El basquetbolista uruguayo en Barcelona: “Solo pido que no me tranquen el sueño”

Agustín Ubal, de 16 años, llegó al azulgrana para crecer como uno de los grandes proyectos del básquetbol uruguayo

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01 de septiembre de 2019 a las 05:00

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Agustín Ubal puso todas las ofertas que tenía arriba de la mesa y eligió con el corazón: Barcelona. A los 16 años armó las valijas y se metió en La Masía, el mundo donde los sueños tienen color blaugrana. Ahí espera desarrollar un talento que con apenas 16 años llamó la atención en varios puntos del universo basquetbolístico. 

La Academia NBA de Australia, varias universidades de Estados Unidos y más de un equipo español le presentaron tentadoras ofertas. Pero a Ubal le gusta desde niño Barcelona y Luis Suárez tiene mucho que ver con eso.

“Desde muy chico lo admiro, siempre lo seguí en todos los equipos que jugó y, en fútbol, hace años soy hincha de Barcelona por él. Es un gran deportista y modelo a seguir. Todavía no me lo crucé, pero estoy esperando esa oportunidad porque conocerlo sería un sueño”, dice Ubal a Referí desde su habitación en La Masía.

¿Cómo hizo un uruguayo para recalar en las formativas de uno de los equipos más poderosos de Europa?

El talento es la base del asunto. Agustín Ubal es el líder de la generación 2003 de Uruguay que en noviembre del año pasado, en cancha de Atenas, ganó la medalla de plata en el Sudamericano U15 clasificándose al Premundial de Belén que se disputó en junio de este año.

En ese torneo fue el segundo mejor anotador con un promedio de 15,2 tantos por juego.

A partir del 2 de enero de este año, el representante Claudio Pereira llevó Ubal a comenzar una preparación especial junto al preparador físico Christopher Martínez, en el club Enfoque.

Liga Uruguaya

“Nunca había entrenado así, me corregía todo, fue un mundo nuevo para mí. Hacía una hora de físico y luego cancha, a jugar 5x5 junto a Leandro García Morales, Martín Osimani, Emilio Taboada, Diego García, Sebastián Izaguirre, Mathías Calfani, Bruno Fitipaldo, Joaquín Osimani y Federico Bavosi. El entrenador Franco Cochi nos marcaba ejercicios y tener a Leandro diciéndome ‘hacé esto’ o ‘corregí la salida’, o al Oso marcándome fuerte me dejó un aprendizaje tremendo”, explica.

Posteriormente, Pereira lo llevó a una gira por España para que varios clubes lo conocieran personalmente. Se mostró en Valencia, Madrid, Zaragoza y Barcelona.

Y así llegó a tope para disputar el Premundial de Belén donde promedió 19,3 puntos siendo el tercer mejor anotador del certamen.

El círculo se cerró, las ofertas de los scouters de talentos llegaron y Ubal terminó en La Masía.

El problema fue que Malvín, club donde se formó Ubal, no participó de la operación que terminó con su talento en Barcelona.

El malestar de Malvín

“Lamentamos comunicar que el Club Malvín en defensa de sus intereses deberá tomar las acciones pertinentes ante FIBA y Barcelona, ya que la contratación no se realizó tomando en cuenta los derechos federativos y de formación. Según establece FIBA ‘Si un jugador quiere firmar un contrato con un nuevo equipo, él tiene que compensar a su equipo previo según una escala predeterminada, o según el pedido de su club de origen’. En ese sentido no hubo ninguna compensación a nuestra institución ni tampoco ninguna comunicación. Además se establece que ‘las transferencias internacionales no son permitidas antes del cumpleaños decimoctavo (18) del jugador excepto en casos especiales según decida el Secretario General de la FIBA. Él examinará el asunto con las Federaciones Nacionales y si es necesario, con los clubes y el jugador concernido’. Realmente la forma en que se procedió hasta el momento daña los intereses genuinos del Club Malvín y por consiguiente se tomarán las medidas pertinentes de acuerdo al reglamento de FIBA”, expresó el club en un comunicado.

