Leonardo Carreño

Cuidar el tesoro

Uruguay ha sido puesto como ejemplo de la forma de gestionar la pandemia sin incurrir en medidas draconianas

Tiempo de lectura: -'

15 de noviembre de 2020 a las 05:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Uruguay tiene, al menos hasta esta semana en que los casos diarios se acercan a los tres dígitos, un tesoro nacional en materia control de la pandemia del Covid-19. Un tesoro adquirido con mucho esfuerzo a lo largo de los meses y con el esfuerzo de toda la población. Un tesoro muy valorado también en el exterior donde Uruguay ha sido puesto como ejemplo de la forma de gestionar la pandemia sin incurrir en medidas draconianas que pudieran dañar la marcha de la economía más allá de lo necesario.

El presidente Lacalle Pou señaló en el almuerzo por el Día de la Industria: “Hoy nuestro grado inversor es el control de la pandemia y por eso tenemos que cuidarlo muchísimo”. Con esa frase, el mandatario ilustró la importancia que el gobierno le asigna al control de los contagios de coronavirus, no solo por el cuidado de la población, sino también por el impacto que tendría en la economía una marcha atrás en la movilidad y en el empleo.

En la misma línea de razonamiento se había expresado el senador Gustavo Penadés en una entrevista con El Observador el pasado sábado: “Lo que tenemos que tratar de evitar, que es lo que no se termina de entender por parte de muchos, es el aumento de contagio. Por supuesto tiene un componente sanitario que va, entre otras cosas, en la defensa de lo más importante que es la vida y más de los sectores más vulnerables ante el covid-19, pero tiene otro componente que es inocultable que es qué pasa si el nivel de contagio por actos de irresponsabilidad hace que haya que tomar medidas que afectarían los motores de la economía más de lo que ya están”.

Salud y economía no son cosas opuestas y basta mirar a la vecina orilla para ver como por una mala gestión de la pandemia que apostó a la salud por encima de todo con la cuarentena más larga del mundo, no pudo cuidar la salud -hoy Argentina está en el top 10 de muertos por millón de habitantes- y tiene la economía destrozada. Al contrario, salud y economía  van juntas y deben cuidarse mutuamente.

Para Uruguay, van especialmente juntas y por ello la frase del presidente: “cuidarlas es nuestro grado inversor”. Nos ha puesto en la mira mundial. Ahí se muestra nuestra  capacidad de gestionar la una afectando mínimamente la otra. Ese es el tesoro que hemos construido y debemos cuidar, como también se cuida el grado inversor. Porque en ultima instancia el grado inversor se otorga a quien es capaz de gestionar bien la economía, a quien es un administrador prudente. Y el gobierno ha demostrado ser capaz de administrar bien la pandemia.

Pero no es solo tarea del gobierno. Es tarea de todos, porque todos podemos ser portadores y receptores del virus. Y con el paso del tiempo se ve que el esfuerzo colectivo no es fácil de mantener en forma continuada. La fatiga del distanciamiento social, del uso de máscaras, de evitar reuniones amplias, se hace sentir. Y también se hace sentir la pérdida del temor al virus. Si durante varios meses lo tuvimos dominado, se preguntan muchos, ¿por qué debemos seguir cuidándonos? ¿por qué no volver a fiestas familiares y reuniones sociales?

Una anécdota ilustrativa de este estado de ánimo. En un viaje de ómnibus, una señora de mediana edad observa a varias personas sin el debido distanciamiento y sin tapabocas. Le advierte al chofer que inmediatamente pide a todos los pasajeros que deben usar siempre durante el viaje las famosas máscaras. Una chica, que no usaba máscara, se dirige a la señora y le dice, palabra más, palabra menos: yo no uso máscara porque a los jóvenes el virus no nos afecta. La señora, que iba trabajar, le responde que sí puede afectar a personas mayores. Y la joven, con mucho desparpajo y una nota de inconsciencia le responde. Señora, entonces usted quédese en su casa.

He ahí, resumido, una parte del problema. Gente joven que no se cuida porque cree además que el virus no los afecta y que si los afectara no sería más que una gripe.

Otro caso fue el que relató Juan Salgado, presidente de Cutcsa, cuando un pasajero se enojó con el chófer que le reclamaba por el tapaboca y le tiró agua caliente de su mate.

Son casos menores, pero son casos sintomáticos del fastidio que generan las normas de distanciamiento social a medida que pasan los meses. Y de ahí la necesidad de apretar las marcas, de recordar todo lo alcanzado y la posibilidad de perderlo en un abrir y cerrar de ojos.

La segunda ola de contagios en Europa y Estados Unidos, las cifras dramáticas de América Latina deberían hacernos pensar. Es mucho lo que está en juego. Y es responsabilidad de todos: gobierno y ciudadanos a la par. Nadie por sí solo la puede ganar, pero cualquier descuido puede hacer que la perdamos.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.