La investigación se inició en diciembre de 2022 al detectar en redes sociales publicaciones que promocionaban indumentaria deportiva de marcas falsificadas. En uno de los videos subidos a TikTok se mostraba "la fábrica" que en realidad era un pequeño taller ubicado en la casa de los falsificadores. También se describían los productos que estaban confeccionando.
En el taller clandestino producían camperas, buzos, calzas, shorts, remeras y musculosas, tanto para hombre como para mujer, con los logos de marcas como Adidas, Nike, Topper, Jordan, Puma y Fila, entre otros.
Los posteos se hacían desde las cuentas de un comercio de vestimenta ubicado en Yerbal al 2800. En base a este dato se iniciaron tareas de campo en la zona del local y se realizó un seguimiento de los encargados del lugar y de los vehículos utilizados para trasladar la mercadería.
Así se pudo descubrir que el taller clandestino funcionaba en el segundo piso de una vivienda ubicada en José Ignacio Rucci al 30 en la localidad de Ciudadela. La familia que vivía ahí se encargaba íntegramente de todo el proceso de comercio ilegal: compraban los insumos, confeccionaban las prendas, les colocaban las etiquetas y logos falsos, armaban el packaging, promocionaban los productos y también los vendían.
La "PyME" familiar de la ropa trucha era organizada por el padre, un hombre de nacionalidad boliviana que se encargaba de la logística. Su esposa y sus tres hijos se encargaban de la confección y de la atención al público en el local. También realizaban ventas al por mayor a través de Internet y hacían envíos a distintas provincias.
Al inspeccionar la casa de la familia de falsificadores se encontró en la segunda planta el taller clandestino con máquinas de coser, rollos de tela, molderías, estampadoras y una gran cantidad de rollos de vinilo textil con los logos de las primeras marcas que truchaban. También se hallaron etiquetas de cartón que utilizaban para que la presentación de las prendas fuera lo más parecida posible a las originales.
En el local de Flores se exhibían las prendas con los logos de las reconocidas marcas internacionales a precios sumamente bajos, que no llegaban a representar ni la tercera parte de lo que cuestan en tiendas oficiales. Por ejemplo, las calzas Nike auténticas tienen un valor que ronda los 30 mil pesos, mientras que las truchas se vendían entre 7 y 10 mil pesos.
En total se secuestraron 288 prendas truchas. También una máquina sublimadora (termoestampadora), una máquina de coser, un Volkswagen Gol que era utilizado para realizar los movimientos de mercadería, rollos de vinilos con los logos de distintas marcas, más de 4.000 etiquetas, 148.500 pesos y 5 celulares.
El operativo fue realizado por la División Delitos Informáticos Complejos de la Policía de la Ciudad. Intervino el Juzgado Federal Nº11 a cargo del Dr. Julián Ercolini, Secretaría Nº21 a cargo del Dr. Rafael Diego Antille.
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