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Cuidado: nuestra generación será la última que distinguirá entre el mundo en línea y el mundo real

El término "metaverso" representa la próxima "gran cosa" en la burbuja cibernética y cada vez aparece más en los discursos de gigantes informáticos

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02 de septiembre de 2021 a las 12:03

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John Thornhill

Un mundo paralelo en línea plenamente realizado tardará décadas en aparecer, pero las posibilidades son infinitas

El término metaverso procede de Snow Crash, una novela de ciencia ficción de 1992 de Neal Stephenson, en la que avatares humanos y programas "daemon" — software que se ejecuta por sí solo en segundo plano — habitan un universo 3D paralelo. El término ha aparecido recientemente en las presentaciones de los directores ejecutivos de Microsoft, Satya Nadella, y de Facebook, Mark Zuckerberg.

Aunque el metaverso tiene diferentes significados para cada persona, el elemento común es que representa la próxima gran cosa en nuestro mundo digital, una especie de Internet 2.0. Algunos críticos han sugerido que el término no es más que una forma elegante de renombrar la tecnología de realidad virtual, que se ha quedado siempre rezagada respecto a las ambiciones de sus entusiastas corporativos. Pero los soñadores del metaverso alegan que es mucho más y describen visiones contrastadas sobre cómo podría ser nuestro futuro digital en 3D.

La primera es simplemente un desarrollo natural de las tendencias existentes, que explotarán el Internet de las cosas, la infraestructura de gemelos digitales y la tecnología de realidad mixta. Esto es lo que Nadella llama el "metaverso empresarial". En un mundo en el que otros 2 mil millones de dispositivos conectados se conectarán en línea cada año hasta 2023, según Microsoft, la informática se volverá cada vez más omnipresente y ambiental. El flujo continuo de datos que sale de estos dispositivos ya nos permite construir gemelos digitales de nuestra infraestructura física, creando representaciones virtuales de casas, fábricas, aeropuertos y festivales de rock.

El uso de gafas de realidad aumentada, como las HoloLens de Microsoft, nos permitirá "habitar" estos mundos virtuales e interactuar con otras personas de forma cada vez más sofisticada. Este metaverso empresarial ya existe, como demuestran los videojugadores, los agentes inmobiliarios, las escuelas de medicina y los operadores de plataformas petroleras que ofrecen nuevos servicios y experiencias.

La segunda visión del metaverso, mucho más amplia, la esbozó Zuckerberg en el sitio web de tecnología The Verge. Describe un metaverso aún más abierto, interconectado y continuo, una realidad alternativa universal. En la actualidad, las comunicaciones en línea se limitan a interacciones en 2D a través de "pequeños rectángulos luminosos". Pero Facebook concibe el metaverso como un "Internet encarnado" en 3D en el que las personas pueden tener una "presencia" persistente y teletransportarse a diferentes lugares. Podemos asistir a un espectáculo de comedia con amigos y reírnos de los mismos chistes.

Zuckerberg describe este mundo virtual como el "santo grial de las interacciones sociales" (lo cual parece sugerir que algunos multimillonarios necesitan salir más). Pero el fundador de Facebook sostiene que el metaverso abrirá la posibilidad de nuevas formas de trabajo en lo que él llama la "oficina infinita" y redefinirá la economía digital.

Un metaverso universal necesitará décadas de desarrollo de infraestructuras y miles de millones de dólares de inversión para hacerse realidad. Facebook tiene grandes ambiciones para su negocio de RV Oculus, pero incluso Zuckerberg acepta que los aparatosos cascos de RV limitan la entrada en el metaverso. Los desarrolladores de Facebook tendrán que comprimir una supercomputadora e integrarla en unas gafas de 5 mm de grosor para fomentar su adopción masiva.

La tercera visión de cómo podría ser el metaverso es más inquietante. El año pasado, el escritor de ciencia ficción William Gibson dijo que sus aficionados lo habían desconcertado, al afirmar que él los había inspirado a seguir una carrera en la tecnología, ya que no habían entendido que muchas de sus novelas son distópicas. Nuestra generación será la última que distinguirá entre el mundo en línea y el mundo real. Las generaciones futuras los considerarían totalmente intercambiables.

Gibson, y Stephenson, tienen razón en que algunas de las visiones extremas del futuro digital están plagadas de problemas. Mi lista incluiría el "sesgo de género" entre los desarrolladores de metaversos, las nuevas amenazas a la privacidad y los derechos de propiedad y el daño medioambiental causado por la enorme potencia informática necesaria para sostener mundos digitales alternativos.

Los creadores del metaverso deben ser tan imaginativos a la hora de abordar estas cuestiones como al explotar las posibilidades de la tecnología para que nuestro futuro digital sea mejor que el presente.

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