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El banco que nuclea a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica se reúne en Shanghai a fin de mes

Mientras las tensiones geopolíticas crecen después de la cumbre del G7 en Hiroshima, la entidad presidida por Dilma Rousseff se da cita el 30 y el 31 de mayo en su sede
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27 de mayo de 2023 a las 05:04

El grupo de los BRICS (acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) congregará el martes y miércoles próximos a los responsables económicos de sus países miembros en Shanghai, la ciudad china más importante en el área bursátil y financiera. Además, esa ciudad de casi 30 millones de habitantes, tiene el puerto de contenedores más activo del mundo por decimotercer año consecutivo, pese a los efectos de la pandemia, según datos del propio puerto.

Esta será la octava reunión anual y, además de los funcionarios de los países miembros, habrá representantes de otros gobiernos, especialmente de la Argentina, cuya incorporación es tema de tratamiento por parte de la entidad presidida por la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff, el Nuevo Banco de Desarrollo.

Los créditos de este banco están orientados básicamente a obras de infraestructura y logística. China es el principal aportante de liquidez del Nuevo Banco de Desarrollo. La “Iniciativa de la Franja y la Ruta”, que va interconectando por mar, aire y tierra a destinos de todo el planeta, permite fondear proyectos de distintos países a tasas bajas y plazos largos como complemento a esa interconexión.

Según el economista de la CEPAL Renato Baumann, desde el nacimiento de la entidad en junio de 2009, los países miembros dejaron de ser vistos como “otros países en desarrollo”, y pasaron a ser candidatos a jugar un rol de creciente importancia en el escenario mundial. Ese cambio de perspectiva no es sólo una cuestión de semántica. El desempeño reciente de esas economías y sus indicadores macroeconómicos contribuyeron para una consideración más cuidadosa de sus posibilidades.

Suman 3.000 millones de habitantes y tienen grandes mercados internos cuyas exportaciones crecieron de forma considerable en los últimos cinco años, pese a los efectos negativos de la pandemia.

El perfil internacional de los BRICS fue cobrando volumen por las exportaciones agrícolas, industriales y de servicios en lo que va de esta última década. Sin embargo, la geopolítica que plantea las sanciones por parte de los Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña y la Unión Europea a Rusia por su invasión a Ucrania en febrero de 2022 pone en consideración el rol del BRICS.

El mandatario brasileño Lula advirtió una vez más en la cumbre del G7 de Hiroshima que se mantiene neutral en el conflicto y su país comercia con Rusia. El primer ministro de la India Narendra Modi se reunió con Volodímir Zelensky en esa cumbre, pero su comercio con China y Rusia se mantiene inalterado.

En 1990, los Productos Brutos Internos (PBI) de esos países, sumados, representaban el 8% de la producción mundial. En 2006 pasaron a ser el 12%. En la actualidad, según datos de la propia entidad llegan, entre las cinco naciones, al 30%, una cifra diez puntos menos que el PBI sumado de las naciones que componen el G7, que incluye a los 27 países de la Unión Europea. Sin embrago, ese 43,4% del PBI mundial de las naciones más poderosas, visto en perspectiva, resulta una advertencia: en 1975, la suma de las producciones de esas naciones poderosas representaba el 70% del PBI mundial.

La hegemonía mundial del dólar es, probablemente, uno de los desafíos que abordará esta reunión de Shanghai, ya que las sanciones internacionales crearon, como contraparte, un escenario propicio para que al menos parte de las transacciones comerciales se hagan entre monedas de los compradores y vendedores, haciendo perder peso a la divisa estadounidense en perspectiva.

Las cifras ayudan a pensar que la multipolaridad ya es un hecho: la suma de habitantes de las cinco naciones integrantes representa alrededor del 42% de la población mundial, tienen el 30% del territorio del planeta y, sumados, son el 18% del comercio internacional. Por otra parte, China es una potencia tecnológica de primer orden, India tiene un fuerte perfil en el sector científico tecnológico y ambas naciones fronterizas, sumadas, tienen 2.400 millones de habitantes.

Rusia es un gran abastecedor de energía tanto a India como a China. La merma de sus ventas a destinos europeos a partir de las sanciones las va compensando con estos y otros mercados. En cuanto a Brasil, además de ser un país en crecimiento y diversificación de sus exportaciones, es la llave de entrada a América para el BRICS, un tema inquietante desde el punto de vista geopolítico para la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos.

Cabe agregar que la relación entre el bloque comunitario y la primera economía del planeta también tiene sus diversidades. El comercio bilateral entre la UE y China es fuertemente deficitario para la UE y las inversiones chinas en cada uno de los países miembros crece de modo persistente, en muchos casos como joint ventures entre empresas privadas europeas y compañías público-privadas chinas.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “los países BRICS están preparados para liderar la erradicación del hambre y la pobreza mundial en 2030”. En un reciente informe, la FAO advierte que, sumados, “producen más de un tercio de la producción mundial de cereales”.

La FAO tiene el año 2030 como límite para cumplir con las metas internacionales de erradicar el hambre y la pobreza. Según la economista india Kundhavi Kadiresan, subdirectora de la FAO para la región de Asia Pacífico, las cinco naciones que componen el BRICS “tienen las condiciones para asumir el liderazgo de ayudar a alcanzar estos objetivos”. Kadiresan considera que la iniciativa china de la Franja y la Ruta es “una gran oportunidad para la Cooperación Sur-Sur entre todos los países involucrados”.

Un mundo multipolar debería suponer que las cooperaciones entre naciones y bloques rompan con una mirada de polarización. Pese a las sanciones y bloqueos, en las industrias donde los chips son esenciales –y eso sucede en todos los rubros– el intercambio de microcomponentes y de programas genera interacción por encima de las maniobras militares y los crecientes presupuestos militares y amenazas de uso de armas nucleares.

Quizás sea un detalle, quizás sea una marca de origen, pero “Bric” (“ladrillo”, en inglés) fue una idea del economista Jim O’Neill, quien en 2001 acuñó el nombre para agrupar a los principales mercados emergentes, aunque los países no asumieron la idea oficialmente hasta 2008. O’Neill trabajaba para el grupo financiero Goldman Sachs y no para los gobiernos chino o ruso. Se amplió al plural a BRICS, cuando Sudáfrica fue sacada por Nelson Mandela unos años antes del sistema del apartheid, racista y supremacista.

En un escenario de un mundo que padece graves conflictos, la cita de Shanghai de la semana entrante resulta un dato significativo para tratar de entender el planeta y las relaciones entre sus países y sus líderes.  

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