Tras dos bajas consecutivas en el precio de la nafta y cuatro meses con la tarifa del gasoil congelada, el Poder Ejecutivo resolvió mantener en noviembre las tarifas de los principales combustibles.
Al igual que había pasado en ocasiones anteriores, el gobierno optó por no hacer cambios, aun cuando la evolución de los precios internacionales que se reflejan en el Precio Paridad de Importación (PPI) marcaban que debía haber aumentos, de $ 2,8 (3,7%) en el litro de nafta súper, y de $ 4,9 (7,5%) en el gasoil.
La definición política repetida a lo largo de este año de congelar precios o no trasladar enteramente los incrementos que marca el PPI se refleja en los ingresos anuales de Ancap que hasta setiembre resignó ingreso por US$ 185,9 millones. Esto, debido a ventas por debajo del precio de paridad de importación en los principales productos.
Por ejemplo, en la nafta Súper 95 la brecha entre el ingreso real de Ancap y el ingreso teórico PPI fue de US$ 36,8 millones en los primeros nueve meses de 2022.
En tanto, la diferencia más amplia se da en el caso del gasoil, con US$ 76,2 millones. El ingreso real fue de US$ 681 millones y si se hubiera seguido la regla PPI hubiera sido de US$ 757,2 millones.
Esa diferencia supera incluso a la del supergás envasado —cuyo precio de venta al público está subsidiado para todos los sectores sociales— y que se ubicó en US$ 72,9 millones en el acumulado de los primeros nueve meses.
Un elemento clave que ha jugado a favor para que Ancap pudiera ceder parte de sus ingresos han sido los altos márgenes de refinación que se registraron principalmente en el primer semestre de año.
Por ejemplo, la diferencia máxima entre el precio de los derivados y el precio del crudo fue en junio y ascendió a US$ 59 por barril en el gasoil, y a US$ 47 por barril en la gasolina. Ya en agosto los márgenes de refinación internacional mostraron bajas.
Este lunes el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) sostuvo a través de un comunicado que la decisión de no hacer cambios en las tarifas durante noviembre “se fundamenta en el compromiso del gobierno de continuar apalancando la recuperación económica y minimizar el impacto de la escalada de los precios de los energéticos en las cadenas productivas”.
Cada ajuste mensual toma en cuenta la proyección que tiene la empresa de sus finanzas en un horizonte de dos a tres meses. La semana pasada, el presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic, afirmó que la situación de caja de la empresa “está muy controlada, muy observada”, tanto por la gerencia de Ancap como por el equipo económico.
“Estamos viendo que el saldo de caja para noviembre estaría por debajo del umbral que nosotros quisiéramos tener. Tenemos autorizado contratar más deuda, y tenemos el crédito de contingencia con el Banco República. A lo sumo puede ser que tengamos que echar mano a ese crédito, pero estoy hablando de tomarlo un mes y repagarlo al mes siguiente por un tema puntual del descenso de la caja. Por ahora estamos muy bien”, dijo a El Observador.
En tanto, el ministro de Industria, Omar Paganini, explicó en declaraciones a la prensa que el gobierno “tomó la decisión de no aumentar” a pesar de que “los precios internacionales de los combustibles derivados han subido, (y) los números de la Ursea dan para aumentar” porque el petróleo estuvo bastante estable, aunque vino en subida, así que Ancap tiene un margen de refinación para sostener los precios.
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