Alberto Fernández no irá por la reelección
Romina Manguel

Romina Manguel

Periodista de El Observador Argentina

Opinión > Tribuna

Alberto Fernández: triste, solitario y final

Alberto Fernández: triste, solitario y final. Por Romina Manguel
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24 de abril de 2023 a las 13:08

Alberto Fernández se despidió de su sueño reeleccionista antes que otros lo hicieran por él. Cristina Fernández de Kirchner se debate entre la búsqueda de un candidato y la posibilidad de ser ella quién juegue. Pero la justicia amenaza con ponerle nuevos límites. Mientras tanto, la oposición se acomoda ante un nuevo Horacio Rodríguez Larreta, emancipado de su jefe político Mauricio Macri. Y un país pende de un hilo y de un hombre: el ministro de Economía Sergio Massa.

La saga de renunciamientos tuvo su pico el viernes a media mañana cuando a través de un video de siete minutos subido a las redes el presidente Alberto Fernández anunció su decisión de no buscar una reelección y dar por terminada su gestión de gobierno el mismo día en que vence su mandato. El anuncio del presidente era una noticia gastada, sabida y esperada. Sólo le faltaba la fecha. Tras una semana para el olvido, con un dólar desbocado una inflación galopante y operaciones políticas a cielo abierto que eyectaron al jefe de Asesores del presidente, Antonio Aracre, enfrentado al único hombre que no se puede enfrentar, el plenipotenciario ministro de Economía Sergio Massa, Fernández entendió que no podía seguir dilatando el anuncio. 

Sin embargo, hubo un hecho determinante: a las 17 horas de ese mismo viernes se reunía el consejo del Partido Justicialista en la sede de la calle Matheu. Fernández sabía, porque se lo habían hecho llegar de todas las formas posibles y sin disimulo, que, si se sentaba en esa reunión con la ilusión reeleccionista bajo el brazo, el encuentro se convertiría en una “masacre”, como lo calificó uno de los presentes. El tema de su postulación dominaría el encuentro. Sería el tema excluyente, y quienes le habían planteado que se bajara través de los medios lo harían cara a cara en un tono que el presidente no podría manejar. Ya no sería “su decisión” sino la decisión de otros. Y podía ir olvidándose de los saludos que destacaran su gesto de entrega y de grandeza al priorizar el bienestar general ante sus propios deseos electorales.

AF evaluó el escenario y aún en su conocida terquedad entendió rápidamente que tenía mucho más para perder que para ganar. Eso explica el apuro, el sigilo de la grabación del video en plena madrugada de Olivos, y la decisión estratégica de que viera la luz antes de la reunión del PJ. Así llegaría con el aire que no tuvo. 

Los hechos le dieron la razón. La reunión ya sin el tema candente duró apenas unos veinte minutos, se definió el 16 de mayo como la fecha del próximo congreso partidario para discutir la estrategia electoral del frente de Todos. El presidente entró como salió sin hacer declaraciones. En un auto con las ventanillas cerradas y directo a un portón, cuasi escondido. Mientras que el gobernador de la provincia de Buenos Aires y por ahora, el dueño de los votos que podrían evitar una derrota vergonzante para el oficialismo, caminaba hacia las cámaras escoltado por funcionarios y tomaba el micrófono para anunciar:  "Se dará una discusión de fondo sobre los problemas de la Argentina. La estrategia nacional, si hay paso o hay una fórmula de consenso se decidirá ahí".

No pasó desapercibido que la centralidad del encuentro pasó por Axel Kicillof. El principal vocero. El que se enfrentó a las cámaras y rodeado mientras el presidente Alberto Fernández dejaba el lugar solo y sin mostrarse al amparo de la oscuridad. Una foto del final. Del final del sueño reeleccionista que nunca tuvo otra razón de ser que evitar ser el pato cojo en los meses que le quedan al frente de la Rosada.