“De ese tema se encarga mi agente, lo tienen que resolver ellos y yo no me tengo que meter, no quiero hacer ningún comentario al respecto. Lo único que quiero es que me dejen crecer, solo pido que no me tranquen el sueño por cuestiones de plata”, dice Ubal.

Rubio, un viejo conocido

El día que puso un pie en Barcelona y llegó a La Masía, Ubal entrenó a la hora 17 de España: “Acá no hay descanso porque lo que importa es mejorar, no hay excusas, hay que ser puntual y enfocarse en crecer. Comparado con Uruguay siento que ya cambié mi ritmo de juego”.

“Estamos de pretemporada, el campeonato arranca el 12 de setiembre con una primera fase de Cataluña clasificatoria para el Campeonato de España. A mí categoría (16-17 años) se le dice junior. Somos seis extranjeros: un mexicano, un ucraniano, un senegalés, un filipino y el argentino Juan Ignacio Marcos”, cuenta.

En cada entrenamiento tiene a disposición a ocho entrenadores. “Después de cada práctica podés pedirle al que sea para mejorar el tiro o agregar movimientos. Lo que sea”.  El entrenador en jefe es Mateo Rubio, quien dirigió a Trouville entre 2012 y 2014.

“Me dijo que me quede tranquilo, que entrene, que fluya, que no me preocupe por demostrar nada, que ya me habían visto y que corrija detalles para completar mi formación. Es muy exigente, te pide siempre el máximo y si no lo das te lo marca y te lo resalta. Es ultra detallista y es a lo que vine: a mejorar mi versión. Parece ser un DT formador y me gustan mucho sus prácticas, cada día quiero que venga la siguiente”.

A retomar los libros

En La Masía, donde conviven los laboratorios de formación de talentos del fútbol, básquetbol, hockey sobre patines, handball y fútbol sala, no todo es deporte. También deben estudiar.

“Tengo que empezar cuarto de liceo. Me tengo que juntar con la supervisora del León XXIII que es el liceo que está asociado a Barcelona y le da los profesores para que nos enseñen. En el liceo siempre fui un alumno correcto siempre con promedio de 8”, advierte.

Ubal empezó a jugar al básquetbol con cinco años en el club Náutico siguiendo los pases de su hermano Santiago.

“Jugué al fútbol un tiempo pero no era muy bueno que digamos y me di cuenta que lo mío iba por el basket. A los 9 mi padre me llevó a Malvín”. Es que Daniel Ubal jugó en el playero en la década de 1990 y también defendió a Goes, Trouville y Stockolmo.

“Andrés Bocchi me enseñó lo necesario para jugar y en Malvín me marcaron mucho Enrique Parrela y el Chato (Horacio) Martínez”. Salió campeón de preinfantiles en 2016 y bicampeón de infantiles en 2017-2018. Este año, al hacer una preparación especial no volvió a jugar por Malvín: “Vi que no era necesario volver por el grado de exigencia que tenía en Enfoque”, admite.

Puesta a punto física

Uno de los aspectos donde Ubal pone más énfasis en su preparación es en la parte física.

“Mi profe, Kiku, me dijo qué debo mejorar y estamos haciendo rutinas personalizadas. Por una lesión que tuve, tengo diferencia de una pierna con la otra. Una es más débil y fina y la otra más fuerte. A la hora de saltar con la izquierda llegó a 12 centímetros y con la derecha a 23 y es algo que estamos buscando mejorar”, afirma.

La preparación sigue. La Masía, Barcelona, es un lugar donde el deporte se respira las 24 horas del día. Y ahí se seguirá formando un talento uruguayo que tiene grabados los 24 puntos que le hizo a Brasil en Brasil para ganarles ante unas 6.000 atónitas personas. El techo es el cielo. 

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