Dos mitades: la foto electoral que contó El Observador en 10.000 números

Un repaso por los hechos y las imágenes de la carrera política electoral uruguaya desde que existe El Observador

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04 de junio de 2021 a las 16:16

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Para los periodistas, una de las cosas más divertidas de los aniversarios o las ediciones redondas es que nos obliga a repasar muchos diarios de antaño. Mañana sábado El Observador pondrá en los quioscos la edición 10.000. Te invito a comprarla y leerla, será de esos números para guardar. Para hacerlo, desde hace algunas semanas en la redacción estamos repasando muchísimas de esas ediciones que cientos de periodistas hicieron con mucho esfuerzo a lo largo de los últimos 30 años.

Por eso la newsletter EnClave de hoy también tiene carácter histórico. En vez de analizar o repasar la última semana política, en esta oportunidad te ofrezco un muy breve análisis de la historia electoral que pasó por las páginas de El Observador, acompañado por fotos que grafican cada uno de esos momentos.

¿Bipartidismo o qué?

Si hay una discusión que atravesó las 10.000 ediciones en los aspectos electorales es la composición del sistema político. Cuando nació El Observador, en 1991, gobernaban los blancos luego de décadas sin hacerlo. Pero Uruguay estaba en la etapa final de un momento histórico: en las elecciones de 1994 se terminaría de romper el bipartidismo.

Ese proceso histórico había empezado en la década de 1960. Hasta allí blancos y colorados tenían en cada ciclo electoral, en promedio, el 90% de los votos. En 1994, juntos, sumaron el 63,5%. El crecimiento del Frente Amplio provocó una de las elecciones más parejas de la historia: la de los tres tercios.

Pablo Bielli
El mítico debate entre Vázquez y Sanguinetti en 1994

Julio María Sanguinetti logró ganar un debate histórico a Tabaré Vázquez con una acusación de “marxista” al entonces intendente montevideano. Lo que hizo allí fue tomar la bandera que la izquierda ya enarbolaba de “ustedes” y “nosotros”, pero desde el otro lado. En lo simbólico ese debate fue muy fuerte por eso: separaba a los partidos fundacionales de la izquierda.

En esa elección Sanguinetti también usó el concepto de “familias ideológicas”. Y le fue bien. Venía mal en la carrera electoral y en el esprint final consiguió votos blancos que le permitieron ganar.

Esa “familia” fortaleció su alianza. No solo con participación en el gobierno de Sanguinetti sino con gestos políticos. La siguiente foto, de un presidente colorado en el directorio blanco, tuvo un impacto muy fuerte. La alianza de Sanguinetti con Alberto Volonté fue clave en ello.

Daniel Caselli
Volonté le ofrece una silla a Sanguinetti en el directorio blanco

A Volonté, presidente del Directorio blanco, el mandatario lo consideraba su “primer ministro”. Hablaba de todo con él y así lograba gobernar.

Pero esa relación en contra del rival común que era el Frente Amplio creció, al punto que blancos y colorados se unieron para una reforma constitucional.

Allí el sistema político no tenía dudas de que ya no era bipartidista. El peso del FA era innegable. Pero lo que vendría después –y cómo se posicionaron blancos y colorados para cambiar las reglas electorales– generó un debate sobre si no se estaba empezando a volver de alguna manera a un bipartidismo.

En 1996 se hizo el plebiscito para incorporar la segunda vuelta. Fue una victoria de blancos y colorados que lograron aprobar el nuevo texto constitucional que en los hechos aplazaría la llegada de la izquierda al gobierno.

La porta de El Observador del día posterior al plebiscito por la reforma constitucional

Tal como refleja esa portada del lunes posterior al plebiscito, el Frente Amplio también tenía motivos para festejar. Había conseguido concentrar a casi la mitad del país tras su negativa, porque la reforma fue aprobada solo por el 50,5% de los votos emitidos. “Fue un balotaje adelantado”, dijo Vázquez.

Marcelo Casacuberta
Batlle junto a Hierro López, en la campaña de 1999

En 1999 se estrenó el nuevo sistema, con elecciones internas obligatorias. Jorge Batlle le ganó a Luis Hierro López, Luis Alberto Lacalle a Juan Andrés Ramírez, a Volonté y a Ramos y en la izquierda Vázquez a Danilo Astori.

La sangrienta interna blanca tuvo consecuencias y los nacionalistas quedaron terceros en octubre. El Frente Amplio se transformó en esas elecciones en el partido político más votado del país, algo que no ha cambiado desde esa fecha hasta hoy.

Vázquez debió competir en el balotaje con Batlle y perdió por segunda vez una elección.

Pero había quienes ya empezaban a discutir algo que aún no está saldado. ¿Realmente en Uruguay hay un sistema multipartidista? ¿O sigue funcionando un nuevo bipartidismo no reconocido?

Armando Sartorotti
José Mujica cultivando sus flores

“Uruguay tiene una honda fractura de carácter político y está construyendo un nuevo bipartidismo. No lo hace prolijamente porque la historia nunca es prolija, pero está en medio de ese proceso. La realidad cambió más fuerte que la superestructura mental. A todos nos cuesta incorporar eso”, declaró el entonces senador José Mujica a El Observador en 2001.

Ese bipartidismo del que hablaba Mujica no terminó de cuajar nunca porque a blancos y colorados les costó sentirse 100% como parte de lo mismo. El peso de la historia aún hoy no les permite unirse en un solo partido.

Un año después de esas declaraciones de Mujica llegó la crisis, los blancos se fueron del gobierno y el camino quedó libre para una victoria arrolladora de la izquierda en 2004, que ni siquiera necesitó de la segunda vuelta para ganar.

Armando Sartorotti
Batlle le entregó la banda a Vázquez el 1° de marzo de 2005

Batlle le entregó la banda a Vázquez y empezarían 15 años de gobiernos de izquierda. Quince años en los que blancos y colorados no supieron cómo cooperar para transformarse en la mitad más grande.

“Hemos sido hermanos mellizos históricamente”, dijo Lacalle en 2009, tratando de apelar al voto colorado, como en 1994 había hecho Sanguinetti con su idea de las “familias ideológicas”.

Diego Battiste
Lacalle con sus socios el día que ganó las elecciones

Tuvo que nacer en 2019 una nueva “coalición multicolor”, como la bautizó Luis Lacalle Pou, para que esos mellizos se unieran con otros familiares. Algunos de ellos más alejados. Así nació el “compromiso por el país”, entre blancos, colorados, pero también con Cabildo Abierto, un novel partido de fuerte presencia militar que fue la gran sorpresa de esas elecciones y que le aportó a la coalición algo que no lograba conseguir para transformarse en la mitad más grande.

Qué es Cabildo Abierto y cómo ubicarlo todavía es un enigma en algunos aspectos. Sin ir más lejos, Sanguinetti le preguntó a Guido Manini Ríos en una reunión en Torre Ejecutiva: “¿Ustedes de qué lado están?”.

Toda esta historia electoral contada en los 10 mil ejemplares de El Observador se puede resumir en un gráfico.

Para la definición académica es claro que estamos ante un sistema multipartidista. Para muchos votantes, que se mueven con enorme libertad entre blancos y colorados, eso tal vez no está tan claro, porque desde 1994 en adelante el país está partido en dos mitades, como muestra el gráfico. A veces una es más grande y a veces lo es la otra. Entonces, ¿bipartidista o multipartidista?

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