Ahora la expectativa vuelve, una vez más, a centrarse en la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner como ordenadora del peronismo. Ella ya se bajó. Pero las preguntas arrecian. ¿Cederá al operativo clamor? ¿Se abrazará aún más a la idea de un Sergio Massa candidato? La idea que no esconde, más la seduce. ¿Usara el poder de fuego? Mas aún ¿sigue teniendo poder de fuego tras la fallida experiencia de un presidente que ella eligió y también enfrentó? ¿Puede escindir el fracaso de Alberto Fernández del suyo propio? En este contexto aparece el ex gobernador y ex candidato presidencial Daniel Scioli quien está dispuesto a jugar ¿aún sin tener su beneplácito? En unos días reaparece en escena Ella. Eso no quiere decir que disipará dudas. Nunca se sabe, juega con el misterio, puede decir todo, algo o nada. Será el 27 de abril en La Plata, con la épica que conlleva la fecha: hace veinte años un 27 de abril tuvieron lugar las elecciones que llevaron a Néstor Kirchner, un ignoto gobernador del sur, a la presidencia de la Nación.

Las dudas de CFK no surgen solamente de factores internos. Decisiones de la justicia, más precisamente de la sala 1 de la cámara de Casación Penal podrían condicionarla en la búsqueda de un nuevo mandato o victimizarla fortaleciendo la bandera de la proscripción. El kirchnerismo ha hecho ley el dicho “depende el cristal con que se mire”. CFK ya está condenada por la causa conocida como Vialidad. y en breve se conocerá la decisión acerca de si se reabren o no, llevándola a juicio oral en caso que la decisión sea positiva, las causas Hotesur y Memorándum de Entendimiento con Irán. Los jueces también juegan su juego. En principio iban a anunciarlo en marzo. Antes de que finalizara el mes. Y hoy casi a fines de abril insisten con que los votos ya están redactados. 
Fuentes que caminan el primer piso del edificio de Comodoro Py 2002 aseguran que hubo dos intentos fallidos de acercarse a los magistrados por parte de autodenominados allegados a la vicepresidenta. Pero como no respondieron los mensajes, difícil saber quienes estaban del otro lado de la maniobra que resultó trunca. En principio, habrían querido saber en que sentido se expresarían los magistrados.

Del otro lado de la grieta la oposición busca encarrilarse después de semanas tormentosas a las que parecen menos acostumbrados a surfear que el peronismo. Mauricio Macri se bajó buscando ser el ordenador y referente del espacio, sin ver venir a un Horacio Rodríguez Larreta más determinado que nunca a ganar la autonomía que nunca tuvo. La emancipación es un hecho y a juzgar por las encuestas, fue una buena jugada. El jefe de gobierno porteño aparece con unos puntos de diferencia a favor por sobre Patricia Bullrich, la sorpresa de estas elecciones. 

Javier Milei, el mini Trump que juega al desquiciado anti establishment, cruzó los limites de la derecha libertaria y busca pescar en la enorme pecera de los desencantados, aunque su discurso pro dolarización fue destrozado por economistas de renombre, en vivo y en directo.

Sin embargo, nada de todo esto y ninguno de todos ellos puede abstraerse del devenir de la frágil economía nacional, capaz de destrozar cualquier estrategia político electoral. Un mal movimiento, una endeble negociación que no llegue a puerto, otro pésimo número de inflación que se acerque a los dos dígitos… por eso se explica el malestar del ministro de Economía Sergio Massa ante la ola de versiones de renuncias y devaluaciones. Su mujer y titular de Aysa Malena Galmarini dijo públicamente lo que él todavía expresa en privado: “esto es fuego amigo, estos off vienen de adentro”.

Esta semana, como las últimas y cada una desde el inicio de la crisis, resultará clave; viajaran técnicos de Hacienda a Washington para avanzar con la renegociación con el FMI en un contexto favorable a la Argentina más por omisión que por acción. La cercanía de Brasil con China no le da margen a Estados Unidos para perder un aliado en la región. Mientras tanto el Gobierno intentará cerrar desembolsos de organismos multilaterales y toda la apuesta estará centrada en el campo, para que finalmente liquide divisas que permitan disipar la amenaza de una corrida. Mientras que en las próximas dos semanas empiezan a llegar las tarifas con aumento para los sectores de mayores recursos, que tendrán un salto del 60% y redondearán 300 por ciento en el año. Y por supuesto, la mirada fija en el dólar. 

Todo este panorama con un Alberto Fernández que sinceró su retirada, y un Sergio Massa con más poder que nunca en su vida jugándose un pleno que excede a esta altura, si va a ser o no candidato.

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