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Bajada de Bergara: ¿quis vincit? Nemo scit

Bajada de Bergara: ¿quis vincit? Nemo scit. La columna de Daniel Supervielle para El Observador
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20 de abril de 2024 a las 05:03

(*) ¿Quién gana? Nadie lo sabe.

La decisión del senador Mario Bergara de retirar su candidatura de las primarias del Frente Amplio (FA) y respaldar al exintendente canario Yamandú Orsi del Movimiento de Participación Popular (MPP) plantea dudas razonables sobre el futuro de la centroizquierda en Uruguay.

A pocos meses de la muerte de Danilo Astori, una figura clave para la estabilidad y credibilidad económica en los 15 años del Frente Amplio en el poder, el anuncio de Bergara, uno de sus continuadores, deja a los seguidores moderados del FA en una situación de confusión, sin un candidato visible a quien respaldar dentro del conglomerado de partidos de izquierda.

La justificación de Bergara, citando la polarización entre Orsi y Carolina Cosse como argumento, evidencia los desafíos que enfrentan las figuras centristas dentro del FA. Su decisión de alinearse con el exintendente canario representa un cambio estratégico que corre el riesgo de confundir a los votantes de centroizquierda que buscan un enfoque más equilibrado en la gobernanza, la economía y las relaciones internacionales.

La ausencia de un candidato con el perfil astorista en las primarias deja a muchos posibles votantes del FA huérfanos electoralmente, sin una alternativa clara que refleje sus valores y prioridades democráticas y republicanas.

Las reacciones inmediatas al anuncio ilustran las divisiones internas que desencadenó su partida. Mientras algunos, como la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, expresaron respeto por la decisión de Bergara y enfatizan en la necesidad de mantener la unidad dentro del partido, otros, como el excanciller Rodolfo Nin Novoa, enunciaron decepción y lamentaron el retiro de su candidatura.

La decisión de respaldar a Orsi revela cálculos estratégicos razonables de aquellos provenientes de Asamblea Uruguay y de los grupos que reivindican el talante y la forma de hacer política del fundador del FA, Líber Seregni.

Nin y varios frenteamplistas consideraban a Bergara el candidato más calificado para liderar el país desde el Frente Amplio y una garantía de mesura o freno a la izquierda más ortodoxa del MPP o a los comunistas que respaldan a Cosse.

Sin embargo, pese a comprender cómo y por qué se movieron las fichas, la movida corre el riesgo de marginar voces necesarias para la izquierda uruguaya durante la campaña electoral.

Las implicancias de la bajada de Bergara van más allá de las dinámicas internas del FA. Evidencian un cambio más amplio en el panorama político nacional, caracterizado por la marginación de posiciones mediadoras y la consolidación de facciones ideológicamente inclinadas hacia los extremos.

Otra lectura revela la dificultad del Frente Amplio para que en su seno convivan expresiones políticas de izquierda que cuestionen el statu quo. Son muchos los frenteamplistas que consideran que Cuba es una dictadura y Nicolás Maduro un problema, pero les cuesta plasmarlo oficialmente.

Bergara, frenteamplista de corazón, no logró aglutinar tras de sí a todo el legado de Astori. La falta de apoyos para continuar y el crecimiento de Cosse en las encuestas lo llevaron a tomar una decisión que no complace a un sector importante por su opinión de votantes del FA.

La disputa entre Astori y José Mujica durante el gobierno de este último, antes y después, siempre fue dura. Recordemos las tensas escaramuzas entre el ministro de Economía y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. El apoyo de Bergara a Orsi representa un momento bisagra en la historia del Frente Amplio.

Que se hayan juntado para el camino electoral no significa que Bergara deje de levantar las banderas de antaño. En la conferencia de prensa donde anunció su retiro dijo: “La gestión económica debe tener solidez y unidad; no puede haber dos equipos económicos; tiene que haber prioridades marcadas por los gobiernos y la política económica debe ser una herramienta; no puede haber gobiernos en disputa; el manejo de las empresas públicas tiene que estar acorde a una definición estratégica global de desarrollo del país y no pueden ser utilizadas como plataformas de lanzamientos políticos”.

Es una incógnita si lo podrá lograr.

Por más que en el entorno de Orsi nieguen o relativicen estas diferencias, la ausencia de un candidato que represente a los moderados del FA deja interrogantes sobre las fronteras aceptables de la diversidad ideológica en la izquierda.

A medida que se acercan las primarias, las implicancias de la partida de Bergara subrayan la necesidad de una actualización de los socialdemócratas del Uruguay. Les resulta difícil sostener un discurso político creíble dentro de la izquierda. Resulta razonable suponer que esta realidad va a influir en las decisiones siempre impredecibles del electorado.

La jugada de Bergara es una apuesta arriesgada y una fuga hacia adelante, aunque tal vez tardía e insuficiente.

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