ahora se canta también en el Río de la Plata, en el que se escuchan otras voces femeninas y es uno de los más exitosos del mundo.

La cantante, que se hizo conocida gracias a sus videos con covers publicados en las redes sociales antes de saltar a la industria musical de siempre, acaba de publicar un EP de cuatro canciones, Modo perreo, al que anticipa como el paso previo a la grabación y lanzamiento de su primer disco de larga duración.

Con motivo de ese estreno, Padilla habló con El Observador sobre cómo fue crecer dentro del mundo de la música, los prejuicios y las razones por las que el público uruguayo es el más difícil.

¿Cómo te enamoraste del reguetón?

Lo descubrí por Daddy Yankee, como le debe haber pasado a muchos. Mi tío había encontrado un reproductor de mp4, uno de esos con una pantallita de dos por dos, y así fue que lo conocí, escuchando ahí. Y me llamó mucho la atención el género. Si bien cuando era chica, cuando tenía diez o doce años, escuchaba mucha música en inglés, Adele, Bruno Mars, siempre estaba presente el reguetón. A mí me gustan muchos géneros musicales, escucho muchas cosas y en casa canto de todo, pero siempre me sentí más cómoda haciendo reguetón. Aunque empecé con mis covers de canciones en inglés, melódicas, enseguida pasé a los covers de reguetón y trap de ese momento, y con eso me fui metiendo. 

¿Sigue llamando la atención que haya alguien en Uruguay haciendo reguetón?

No, creo que ya no es tan raro. Ya se metió bastante, han salido muchos chicos que también lo hacen, lo mismo que el trap, que es algo cercano y que también generó un choque. Uruguay siempre fue muy de la cumbia, de la plena, o sea que costó. Siempre se consumieron cantantes de otros lados, pero para los bolicheros y también para parte del público fue complicado entender que los músicos jóvenes estaban haciendo otras cosas que no fueran cumbia. Yo empecé, además, en un momento bajo del reguetón, lo que sonaba era la cumbia pop: Márama, Rombai, Dame 5. Y era lo que escuchaba la gente, lo que sonaba cada verano. Y eso sí fue complicado. Pero que haya aparecido un grupo de gente haciendo esta música ayudó mucho a que entrara también en el mercado.

¿Había prejuicios cuando empezaste por cantar este género?

Quizás el mayor prejuicio era que yo como mujer cantara reguetón, que era algo más masculino. Capaz que ibas a un programa de televisión o algo y te llevabas algún comentario (risas). Pero en el público y sobre todo en los más jóvenes, no. Porque ya es natural, se sabe lo que es. Para los más grandes sí puede haber sido un choque. Pero ya cambió todo.

¿Alguna vez te dijeron “por qué no hacés otra cosa”?

Cuando recién empezaba un productor me dijo si estaba segura de si quería hacer reguetón, porque sonaba la cumbia pop. Y yo tenía un público que sabía que yo cantaba ese género, y ya sabían que era lo que me gustaba. Si cantaba eso y después salía con un tema tropical iba a ser cualquier cosa. Aparte me pasó que al empezar en las redes sociales, yo no tenía tanto público en Uruguay, había, pero la mayoría eran de otro lado, entonces también el reguetón era un lenguaje común. De hecho al público uruguayo fue al que más me costó entrar, que me aceptara la gente de acá fue donde más presión sentí. Yo tenía muy claro lo que quería hacer, a pesar de las dudas que pudiera generar.

¿Por qué el público uruguayo es el más difícil?

Porque pasaba eso de que no estaba tan metido el género. Y creo también que a la gente uruguaya le cuesta defender a sus artistas. En otros lugares quizás defienden a muerte a los músicos locales, aunque no les gusta lo que hagan, pero son de ahí. Es nuestro y solo nosotros lo podemos criticar. Pero el uruguayo es muy crítico en general, no defiende, sino que te exige, es muy exigente. Cuesta. Pero se puede.

Vos empezaste tu carrera siendo adolescente, ¿cómo fue crecer dentro del mundo de la música?

Pasaron muchas cosas de golpe. La verdad es que empezar de chica me hizo tomar experiencias de todo un poco, de estar en los boliches, de trabajar de noche siendo chica. Capaz en ese momento se lo decías a un padre y era raro: “tiene 15 y va a cantar en un boliche de Paysandú a las 4 de la mañana para gente mayor, en pedo”. Chocaba. Pero todo sirvió para formarme, como también me sirvió que mis padres siempre estuvieran conmigo, nunca me dejaran sola, tener un equipo de trabajo que a pesar de los cambios siempre me cuidó mucho y eso hizo que nunca tuviera problemas. Y tener a mi madre bajándome a tierra es una ayuda enorme.

Agus Padilla

¿En algún momento te arrepentiste de no haber podido hacer cosas por la música? ¿No poder ir a un cumpleaños, juntarte con amigos?

En el momento me quejaba por cosas que hoy digo "qué boluda". Pero obviamente era porque tenía 16 años. Me perdía un cumpleaños de una amiga por un show, o no podía juntarme porque tenía un ensayo, o por una gira de prensa y no tener una tarde libre, o tener que faltar al liceo porque tenía que viajar —aunque por faltar al liceo no me quejaba (risas)—. Me enojaba, pero hoy digo "menos mal". Me pude dedicar a algo que me gusta por invertir el tiempo en esas actividades. Ahora ni lo pienso. Cuando me hizo el clic de que es un trabajo, ya no un hobby, ahí cambió todo.

¿Qué es lo más difícil de sobrellevar en el ritmo de vida de un músico?

Lo más difícil no es llegar, es mantenerse. Y eso genera cansancio mental. Sobre todo porque estás pensando 35 cosas al mismo tiempo, ahí lo que ayuda es no usar el celular, alejarte un rato. Si bien es mi trabajo y no lo descuido porque hice mucho para lograr lo que logramos con el equipo en estos años, hay algunos días en los que no quiero hablar de música. Y me los tomo cada tanto porque son realmente necesarios. Por mi salud mental. Hay que saber cuando estás llegando al límite, y parar lo necesario para bajar la pelota. Porque además si estás saturado no haces las cosas bien.

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