El Barcelona hizo su tarea y habrá clásico en la final de la Supercopa

El Barcelona no se sintió cómodo en el encuentro, por lo menos al principio. Fueron dos equipos distintos el que empezó el cotejo y el que lo terminó. Dió un paso adelante en su juego, algo que se le pedía mucho, pero gracias al ingreso de Joao Félix y Pedri principalmente.

El cuadro de Xavi tuvo un puñado de minutos en los que gravitó y generó peligro, pero poco a poco se fue diluyendo y las ocasiones que tenía nacían producto de errores del rival.

Muy anunciado el juego empleado por el elenco catalán que en ningún momento logró cambiar el ritmo, salvo algunas breves intervenciones. Le costó destrabar el muro defensivo impuesto por el Osasuna en el centro del campo, por lo que las mejores aproximaciones surgieron por los avances en las bandas, algo característico de Xavi.

Sin embargo, así y todo, la iniciativa de atacar la tomó el Barcelona pero se repartieron las llegadas. El conjunto blaugrana retrocedía lento y desordenado, algo que logró aprovechar el Osasuna que tuvo mucho menos la pelota, pero fue más práctico y directo con ella, por lo que tuvo las ocasiones más claras.

El Barcelona contó con la buena actuación de Raphinha que fue el futbolista más desequilibrante en el elenco catalán, pero cerca de los 40 minutos tuvo que abandonar el campo de juego por lesión y Lamine Yamal ingresó en su lugar.

No estuvo fino el Barcelona en la primera mitad ya que generó poco. No pudo traducir esa posesión en peligro concreto, sumado a las descompensaciones defensivas que padeció. Fue una primera mitad discreta de ambos equipos: los de Xavi tomaron la iniciativa en ir hacia adelante, pero el Osasuna tuvo las ocasiones claras de gol.

En los primeros minutos de la segunda parte el libreto no se modificó prácticamente, con el Barcelona siendo el dueño de la pelota y tomando la iniciativa pero, a diferencia del primer tiempo, se lo notó más enérgico a la equipo y con mucho más movilidad de los mediocampistas hacia afuera para generar superioridad numérica junto con los extremos, quienes también aportaron trazando diagonales hacia en centro.

Esa presión y determinación del Barça a la hora de atacar le terminó dando sus frutos: a la hora de partido, Andreas Christensen recupera la pelota que derivó en Ilkay Gundogan que en dos toques rápidos habilitó a Robert Lewandowski, quién se acomodó y sacó un remate cruzado para estampar el 1-0.

El Barcelona dió un paso adelante en el partido y en el juego con el ingreso de Joao Félix y Pedri. El portugués, que reemplazó a Ferran Torres, tiene características más asociativas que el español, además de ser determinante en el mano a mano y peligroso.

Esta faceta de Joao, de retroceder para asociarse más, tener la pelota, juntarse con los mediocampistas y a su vez jugar pegado a la banda, le amplía las opciones de ataque al cuadro culé ya que, además, es muy veloz para iniciar el ataque.

Con el ingreso de Pedri, Frenkie de Jong se paró en el eje con Gundogan para aportar una salida mucho más limpia y criteriosa para así liberar aún más al español y sea él quien se junte con Joao. Esto también le dió más confianza al Barcelona al tener la pelota y moverla de un lado a otro.

No todo fue color de rosas para el Barcelona que, en menor medida, sigue pasándola mal en defensa que, sin dudas, es el punto más flojo del equipo. El gran problema es cómo queda posicionado el equipo tras la pérdida de balón, acompañado de un retroceso lento, descoordinado y desordenado. Iñaki Peña tuvo buenas intervenciones que salvó en reiteradas ocasiones su arco.

El Osasuna contó con algunas llegadas más por empuje debido al resultado, que por ideas futbolísticas. Así y todo, ante el flojo desempeño de la defensa de Barcelona, generó peligro. 

El Barcelona culminó el pasaje a la final con un golazo, con Joao Félix como protagonista y conductor. El portugués capturó el balón por la izquierda, tiró un caño y asistió a Lamine Yamal que apareció por el sector derecho y éste sentenció el partido.

El equipo de Xavi dió un golpe en la mesa en su rendimiento, una deuda pendiente que tenía consigo mismo, pero lo hizo cuando ingresaron Joao y Pedri. Ahora, tendrá el mayor desafío para afirmar este buen rendimiento y que mejor que en una final de la Supercopa de España ante el Real Madrid, al igual que la temporada pasada.