Juicio contra Dani Alves.

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Dani Alves declara que no violó y ahora la Justicia define si espera la sentencia en libertad

El futbolista acudió al último día de juicio por el delito de presunto abuso sexual a una joven en Barcelona para dar su versión de los hechos ante el juez. La Fiscalía pide para el brasileño nueve años de prisión y la acusación particular de la víctima doce.
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07 de febrero de 2024 a las 17:58

El tribunal de la Audiencia de Barcelona que juzga al futbolista Dani Alves por presuntamente agredir sexualmente a una joven en la discoteca Sutton valorará si mantener al jugador en prisión provisional tras su juicio y mientras espera sentencia.

Los magistrados lo decidirán en los próximos días a petición de la abogada de la defensa, Inés Guardiola, que lo ha pedido al final del juicio, ofreciendo que a cambio el futbolista esté en libertad provisional y con el pasaporte retirado.

La Fiscalía se ha opuesto a dejarlo libre, teniendo en cuenta la falta de arraigo de Alves en España y su patrimonio, lo cual puede propiciar el riesgo de fuga.

En el mismo sentido se ha posicionado la acusación particular que ejerce la denunciante, que ha recordado que en noviembre se rechazó por última vez su petición de dejarlo en libertad.

Ültimo día del Juicio

Dani Alves se presentó este jueves en la Audiencia de Barcelona en el tercer y último día de su juicio, tras ser acusado por presunta agresión sexual a una joven en la discoteca Sutton, para dar su declaración y su versión de los hechos de los sucedido ante el juez. En primera instancia, comenzó a narrar lo que pasó en las horas previas a su llegada al lugar donde ocurrió todo.

El brasileño detalló ante el juez que fue con sus amigos a un restaurante de L'Eixample donde “bebimos cinco botellas de vino y una botella de whisky. Son las que aparecen en el ticket del restaurante. Más o menos, bebí una botella y media de vino y varias copas de whisky. Cuando salimos del restaurante, fuimos al Nuba y tomamos una ronda de gin-tonics. Para llegar hasta allí, fuimos en coche. Conducía Bruno (Brasil, su amigo), porque yo había bebido bastante y no podía conducir”.

Su acercamiento a la denunciante

“Cuando llegamos al reservado, estuvimos bailando durante un rato. Primero vinieron dos chicas y estuvieron allí un rato bailando. Después, invitaron a las otras tres chicas. No detecté que estuvieran incómodas con nosotros”, comenzó contando Alves, lo que contradice con las palabras de la prima y la amiga de la víctima que estuvieron presentes.

“La denunciante y yo comenzamos a bailar más pegados, lo pasamos bien, disfrutamos entre todos. Ella empezó a bailar más pegado a mí, a 'perrearme', empezamos a rozar nuestras partes. Ella empezó a tocar mis partes. Cuando me tocó, pensé que había una tensión sexual y hablé con ella para que fuéramos al baño. No le tuve que insistir”, agregó Dani.

“Pensaba que no vendría, pero al final entró en el baño. Nos empezamos a besar. Me empezó a bajar los pantalones, yo le ayudé. Me senté en la tapa del váter y se puso de rodillas para hacerme una felación. Estuve todo el rato sentado, solo me levanté para correrme fuera de su sexo después de la felación, que fue prácticamente todo el rato que estuvimos en el baño”, suscribió el acusado.

“Luego salí porque no quería que nos vieran salir juntos del baño. Ella no me dijo que se quisiera ir. Yo no le impedí que saliera. No la abofeteé, ni la cogí del pelo. No soy ese tipo de hombre, no soy violento. Tampoco quise practicarle sexo oral. Ella no me dijo nada, estábamos disfrutando los dos, nada más. No me dijo que no quería”, argumentó el brasileño que terminó su discurso entre lágrimas.

La llegada a su casa

En cuanto a este aspecto, Dani Alves coincidió con lo que manifestó Joana Sanz, su pareja, ante el juez el miércoles al afirmar que “cuando llegué a casa, mi esposa estaba durmiendo en la cama y me dormí. Había bebido mucho”.

Por último, Alves se refirió a sus cambios de versión a lo largo del caso: “Lo que he declarado ahora es lo mismo que declaré en la segunda declaración institucional. En la primera no mencioné lo de la felación porque pensé que mi mujer no me podría perdonar”, sentenció.

La respuesta de la Fiscalía a Alves

La fiscal, Elizabeth Jiménez, en primera instancia aseguró tras el discurso del acusado que “el relato de la víctima es absolutamente creíble”; que “hay indicios o pruebas que corroboran en el relato y que ese relato de la denunciante”.

"La víctima nos explicó que accedió voluntariamente a ese lugar, aunque no sabía que era un baño. Ella se sentía culpable de haber entrado a ese lugar. Es un sentimiento habitual en víctimas como han dicho los forenses, cuando no merecen culpa alguna. Se rompió en varias ocasiones explicando lo sucedido", argumentó la fiscal.

