En un mundo perfecto, características externas como el color de la piel o el pelo no deberían tener ningún tipo de relevancia en una entrevista de trabajo. Sin embargo, lo cierto es que los prejuicios de este tipo siguen muy vigentes y no dejan de ser un factor influyente en el ambiente laboral.
En este sentido, empresas como Mya Systems desarrollan chatbots con inteligencia artificial para tener un primer acercamiento a los candidatos prácticamente libre de prejuicios.
Mya ya es utilizado en diversas empresas para realizar un primer filtro de los candidatos en función de los requisitos del puesto, la educación o experiencia y otros datos que surgen de esa "conversación inicial" con el chatbot.
En una segunda instancia, obviamente, los candidatos que superaron esta primera etapa tienen una entrevista "real" con los responsables de la empresa.
La demanda de este tipo de motores de inteligencia artificial va en aumento a nivel mundial, a pesar de que su imparcialidad sigue sin ser 100% segura.
Obviamente, el hecho de ser creados por humanos con sus propios prejuicios hace que estos algoritmos inevitablemente adopten parte de estos. Además, los datos de los que se nutren y alimentan también provienen de comportamientos y situaciones de un entorno que no escapa a los prejuicios.
En conclusión, a pesar de ser una herramienta útil esta inteligencia artificial todavía tiene, al igual que las personas, mucho por mejorar en lo que refiere a la discriminación laboral.
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