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Colorados tras el caso Cardoso: el errático comportamiento de un socio “confiable”
Los colorados suelen ufanarse de que son “el socio más confiable” del presidente Luis Lacalle Pou, sobre todo si se los compara con la postura un tanto oscilante de Cabildo Abierto que ya ha puesto en aprietos al gobierno en más de una encrucijada. Eso puede ser verdad. Pero también es cierto que con la reciente remoción de Germán Cardoso al frente del Ministerio de Turismo, ya son tres los jerarcas ministeriales colorados –justamente los tres que asumieron cuando comenzó a andar la actual administración- que dejaron o fueron obligados a dejar sus puestos, pintando una imagen nada idílica de la contribución de ese partido al gobierno multicolor.
Cardoso, -quien responde al sector Batllistas del expresidente Julio Sanguinetti y de quien recibió respaldo- cayó este viernes luego de haber sido acusado por un correligionario de cometer irregularidades en compras directas realizadas por la cartera. El ahora exministro le había llevado el martes al presidente Lacalle Pou cierta documentación que, según dijo y así lo entendió el presidente, avalaba sus pasos.
Pero, el jueves, el semanario Búsqueda publicó una serie de documentos sobre negocios del Mintur que Cardoso no le mostró a Lacalle. El presidente se sintió engañado y le pidió la renuncia.
Antes de Cardoso, a finales de junio había sido desplazado de su cargo el ministro de Ganadería, Carlos Uriarte, otro secretario de Estado que entró por cuota colorada – este en nombre del sector Ciudadanos de Ernesto Talvi- por problemas de gestión y falta de coordinación con el partido al que representaba.
Y, aún antes, en julio de 2020, fue el propio Talvi quien dejó vacante su puesto de ministro de Relaciones Exteriores, tras declararse desengañado por la actividad política a la que abrazó durante unos pocos meses.
Así, el Partido Colorado puede seguir proclamando que solo en extrañas ocasiones retaceará sus votos en el Parlamento ante una propuesta que surja de sus aliados nacionalistas. Pero su comportamiento en el Poder Ejecutivo ha sido, por lo menos, errático, nada tranquilizador y escasamente confiable.