"Todas las mujeres nos hemos sentido incómodas y no nos hemos marchado. Nadie se piensa que una situación incómoda puede acabar con una agresión sexual", reforzó, defendiendo a la víctima. "La chica sigue de baja y sigue destrozada. Queda plenamente acreditado que sufre estrés postraumático. A día de hoy sigue acudiendo a un psiquiatra. Que una mujer acepte una copa no quiere decir que acepte mantener relaciones sexuales ¿La chica no gritó lo suficiente? Hizo lo que pudo", agregó.

"Tuvo muchísimas lagunas al explicar su historia y es completamente normal en el recuerdo que mantiene una víctima por protección al recuerdo. Su relato ha sido persistente, creíble y duro", continúo la fiscal.

"Alves la cogió y acercó su boca a su pene. Después, la penetró por detrás y eyaculó dentro y fuera. También le propinó bofetadas en la cara cuando estaba en el suelo. Le dijo 'di que eres mi putita'. Vivió una situación de terror. Se dejó ir, que terminase como sea, que acabase, no podía más", rememoró Elizabeth.

"Es importante señalar que el protocolo de Sutton funcionó perfectamente porque esta chica se hubiera ido a su casa. Si se hubiera ido no tendríamos material biológico ni el lavabo hubiera sido precintado", señaló la fiscal dando crédito a Sutton por su actuación.

"Se trata de una noche de fiesta y cuando uno va de fiesta va a divertirse. Cuando acceden a la zona reservada estuvo abrazada. Veo un baile normal de una mujer joven, no se ve que se besen. Todas nos hemos sentido incómodas en una zona de baile y no hemos salido despavoridas. Quizá acaba con un hombre baboso, pero en esta ocasión no acabó ahí", explayó.

"Le dieron igual sus súplicas. La agarró del suelo, la lanzó al suelo, le tuvo que dar varias bofetadas. Difícilmente puede haber una confusión en esa situación. Si ella dice hasta aquí, es hasta aquí. No puede continuar él sólo sin que ella quiera. Para ser una relación consentida hay mucha prisa por abandonar el lugar. Se ve en las imágenes como señalaba la rodilla. La situación llamaba la atención de todo el mundo que pasaba por ahí, menos para el señor Alves, que la esquiva en el último momento. No se rozan el brazo de milagro. Pasan a una distancia escasísima. Mucha prisa tuvo en salir", suscribió la fiscal.

"El señor Alves sigue bebiendo después, así que seguimos sin saber la cantidad de alcohol real. Al ser tan mediático los daños morales exceden con creces el ser víctima de una agresión sexual. Este asunto, estos hechos, no son merecedores de una pena mínima", sentenció.

Los forenses, los primeros en declarar

Previo a la declaración de Dani Alves, prestaron testimonio los médicos forenses que examinaron tanto a la vícitima, como al propio exjugador y los expertos se han mostrado de acuerdo al hablar de cuadro postraumático, sumado a que el relato de la chica no invita a pensar una exageración o simulación. Sin embargo, el forense de la defensa explicó que el coito no fue tan traumático como relata la denunciante y que no hay constancia clara de las lesiones que ella explica.

"Cuando llegó estaba con un sentimiento de miedo. Con cierta tensión, había lágrimas cuando relataba lo ocurrido, pero se veía una chica coherente y educada y que explicaba las cosas tal como las había vivido. Por momentos se tenía que parar", recordaron los forenses en base al estado de la víctima.

Uno de los temas que más se trato con los médicos es la relación entre consentimiento y falta de lesiones vaginales que, según los especialistas, esa conexión no pudo ser posible: "Tanto si hay lesión como si no hay lesión, no podemos decir si es consentido o no. No podemos hacer ese símil", señalaron. 

Otros exámenes médicos

A su vez, a la víctima se le realizaron pruebas de personalidad y de impacto del trauma y, según la doctora Mateu, no había ningún indicio extraño en el estado de la denunciante: "No teníamos ningún indicador de que la persona estuviera refiriéndose a una situación exagerada o simulando", manifestó. "Se indican una serie de síntomas que tienen concordancia a lo que se refirió la propia persona en el momento de la entrevista. Estábamos ante un cuadro postraumático", agregó.

Además, los forenses coincidieron al enumerar algunos de los criterios para determinar con precisión el estrés postraumático, como el hecho de que cuando la víctima escuchaba portugués se ponía muy nerviosa: "Uno de los indicadores de su condición de víctima es que sienten culpa por algo cuando desde fuera está muy claro".

El forense de la defensa de Alves

Por otro lado, uno de los médicos por parte de la defensa encontró discrepancias entre la víctima y el informe: "Ella hace un relato de bofetadas, agarrón... No vemos ninguna lesión en ninguna parte del cuerpo. En mi experiencia personal cuando nos cuenta que ha sido un coito doloroso es muy raro que no apreciemos nada", argumentó.

"En su informe se no aprecia ninguna lesión. La ausencia de ni siquiera una tumefacción (en la zona íntima) a mí me hace pensar que el coito no fue tan traumático. No hay restos de semen porque probablemente no habido eyaculación", concluyó.

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