MARIO TAMA / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / AFP

Diez tendencias económicas que podrían definir 2022

Desde la desaceleración de China hasta la "inflación verde" de los precios de los productos básicos, los inversionistas deberían tomar nota de estos pronósticos

Tiempo de lectura: -'

06 de enero de 2022 a las 16:31

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Ruchir Sharma

Por segundo año consecutivo, la pandemia ha reconfigurado el mundo; no cambiándolo todo, sino acelerando muchas cosas, desde el descenso de la población hasta la revolución digital. Aquí te mostramos cómo estas tendencias podrían definir 2022.

1. Descenso de las tasas de natalidad

Las parejas tuvieron muchas oportunidades, pero aparentemente les faltaron deseos de traer más niños a un mundo en confinamiento. El descenso de las tasas de natalidad ha ido reduciendo el crecimiento económico mundial y se redujo a un ritmo más rápido durante la pandemia, incluyendo una caída dramática en China. A largo plazo, el descenso de las tasas de natalidad reducirá aún más la fuerza laboral mundial. Ya son 51 los países en los que la población en edad laboral ha disminuido, en comparación con los 17 en el año 2000.

2. Apogeo de China

Frenada por el descenso de las tasas de natalidad, el aumento de la deuda y la intromisión del gobierno, China representó una cuarta parte del crecimiento del producto interno bruto (PIB) mundial en 2021, en comparación con un tercio antes de la pandemia. El giro cada vez más brusco de China desde el comercio hacia la "autosuficiencia" está desatando sus lazos con otras economías. La correlación casi perfecta hace cinco años entre el crecimiento del PIB en China y otros países emergentes apenas se nota ahora. Es posible que China haya llegado a su apogeo como motor de crecimiento.

3. La trampa de la deuda

Tras haber aumentado durante cuatro décadas, la deuda mundial creció aún más rápido durante la pandemia, impulsada por el endeudamiento de los gobiernos. Veinticinco países, entre ellos EEUU y China, tienen una deuda total superior al 300 por ciento del PIB, en comparación con ninguna a mediados de la década de 1990. El dinero impreso por los bancos centrales sigue inflando los mercados financieros y profundizando la trampa de la deuda. Está claro que a las sociedades adictas a la deuda les resulta difícil hacer recortes por miedo a las quiebras y al contagio.

4. No es como en la década de 1970

El menor número de trabajadores, el mayor gasto público y el aumento de la deuda pública apuntan a una mayor inflación, pero posiblemente no a los niveles de dos dígitos de la década de 1970, como temen algunos expertos. El gasto público debería reducirse en 2022 y los cambios tecnológicos seguirán limitando los precios. El mayor riesgo son los precios de los activos. Los mercados financieros han crecido hasta cuadruplicar el tamaño de la economía mundial, y cuando los mercados colapsan, a menudo les sigue la deflación.

5. "Inflación verde" (costos asociados a la "adopción de medidas ecológicas")

Es bien sabido que la lucha contra el calentamiento global está aumentando la demanda de metales verdes como el cobre y el aluminio; menos conocido es que la política verde está reduciendo el suministro de materias primas de todo tipo. La inversión en minas y yacimientos petrolíferos ha disminuido considerablemente en los últimos cinco años. El resultado es una "inflación verde" en los precios de los productos básicos, que acaban de experimentar su mayor incremento anual desde 1973.

Unsplash
El comienzo de la pandemia trajo consigo la implementación masiva del teletrabajo.

6. Paradoja de la productividad

Se ha desvanecido la esperanza de que la rápida adopción de los servicios digitales durante la pandemia pusiera fin al largo declive del crecimiento de la productividad mundial. El repunte en 2020 se limitó a EEUU y se redujo a finales del año pasado. Hasta ahora, los datos indican que el personal que trabaja desde casa trabaja más horas y produce menos. Persiste la paradoja de una productividad débil a pesar de la aceleración del cambio tecnológico.

7. Localización de los datos

El virus afectó a un mundo que se estaba retrayendo, con flujos decrecientes de todo (comercio, dinero, personas) excepto de datos. Es probable que el tráfico de Internet en 2022 supere todo el tráfico hasta 2016, con una particularidad. Desafiando las esperanzas de que Internet evolucionaría más allá del control gubernamental, las autoridades están impidiendo que los datos crucen las fronteras. Las regulaciones más restrictivas se están manifestando en los países emergentes, encabezados por China, Arabia Saudita e India.

8. Se desinflan las 'pequeñas burbujas'

Aunque se ha dicho que ésta es la era de la economía de burbuja, algunos activos muestran los clásicos signos de burbuja, desde los precios que se han duplicado en un periodo de 12 meses hasta las transacciones frenéticas. Estas 'pequeñas burbujas' (o "bubblets") se adhieren a las criptodivisas, las energías limpias, las compañías tecnológicas sin beneficios y las SPAC (empresa de adquisición de propósito especial, por sus siglas en inglés). A lo largo del año pasado, todos fueron testigos de caídas del 35 por ciento o más desde el pico, una línea más allá de la cual las burbujas rara vez se recuperan. Un consuelo: las burbujas tecnológicas como éstas suelen dejar tras de sí unos pocos supervivientes potencialmente gigantescos.

9. Enfriamiento del comercio minorista

Los inversionistas minoristas se apresuraron a entrar en el decimotercer año del mercado alcista mundial y las llegadas tardías entusiastas suelen ser señal de que la 'fiesta' se está acabando. Desde EEUU hasta Europa, millones de personas abrieron cuentas de operaciones por primera vez, y muchos pidieron dinero prestado para comprar acciones a un ritmo frenético. Estas manías rara vez duran, lo que sugiere que incluso si el mercado de valores en su conjunto no está en riesgo, los nombres más populares entre los inversionistas minoristas probablemente sí lo están.

BILL PUGLIANO / AFP
Fábrica en Detroit, Michigan.

10. La economía física es importante

El creciente bombo y platillo al metaverso parecía augurar el declive de la economía física, pero los precios dicen lo contrario. Los nativos digitales también necesitan un refugio físico. La demanda de los millennials y la generación Z ayudó a inflar los mercados de viviendas en 2021. La tecnología del futuro no vuelve obsoletos los recursos físicos. Los coches eléctricos consumen mucho más cobre que los de gasolina. Detrás de cada avatar hay un humano, y la escasez de mano de obra está elevando los salarios incluso en los trabajos más amenazados por la automatización, como la conducción de camiones. El réquiem por lo tangible es prematuro.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.