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AMLO, un presidente con muchos tropiezos pero alta popularidad

El presidente Manuel López Obrador está arriba en las encuestas en México, a pesar de haber cancelado proyectos sociales importantes
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27 de abril de 2019 a las 05:03

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pronto entrará en su sexto mes en el poder sin cumplir con varias de sus promesas, en especial las vinculadas a seguridad, violencia y migración. 

A pesar de ese balance y de haber cancelado proyectos sociales importantes, su popularidad está en uno de sus mejores momentos, porque gran parte de la población mantiene esperanza en su propuesta, piensa que es prematuro ver resultados, o tal vez el carisma del líder obnubila cualquier evaluación popular de su gestión. El sector que más la cuestiona es el empresarial. 

En las últimas semanas también se han dado movimientos para intentar cambiar el sistema de Justicia aumentando el número de magistrados favorables a López Obrador, lo que ha generado suspicacias en la oposición.

¿Cuáles son las decisiones que ha tomado el gobierno que levantan controversias? ¿Dónde quedan sus promesas? La gran bandera de combatir la violencia y muertes en México aún no está dando resultados. De hecho, en los primeros tres meses de este año se registraron más de 8.490 asesinatos, la cifra más alta desde 1997 (fecha en la que comenzaron los registros estadísticos del indicador).

Otro tema candente es la frontera México-Estados Unidos, de difícil solución para cualquiera. Miles de centroamericanos, cubanos y haitianos se han aglomerado en la frontera sur tras la orden del gobierno de López Obrador de suspender los trámites migratorios en Tapachula (la principal ciudad frontera del sur) a quienes se dirigen a Estados Unidos. La suspensión ha llevado a todas esas personas a un limbo, viviendo en las calles y parques en espera de alguna solución.

Otro golpe del gobierno fue la cancelación de visas humanitarias que se les otorgaba a los migrantes centroamericanos que llegaban en caravanas a México. Por esas razones, las organizaciones de derechos humanos señalan que López Obrador no ha logrado implementar una política migratoria efectiva. 

Otra mala noticia para los migrantes fue la cancelación del programa Paisano, para mexicanos en el extranjero, que brindaba asistencia a los nacionales que regresaban al país. Es más, las oficinas de ese popular programa cerraron en Los Ángeles, Chicago y Houston después de treinta años de existencia, lo que despertó malestar entre los miembros de la comunidad mexicana en Estados Unidos. 
En lo que sí hubo cierto avance fue en la reunión celebrada entre representantes de Estados Unidos y México este mes para definir un plan de desarrollo de las economías del sureste mexicano y Centroamérica, con una hoja de ruta para que empresarios privados inviertan en la región y así se contenga la migración masiva hacia el país del norte.

En materia económica, analistas consultados por el Banco de México (Banxico) redujeron la estimación de crecimiento del PIB de 1,64% a 1,50% (lo que representa su sexto retroceso consecutivo) y para 2020 lo recortaron de 1,91% a 1,82%. Esto se debe a la incidencia de ciertos problemas de gobernanza, inseguridad pública y la nueva política petrolera, entre otros factores.
En este momento existe gran xpectativa entre los mexicanos sobre la construcción del Tren Transístmico que ha anunciado el gobierno, el acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y sobre todo los nuevos planes sociales prometidos por el gobierno.

Sector petrolero en vilo

En 2018 la producción petrolera mexicana bajó a 1,8 millones de barriles por día; esto es una caída de casi 46% durante los últimos 14 años. El pico más alto fue de 3,3 millones de barriles diarios en 2004 (durante el gobierno de Vicente Fox).

La baja se debe principalmente a que hubo menor cantidad de descubrimientos de reservas, y a programas de desarrollo no efectivos.

El gobierno de López Obrador se diferencia de los anteriores en que se propone incrementar la producción petrolera de Pemex, tercerizando lo menos posibles con otros actores. Dicha política se basa en el concepto de fortalecer las empresas estatales y de lograr “autosuficiencia”, no solamente para el caso de Pemex sino también para la Comisión Federal de Energía, compañía que maneja el sistema eléctrico nacional. 

“Esa visión de la industria, nacionalista y centrada en las empresas del Estado, resulta extemporánea en el entorno actual, en el que se está dando una transición de las energías combustibles fósiles hacia las energías renovables de distinto tipo. El problema de los países no serán las reservas que se tengan o no, sino más bien cómo las desarrollarán”, opinó para El Observador el ingeniero y experto petrolero Mauro Hoyer, ex director de Información del Fondo OPEP en Austria y quien actualmente trabaja en el negocio de petróleo y gas desde Ciudad de México y Houston, Estados Unidos.

Cuando López Obrador asumió la presidencia, los inversionistas se preguntaban hasta qué punto su gobierno respetaría los contratos que se habían firmado en el sector hacía unos tres o cuatro años. Hoy en día se puede afirmar que se están respetando, aunque también aumentó la presión a las empresas privadas para que aceleren sus programas exploratorios. 

Otro aspecto que preocupa es que la mayoría de los crudos que se están explotando en México son pesados, difíciles de procesar. Además no hubo una política de renovación del parque refinador. Esto lleva a que 80% de la gasolina que se consume en el país sea importada. “Se espera que esta situación se solucione con una nueva refinería, pero construirla llevará al menos siete años”, advirtió Hoyer.

El ingeniero se refiere a la construcción de una nueva refinería que está dando mucho que hablar porque requiere una inversión superior a US$ 10 millones. Sus detractores opinan que ese dinero podría ser mejor utilizado en proyectos sociales, o en potenciar adecuadamente a Pemex.

He ahí otra piedra en el zapato. Actualmente Pemex tiene más de 100 mil empleados y, tal como mencionamos, produce menos de 2 millones de barriles por día. Esto significa que está sobredimensionada. 

Para tener una referencia, PDVSA a fines de los años 90 producía en Venezuela más de 3 millones de barriles por día, con menos de 50 mil empleados. Otra comparación la dio Hoyer: “El sector refinador de Pemex tiene entre tres y cuatro personas más que una empresa norteamericana eficiente con la misma capacidad de refinación”.

El gobierno mexicano se ha dedicado a renovar el cuadro directivo de Pemex, pero no se plantea la reducción de la plantilla; por el contrario, ha aumentado en forma exorbitada el presupuesto a la compañía estatal, a pesar de su ineficiencia. Tampoco López Obrador ha reforzado la industria con gerentes o técnicos reconocidos, sino con profesionales de su confianza personal.

Hay que ver cómo avanza la agenda del mandatario. Sin duda, México es un país grande, complejo y con muchas ollas a presión al mismo tiempo. 

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