Del llanto con mamá a ser olímpicas: la historia de la dupla de beach volley de Uruguay

Victoria Corbacho y Josefina Vargas vivieron un duro proceso clasificatorio a Buenos Aires donde toman sus propias decisiones

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09 de octubre de 2018 a las 05:00

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Victoria Corbacho recibió la llamada del entrenador Rolando Buffa. Gritó de emoción. Y lo primero que hizo fue llamar a su madre. Corrían los primeros días de agosto y el objetivo estaba cumplido: clasificar en beach volley a los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018. Como nunca en sus 16 años de vida, lloró de emoción. 

Junto a Josefina Vargas, también de 16 años, recorrieron un largo y espinoso camino clasificatorio. 

Todo comenzó en Asunción donde Vargas, que lleva más tiempo jugando en la arena, se presentó con Agustina Busqué sin lograr ningún triunfo. 

Fue para la segunda etapa, disputada en Cochabamba, donde se sumó Corbacho para definir la dupla.

“A los 10 años empecé a jugar vóleibol sala en Náutico y el año pasado Rolo (Rolando Buffa) me probó en la playa y acá estoy. Antes jugué handball, hice natación y patín. Después de esa etapa, a pesar de que no nos fue bien porque fue nuestro primer torneo juntas, me di cuenta que el playa era lo mío. Llamé a mi madre y se lo dije y también le dije que nos íbamos a clasificar a Buenos Aires”, contó a Referí. 

Camilo Dos Santos

“Mi madre, mi padre y mi hermano mayor siempre me incentivaron y me inculcaron de chica el deporte, en mi casa el deporte siempre estuvo con el estudio en un mismo escalón. Porque te enseña muchas cosas que no se enseñan en el liceo. Mi madre siempre me apoyó y me llevaba a todas las prácticas”, contó Corbacho. 

Vargas, que empezó a jugar en la modalidad sala en Banco República, dijo: “Yo empecé a los siete años, mi madre jugaba al vóleibol y siempre me transmitió su amor por el deporte, siempre la iba a ver todas las prácticas. Jugaba en un equipo de Livosur (una liga social) que se llamaba La Pluma Volley. Empezó de grande, no jugaba muy bien pero le ponía ganas”, comentó a las risas. 

A pesar de sentir todo el apoyo de su familia, a ninguna le gusta que sus padres le griten desde afuera de la cancha: “Cuando me gritan en los partidos me enojo mucho; un día mi padre se peleó con un juez, de palabra, y me enojé mucho. Ahora tienen prohibido gritarme”, explicó Corbacho.  

“Mi hermano jugó un par de años y algo sabe, pero mi padre se hace el que sabe y a veces le grita a los jueces. Tampoco me gusta que me griten en la cancha. Nunca los frené desde la cancha, pero después les pido que se callen porque me desconcentra”, dijo Vargas.

Sin embargo, a ambas les encanta tener a sus padres en las tribunas cada vez que juegan. No pudieron tenerlos en las etapas clasificatorias pero sí los disfrutan en Buenos Aires. 

“Este deporte ha crecido muchos en los últimos años. La Confederación Sudamericana entendió que en esta rama hay más potencial en la región que en el sala y por eso aumentó los aportes. A nosotros eso nos permitió empezar a viajar y competir más internacionalmente. El crecimiento se vio. En Londres 2012 estuvimos a un partido de clasificar en damas”, reveló Buffa, quien lleva 30 años vinculado al vóleibol y que desde 2007 trabaja con las selecciones uruguayas.

Al talento de las Mariana Guerrero y Karina Cardozo le siguieron los de Fabiana Gómez y Lucía Guigou –las que perdieron con Argentina en Santa Fe el boleto a Río– y luego aparecieron las camadas jóvenes. 

En Nanjing 2014, segundos Juegos Olímpicos de la Juventud, Uruguay compitió con Lia Fortunati y Florencia Rotti en la rama femenina y con Marco Cairús y Mauricio Vieyto en varones. 

“Estar por segunda vez consecutiva en damas es un incentivo para que las nuevas generaciones se suman a este deporte, se puede clasificar aunque lleva mucho trabajo, lamentablemente en varones no se pudo repetir”, afirmó Buffa. 

En el camino a Buenos Aires, la dupla Corbacho-Vargas logró dos triunfos claves. Uno fue en la etapa de Santiago ante Argentina, que por ser local de los Juegos hizo una intensa preparación. 

El otro fue en la última etapa, en Cochabamba, ante Colombia: “Les teníamos que ganar para quedar arriba de ellas en el ranking. El punto que hizo Jose para ganar el partido fue el que más grité en mi vida”, explicó Corbacho. 

“Estar por segunda vez consecutiva en damas es un incentivo para que las nuevas generaciones se suman a este deporte, se puede clasificar aunque lleva mucho trabajo, lamentablemente en varones no se pudo repetir”, Rolando Buffa, entrenador.

Ahora, en los Juegos, son ellas las que deben diseñar la estrategia del juego. “Las reglas determinan que en los Juegos el entrenador no puede estar con las jugadoras para dar indicaciones”, explicó Corbacho. “Eso está bueno porque nos ayuda a tomar nuestras propias decisiones y ayudar a la que se desconcentre y lo entrenamos bastante”, dijo Vargas con el orgullo de sentirse independiente. “Si nos va bien nos vamos a tatar los aros olímpicos; mamá se va a enterar por la nota”, agregó con picardía bien adolescente.

Duelo clave con España

Corbacho-Vargas debutaron el domingo en Buenos Aires con derrota ante las tailandesas Thatsarida Singchuea y Pawarun Chanthawichai por 2-0 con parciales de 21-11 y 21-14. Este martes a la hora 13 jugarán contra Daniela Álvarez y Tania Moreno de España mientras que el jueves cerrarán su participación en el grupo H –con la aspiración de avanzar a los cruces– ante las ecuatorianas Ariana Castro y Karelys Simisterra. 


 

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