Archivo El Observador

Alvaro Garcé alertó por violencia en las cárceles

El asesor en seguridad del Partido Nacional denunció el ingreso de drogas ante la complacencia de autoridades

Tiempo de lectura: -'

11 de octubre de 2016 a las 05:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

En el año 2000, el promedio de muertes violentas en las cárceles uruguayas rondaba las cinco. Una década después, aumentó a alrededor de 20 y en 2015 y lo que va de 2016, esa cifra se duplicó. En 2015 hubo 43 fallecimientos violentos, y otras 34 en los tres primeros trimestres de este año.
La cantidad es similar a lo ocurrido en las cárceles de Argentina y Chile, sólo que en esos países la población carcelaria es bastante mayor. En Uruguay hay algo más de 10.000 presos, mientras que en esos otros dos países los encarcelados son seis veces más.

"De allí que las cárceles uruguayas son actualmente entre cinco y seis veces más violentas que las de nuestros vecinos" opinó Alvaro Garcé, excomisionado parlamentario para el sistema carcelario y actual asesor en seguridad del Partido Nacional.

Opinó que el Ministerio del Interior "relativiza" la situación de inseguridad y lo que ocurre en las cárceles, dijo a El Observador TV.

Garcé entiende que el problema tiene dos niveles: el operativo y el causal. A nivel operativo, entre 2015 y 2016 se produjo "una implosión" del sistema de seguridad interno en algunos establecimientos, como el Comcar.

"En algunos módulos de esa cárcel el Estado no puede asegurar a nadie (funcionarios, internos, visita) la vida y la integridad física".

Por otro lado, la crisis de violencia se explica causalmente por la combinación del ocio compulsivo, el consumo masivo de drogas, la negación y la complacencia ante este problema, así como la debilidad de los programas de rehabilitación.

El ingreso de drogas no disminuyó a pesar de la incorporación de tecnología. Las personas son requisadas minuciosamente, pero los vehículos no. Los familiares no ingresan en auto; el problema sigue siendo la corrupción de algunos funcionarios y la complacencia de las autoridades.

Tres cuartas partes de la población reclusa padece de algún grado de consumo problemático, sin recibir tratamiento. La violencia carcelaria y la reincidencia son sus más directos resultados, comentó ayer Garcé a El Observador.
CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.