Depresión posparto: un trastorno tan común como silencioso

Aunque muchas mujeres uruguayas no lo sepan dar a luz puede traer consigo un trastorno que puede ser tratado

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24 de febrero de 2019 a las 05:00

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"¿Qué te pasa, por qué estás mal?" Esta pregunta le hacían siempre a Mariana con un dejo de reprobación. Y ella, cargando con culpa, la reproducía una y otra vez internamente. No había motivos para sentirse así, concluía todas las veces: acababa de tener a su primera hija, su pareja la acompañaba, y su familia y amigos la visitaban todos los días. 

No obstante, escuchar el llanto de la pequeña la enfurecía. Las cefaleas eran constantes y las ganas de dormir, superiores a cualquier otro deseo. No tenía ganas de amamantar a su hija, y cambiarle los pañales le agotaba. Por más que intentaba sobreponerse, no podía. Y por eso, cuando nadie podía verla, lloraba sintiéndose la peor de las madres. 

El psiquiatra al que consultó —meses después y por recomendación de una amiga— supo el origen de su malestar casi enseguida. Era depresión posparto, un trastorno que padecen el 16,5 % de las madres uruguayas, según un estudio publicado en 2011 por el MSP y el PNUD. 

¿Es este un cuadro depresivo como cualquier otro o es un trastorno del estado del ánimo singular? Desde la década de 1970 se han hecho cerca de 60 investigaciones en países desarrollados para dilucidarlo. Y, aunque no todas llegan a la misma conclusión, la estadística indica lo segundo. 

La teoría más avalada por los especialistas para explicarla es que los niveles de estrógeno y progesterona —hormonas sexuales femeninas— descienden rápidamente luego del parto y esto genera alteraciones químicas en el cerebro de la madre que modifican su estado de ánimo, desencadenando la depresión posparto. 

A la mayoría de las mujeres que acaban de dar a luz les espera "una angustia reactiva normal". Los días posteriores al parto son "muy sensibles" porque el cuerpo debe adaptarse a una "cantidad muy importante de cambios hormonales", explicó a El Observador el psiquiatra Javier Nogueira de Mello. Los sentimientos de tristeza, fatiga y preocupación son tan frecuentes que existe un término que los agrupa: “baby blues”.

Sin embargo, una mujer que está cursando un cuadro de depresión posparto presenta una serie de síntomas que prevalecen y permiten el diagnóstico de los especialistas, aseguró el psicólogo Ruben García a El Observador. Los más fáciles de identificar son alteraciones en el estado de ánimo, como los sentimientos de tristeza y desesperanza, llanto frecuente, preocupación excesiva, malhumor, irritabilidad e inquietud. 

También son frecuentes ciertos cambios en la conducta como la necesidad constante de dormir, dificultad para concentrarse, olvidar detalles y no poder tomar decisiones; el aislamiento, cambios en los patrones de alimentación. Se presentan, a su vez, síntomas somáticos como cefaleas, problemas estomacales y dolores musculares. 

Esto lleva a que la mujer no pueda asistir como quisiera a su hijo, que se le dificulte establecer un vínculo emocional, y que por eso sienta culpa y dude de su capacidad de ser madre, lo que agrava y extiende el cuadro de depresión posparto si no es tratado. 

Es muy difícil reconocer este trastorno a las horas o incluso días de recién nacido el niño, ya que el decaimiento de la mujer que acaba de ser madre es muy frecuente, reconocieron Nogueira de Mello, García y Miraballes, quienes integran el equipo de salud mental del Hospital de la Mujer del Pereira Rossell. En la mayoría de los casos, quienes se acercan a sus consultorios han sido derivadas por otros médicos tratantes —como ginecólogos o pediatras—, o han concurrido por voluntad propia o motivadas por su familia. 

Este último caso no es frecuente. "Hay una idealización de la maternidad. Muchas veces pasa que la pareja o la familia cercana la cuestiona, le reprocha y le dice 'pero si a vos no te falta nada'. Se da un corrimiento de lo que la familia espera, y si la mujer es sumisa y ellos muy demandantes, por ejemplo, es muy perjudicial", explicó Miraballes. 

Cómo debe ser abordada 

Hay varias herramientas terapéuticas que permiten controlar la depresión posparto y no son excluyentes. El primer paso a dar es consultar a un psiquiatra que indicará antidepresivos y controlará su evolución durante, mínimo, un año. "Como el abordaje de todas las patologías agudas, más que seguir una línea hay que ser comprensivo y apoyar a la paciente", aseguró Miraballes. 

Antes de indicar el tratamiento farmacológico, el médico deberá pedir estudios hormonales para descartar que no se trate, por ejemplo, de hipotiroidismo. Según explicó Nogueira de Mello, "los síntomas son iguales".

El acompañamiento de este tratamiento con psicoterapia es recomendado por los expertos, que advierten que sus pacientes tienen una recuperación más rápida y segura. No hay un único tipo de terapia que sirva para la depresión posparto sino que tiene que ser evaluado por el profesional de referencia de acuerdo a la realidad de mujer. Si una mujer tiene un entorno familiar poco comprensivo, por ejemplo, recomendará terapia familiar. 

Asimismo, García explicó que en el consultorio se ahonda en el vínculo entre la madre y su hijo, marcado por la minusvalía de la madre y la culpa que no haber podido cuidar a su hijo le genera.  

Qué precauciones se pueden tener

Las veinteañeras y treintañeras son quienes más probabilidades tienen de sufrir depresión posparto, según las estadísticas. A su vez, deberán extremar los cuidados aquellas mujeres que ya hayan padecido el trastorno en un embarazo anterior y quienes tengan antecedentes familiares de depresión o un trastorno bipolar. 

Si el bebé nació prematuro, con problemas de salud o hubo complicaciones médicas durante el parto, el cansancio extremo y estrés volverán más vulnerable a la madre. Si a esto se le suma que el embarazo no fue planificado o deseado, que no está contenida emocionalmente o tiene problemas de abuso de alcohol o drogas, las probabilidades de que sufra depresión posparto son altas.

Los profesionales que atienden a la embarazada deberían ser capaces de advertir estos factores de riesgo y actuar en consecuencia, explicaron los especialistas consultados por El Observador. Una medida razonable, dijeron, es acudir a un psiquiatra y un psicólogo antes de dar a luz.

¿Puede una embarazada tomar psicofármacos? Según Miraballes hay "una tendencia de sacarlos, lo cual es un grave error". Los profesionales del equipo de salud mental del Hospital de la Mujer del Pereira Rossell coincidieron en que hay que hacer una evaluación de los costos y beneficios de que la mujer se medique durante los nueve meses. 

En el transcurso del primer trimestre de gestación, no obstante, el psiquiatra deberá tener particular cuidado porque los órganos del feto se están formando, dijo Nogueira de Mello.

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