Antony Blinken se reúne el jueves con Andrés Manuel López Obrador en ciudad de México

En la comitiva estadounidense, estarán también el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y la asesora de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Elizabeth Sherwood-Randall.

Washington envía figuras centrales de la Casa Blanca con el fin de negociar las medidas que México tomará para atajar la masiva llegada de personas a la frontera, que en las últimas semanas tuvo un repunte sin precedentes.

Miles de personas, que partieron el domingo desde la frontera de México con Guatemala, atraviesan el país mientras se hacen los preparativos para la cumbre del problema migratorio. Las cifras de migrantes sin autorización aumentaron entre finales de noviembre y principios de diciembre. Según la Patrulla Fronteriza estadounidense el incremento fue de un 31%.

El jueves pasado, Biden y López Obrador mantuvieron una llamada a solicitud del presidente estadounidense cuando en esa semana los migrantes irregulares interceptados en la frontera fueron de unos 10.000 por día, al tiempo que varios cruces fueron cerrados desde el lado estadounidense.

“Ambos presidentes coincidieron en que se necesita con urgencia medidas de cumplimiento adicionales para que se puedan reabrir los puertos de entrada clave a través de nuestra frontera compartida”, dijo la Casa Blanca en un comunicado.

El Gobierno mexicano insiste “en la necesidad de reabrir a la brevedad los cruces fronterizos para garantizar los dinámicos flujos comerciales y potenciar la relación económica”, según un comunicado. “Además, abundará con la delegación estadounidense una mayor colaboración para atender las causas estructurales de la migración a partir de los resultados del Encuentro de Palenque”.

Esa reunión realizada el pasado 22 de octubre en Palenque, Chiapas, reunió a los jefes de Estado y de Gobierno, y de delegación, de Belice, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Haití, Honduras, México, Panamá y Venezuela.

Las peticiones realizadas por una decena de gobiernos latinoamericanos y caribeños en el encuentro en la ciudad del sur de México fueron a una mayor apertura hacia los migrantes hacia Estados Unidos y también en el levantamiento de las sanciones que la Casa Blanca mantiene hacia Cuba y Venezuela.

Ese levantamiento, a su vez, redundaría en un menor flujo de migrantes. En la reunión no estuvo Joe Biden, pero sí el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, y el cubano, Miguel Díaz-Canel, y llegaron a la conclusión de que las “medidas coercitivas unilaterales” impuestas contra algunos países de la región “contribuían en gran parte a instigar la migración hacia Estados Unidos”.

La última vez que se vieron Biden y López Obrador fue en California, el mes pasado, en una cumbre de países de la región Asia-Pacífico. “La invitación del presidente de México da continuidad al entendimiento al que llegaron ambos mandatarios en San Francisco, sobre la valoración del aporte positivo de la comunidad mexicana en Estados Unidos y la convicción de que la problemática migratoria solo encontrará una respuesta efectiva atendiendo las causas estructurales en los países de origen”.

Para México el problema es de doble vía. Se trata del país por el que atraviesan miles de migrantes cada mes que buscan llegar a Estados Unidos y, a su vez, López Obrador hace frente a la salida masiva de mexicanos que se sumaron a las caravanas con el fin de cruzar ilegalmente hacia el norte.

El Ejecutivo mexicano estima que de las 307.000 personas detenidas en la frontera que se prevén para final de año, casi 75.000 serán originarias de México. El 27 noviembre, Estados Unidos decidió cerrar el paso a personas y vehículos procedentes de México en el puente que une Piedras Negras, en Coahuila, con Eagle Pass, en Texas.