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Artista uruguayo usa inteligencia artificial para pintar y escribir música

Vive en Estados Unidos, es licenciado en biología por la Universidad de la República y tiene un doctorado en genética molecular vegetal
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30 de abril de 2020 a las 05:03

Por Christian Xiviller - Especial para Cromo

Martín Calvino, un artista y científico uruguayo que vive en Estados Unidos, usa inteligencia artificial desde el 2018 para crear obras de arte. En su último trabajo, se sirvió del aprendizaje automático de las "redes generativas antagónicas" (un modelo de redes neuronales de inteligencia artificial) para crear imágenes nuevas a partir de una base de datos con 2.549 imágenes propias. 

Calvino contó a Cromo que en el 2016 empezó a trabajar como "artista de tiempo completo" y que su punto de vista siempre fue la fusión de los mundos del arte, la ciencia y la tecnología, posible gracias a su formación científica y a su apasionado interés artístico y tecnológico.

El uruguayo explicó que el alcance de la inteligencia artificial y de las tecnologías del mundo multimedial están a la mano de cualquiera porque son de libre acceso en internet. "Uno puede usar, modificar y reapropiar el código para distintos usos personales".

El tango y la inteligencia artificial (IA)

El primer proyecto de Calvino, que data del 2018, involucra el algoritmo de "red neuronal recurrente". Esta tecnología permite que la información se mantenga en el tiempo para ser usada en períodos de entrenamiento. La información constantemente se renueva porque el algoritmo está aprendiendo sin parar.

El trabajo del 2018 se titula "Explorando la capacidad expresiva de la red neuronal recurrente para la composición de letras de tango". En esta instancia, el artista se sirvió de 5.777 canciones de tango como insumo para el algoritmo, que "aprendió la estructura gramatical y poética de las letras de tango para empezar a generar las suyas propias". Un ejemplo de lo que hizo es:

Mis ojos se hicieron un pedazo, 

de mi callejón.

Fuerte que una tarde,

mi pecho y la emoción,

me reproche con otro amor,

herido de locura,

que nunca te he de olvidar.

Cuadros creados con IA

En este año, el artista tomó su colección de cuadros pintados a mano y realizados en computadora para hacer algo más innovador: entrenar un algoritmo con inteligencia artificial para identificar los patrones visuales de las obras y discriminar qué objetos eran creados a mano y cuáles eran diseñados por computadora (arte algorítmico) para, luego, crear imágenes parecidas. Para hacerlo, el uruguayo usó, primero, aproximadamente 740 cuadros y, después, 2.549.

Este algoritmo de "redes generativas antagónicas" funciona con dos redes neuronales que compiten entre sí. Una de ellas se llama "red discriminadora", y la otra, "red generadora". "Lo que hace el discriminador es clasificar los cuadros de arte reales versus los cuadros creados por el generador", por lo que siempre trabajan en conjunto. Un aspecto que señala el artista es que él no es quien define el orden de imágenes que va a usar la computadora para aprender, sino que es el algoritmo que las elige aleatoriamente. Si eso no ocurriera, la máquina memorizaría y no aprendería.

La red generadora intenta crear cuadros artificiales que se parezcan a los de Calvino; la red discriminadora, desecha los que no se parecen y conserva los que sí lo hacen. "Esos cuadros van a ser de nuevo incorporados a mi base de datos para que el algoritmo siga aprendiendo". De esa manera, se forma una especie de aprendizaje indefinido que siempre está en constante actualización. 

En las imágenes, los cuadros más chicos que se ven son las posibilidades artísticas, estimadas por el algoritmo, que pudo haber creado el artista. "El algoritmo me muestra el espacio de posibilidades que aprendió. Si solo muestreo 1, eso no es representativo de lo que está aprendiendo, por eso muestreo 48 veces".

La IA, ¿en reemplazo de los artistas?

"En un futuro, cuando la computadora tenga suficiente material para aprender mi estilo artístico, nadie va a poder distinguir entre lo creado y lo original", cuenta el científico. De esa manera, la tecnología sí podría reemplazar al artista, pero solo en los patrones de sus obras y no en un estilo que muta a lo largo del tiempo.

Calvino explica que el algoritmo aprende según la distribución de información que recibe. En otras palabras, el orden de los elementos sí altera el producto. Además, otro factor clave a tener en cuenta es la identidad del artista y la inspiración circunstancial en la que se basa para realizar una obra. Si no hubiera artista, el algoritmo solo reproduciría algo que fuese un reflejo de su identidad sin "contaminación" externa. 

"Si yo le pongo todos los cuadros de mi estilo que no han cambiado con el tiempo los va a aprender. Si a esa base de datos le agrego obras circunstanciales, el algoritmo va a empezar a mezclar los dos". Entonces, la computadora es capaz de crear algo nuevo pero solo en base a información previa que se mantuvo durante un cierto tiempo.

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