Camilo Dos Santos

Cuando sopla el viento fuerte

Los acontecimientos climáticos han provocado un cambio positivo en la sociedad uruguaya

Tiempo de lectura: -'

10 de agosto de 2018 a las 05:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

La madrugada del 24 de agosto de 2005 el sur del Uruguay vivió una de las peores tormentas de viento y lluvia de la que tenga memoria. Sin dudas resultó un hito por la virulencia y destrucción que causó. Cientos de árboles arrancados de cuajo, casas destruidas, antenas de radio volteadas y el triste saldo de diez personas muertas.

Los uruguayos acostumbrados a relativizar las condiciones meteorológicas, tal vez por esa íntima convicción de que en este país nunca puede pasar nada; no hay volcanes, ni terremotos ni huracanes, se desayunó de buenas a primeras de que la naturaleza también puede ponerse agresiva. Esa fecha marcó un hito. Uruguay no estaba preparado para este tipo de tormentas. No existieron advertencias, ni avisos a la población, ni recomendaciones para permanecer en las casas lejos de las ventanas, nada.

Los meteorólogos catalogaron el fenómeno como un ciclón extra tropical que ingresó al país por Kiyú en San José hasta disiparse en la zona de Joanicó en Canelones. Las ráfagas de viento llegaron a alcanzar 200 km por hora durante más de un minuto, siendo entonces una de las velocidades del viento más altas registradas en Uruguay desde que existen registros.

A partir de esa fecha y luego de las insólitas declaraciones del entonces subsecretario de Defensa José Bayardi, diciendo que se enteró de lo que había pasado cuando vio los árboles arrancados de cuajo la mañana siguiente, Uruguay ingresó en una nueva era en su relación con el clima. El conocido meteorólogo Nubel Cisneros dijo que a partir del temporal del 2005 se generó "una psicosis" en la población que se mantiene aún hoy. El entonces Instituto Nacional de Meteorología quedó muy mal parado. Más aún cuando trascendió que una estación privada en Rio Grande do Sul sí había alertado de la llegada de este ciclón extra tropical. Ahí comenzó otra historia: la población empezó a demandar que le avisen bien claro si las tormentas que se avecinaban eran de riesgo o no.

Entonces empezaron a sucederse comunicados con alerta naranja. Los uruguayos rápidamente adoptaron esta escala de colores (roja, naranja, amarilla) en sus vidas diarias y, por ejemplo
–liceos y universidades– acordaron que de existir alerta roja no había que ir a estudiar.

Una década más tarde vino el tornado de Dolores. Pese a que el Instituto Nacional de Meteorología había emitido una alerta naranja para el sur del país por lluvias y vientos que incluía a Soriano, nadie esperaba lo que finalmente ocurrió.

En la retina se suceden los videos que se viralizaron desde esa ciudad que quedó literalmente devastada por la furia del viento, que llegó a alcanzar ráfagas de entre 180 a 330 kilómetros por hora. Fue el 15 de abril de 2016. En cuatro minutos un barrio entero de Dolores fue reducido a chatarra. Cinco muertos fue el saldo en víctimas. Otra vez, once años más tarde, Uruguay sufría el azote de los vientos del sur. Al igual que la temporada de huracanes en La Florida (Estados Unidos) la cobertura de los fenómenos atmosféricos generaba enorme demanda por parte de las audiencias. Uruguay poseía en tiempos de internet dos eventos trágicos y terribles en su historia.

Tras el tornado de Dolores nuevamente se cuestionó la certeza de los avisos de prevención. Pese a que se había emitido alerta naranja, lo que sucedió en intensidad y derrotero es algo "impredecible", según expertos. La noche del último miércoles los noticieros nacionales de televisión arrancaron con profesionales del Instituto Nacional Uruguayo de Meteorología (Inumet) advirtiendo a la
población de la inminente llegada de vientos fuertes, potencialmente peligrosos. Nuevamente se emitió alerta roja para la madrugada. Ver el destaque que tuvo la noticia de la emisión de la alerta emitido por Inumet y el interés de la población por estar bien informados son una evidencia empírica de que los tiempos han cambiado por suerte para mejor.




CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.