Los biocombustibles sólidos representan entre un 10 y un 30% del consumo energético en la región

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América Latina gana terreno en la transición verde y en el mundo de los biocombustibles

El continente es una de las regiones más vulnerables al cambio climático y, al mismo tiempo, explota sus potenciales en los recursos energéticos renovables. Constituyen un 33% del total de la energía consumida, cuando el promedio mundial es de apenas el 13%
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02 de diciembre de 2022 a las 05:03

Según el informe Perspectivas Económicas de América Latina (LEO) 2022: “hacia una transición verde y justa” -presentado el 7 de noviembre en la COP27 en Sharm el Sheij, Egipto- América Latina y el Caribe constituyen una de las regiones más vulnerables al cambio climático. Sin embargo, la región está bien posicionada para afrontar en una transición hacia energías renovables, porque sus recursos potenciales son muy altos y ya realizó avances significativos en materia de biocombustibles.

Actualmente, las energías renovables representan el 33% de la energía utilizada en la región, en contraste con solo el 13% a nivel mundial. Pero la transición hacia emisiones cero depende de la descarbonización. Es decir, bajar significativamente el uso de combustibles fósiles, gas y petróleo, que son aquellos que emiten más dióxido de carbono (CO2), que son los gases de efecto invernadero.

Las inversiones en hidrógeno verde y en combustibles alternativos bajos en emisiones de carbono, tal como los biocombustibles sustentables, son fundamentales para bajar más las emisiones de gases que producen el calentamiento del planeta.

América Latina tiene ventajas comparativas en esta materia que la posiciona como uno de los líderes en esas energías. Para entender las perspectivas del sector, Karen Fabián, corresponsal de la agencia rusa Sputnik en Ciudad de México dialogó con Omar Masera Cerutti, director del Grupo de Innovación Ecotecnológica y Bioenergía, coordinador del Clúster de Biocombustibles Sólidos y Premio Nobel de la Paz 2007 como parte del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).

Las bioenergías, de acuerdo con Masera Cerutti, provienen de los biocombustibles sólidos, como la madera, leña y los pellets¸ los gaseosos, donde predomina el biogás y los biocombustibles líquidos, entre ellos el bioetanol, el biodiesel; y la turbosina, a base de gases de origen vegetal, o mezcla, que se utiliza para los aviones.

En América Latina, los más utilizados son los biocombustibles sólidos, sobre todo la leña en zonas rurales, para cocinar los alimentos, para calentar agua o como calefacción. Sin embargo, también se usa en las pequeñas industrias a partir de pellets. Se trata de un biocombustible generado a mediante partículas de madera que se utiliza especialmente para aplicaciones que tienen que ver con la generación de calor.

Los biocombustibles sólidos representan entre un 10 y un 30% del consumo energético en la región de acuerdo con Cerutti. "En México, por ejemplo, la biomasa es el 10% del total del uso de energía y puede llegar a un 20/25%".

El sector del biogás, un combustible limpio que se utiliza para generar calor y también electricidad y que se produce en los rellenos sanitarios, mediante la descomposición del metano de desechos orgánicos. Constituye una "aplicación muy importante de energía limpia de la biomasa", dice Cerutti.

Los biocombustibles líquidos tienen a Brasil como el segundo líder mundial, de acuerdo con cifras del Banco Mundial, después de Estados Unidos. Es decir, el 45% de la energía producida en el país proviene de fuentes renovables. Particularmente, desde 1975, con la creación del Programa Nacional de Etanol, Brasil produce energía en base a caña de azúcar, que "utiliza en los combustibles en los coches de gasolina" en un 27%, precisa el experto. Se espera que para el 2029, la cifra suba a 52% para reducir los gases de efecto invernadero.

Además del combustible de etanol, en América Latina se produce biodiesel, un combustible verde que se consigue a partir del aceite de las oleaginosas. Las más comunes son la soja, el girasol, el maíz, el maní y el lino.

En junio de 2022, la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA) informó que la empresa brasileña Bsbios, nacida en 2005 y que actualmente es la mayor productora de biodiesel en ese país, proyecta la construcción de la biorrefinería Omega Green en Paraguay, que estará operativa a partir de 2025.

En 2021, Bsbios vendió 895.463 metros cúbicos de biodiesel, un incremento del 18,5% en relación con 2020 y logró una participación en el mercado de Brasil del 13,2%, según el Informe de Sostenibilidad 2021 de la compañía.

En segundo lugar, se encuentra Argentina, de acuerdo con Cerutti. Eso es porque es uno de los países con mayor superficie de cultivos de soja. Actualmente operan más de 30 plantas de biodiesel en distintas provincias, con epicentro en Santa Fe, que concentra el 82% de la capacidad instalada.

Al respecto, Santiago Paz Brühl, consultor con más de 30 años en el sector, estima que para el 2030, la producción nacional de biodiesel en Argentina podría pasar de 5 a 9 millones de metros cúbicos, lo que representaría el 45% de la demanda. Su capacidad de exportación creció y en la actualidad vende al exterior 1,2 millones de toneladas de biodiesel a la Unión Europea.

Sin embargo, Cerutti explica que el biodiesel aún se utiliza poco en los países de la región, y no resulta una alternativa a gran escala por el transporte y por las críticas al modelo del agro que significa la deforestación y la enorme cantidad de insumos químicos así como el uso de transgénicos, especialmente en la soja, dice Cerutti.

En cuanto a la turbosina, para aviones, Cerutti dice que es “un combustible interesante, pensando ya en la transición energética, porque prácticamente es la única alternativa al petróleo en lo que respecta al transporte, fuera de los vehículos eléctricos”. La razón es que la “demanda de combustible para los aviones es mucho menor que la demanda de diésel para los autos y camiones, así que aquí, la bioenergía puede jugar un rol interesante en la región”.

Detrás de Brasil y Argentina, Colombia, que puede incorporarse mediante la palma de aceite, ya que es el primer productor de la región de este tipo de aceite y el cuarto en el mundo.

Cerutti, que forma parte del panel del Nobel de la Paz 2007, afirma que “Latinoamérica tiene una posibilidad muy alta en la industria de la biomasa porque posee áreas muy grandes y una densidad de población todavía pequeña, en comparación con otras regiones del mundo. Además, en muchos lugares, la agricultura es un sector muy importante, por lo que todos los países latinoamericanos tienen un gran potencial”.

 

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