Marshall McLuhan, uno de los más grandes expertos en comunicación, decía que, en los debates entre presidenciables, la gente no se fija en lo que los candidatos dicen sino en "que logren retener una imagen de sí mismos". Así lo recordó el semiólogo uruguayo Fernando Andacht en el programa radial En Perspectiva este miércoles para luego analizar cómo se comportaron los candidatos presidenciales Daniel Martínez y Luis Lacalle Pou frente a las cámaras.
Andacht sostuvo que el primer bloque del debate, que se realizó el martes, se encontró con una "enorme incomodidad" en el candidato frenteamplista y, en cambio, con una "tesitura guerrera" en el líder opositor.
Para Richard Danta, magíster en comunicación y profesor de Semiótica, la hora y media que duró el debate fue un "proceso". Según dijo en el informativo de VTV, los dos comenzaron "muy nerviosos" sin saber manejar "su gestualidad" pero luego, con el correr del debate, fueron mejorando su performance.
"Por un lado veíamos a Martínez que estaba muy rígido con un ceceo bastante pronunciado y con una cantidad de furcios importantes. Lacalle no tuvo tantos furcios al comienzo del debate pero sí tenía una corporalidad como inquieta. Él se movía mucho, había mucha gestualidad, mucha más de la que manifestó después en el resto de los bloques", señaló Danta.
Pero a pesar de ese comienzo, el debate terminó en el mensaje final con los dos candidatos "en cargo de sus competencias, de sus capacidades y de un mensaje claro que ellos querían plantear", según el profesor.
Para el experto, el momento "más complejo" para manejar televisivamente fue cuando la pantalla se partía en dos y mostraba no solo al candidato expositor sino al candidato que, callado, esperaba su réplica. "Se supone que todos estamos viendo al que está hablando pero en realidad nosotros estamos viendo al que no está hablando porque lo que nos interesa es la reacción que puede plantear. La reacción tiene que aparecer como natural pero natural también implica que, a veces, esa reacción puede ser negativa en relación a lo que está diciendo el otro", señaló antes de reafirmar la dificultad de afrontar ese momento y catalogarlo como de "alta tensión".
En ese sentido, Danta expresó que Martínez resolvió esa instancia con un "estatismo fuerte, una mirada frontal y una sonrisa un poco incómoda". A su vez, señaló que el oficialista tuvo "poco control de los momentos" para hacer aparecer las sonrisas. "Había sonrisas que aparecían como impostadas o como desubicadas, fuera de la ubicación que uno esperaría que tuvieran", apuntó.
En cuanto a Lacalle Pou, el experto señaló que buscó resolver esos momentos "mirando abajo –uno asume que leyendo– y con un gesto muy duro y muy adusto, como de preocupación".
Para Andacht, el "plato fuerte" del debate estuvo cuando Martínez anunció que Gustavo Leal sería su ministro del Interior si se convierte en presidente. Según dijo, el director de Convivencia del Ministerio del Interior "encarna la idea de 'hechos, no palabras'" que el oficialista repitió más de una vez en el debate. El experto señaló que Martínez lo presentó como un "sheriff" que "viene a poner orden en el caos" de la lucha contra el crimen.
A su vez, según dijo en entrevista con Emiliano Cotelo, Martínez intentó reflejar con su discurso de "usted no sabe" la noción de "usted no está preparado" para llevar a cabo una "especie de sedición" contra la campaña del nacionalista que dice justamente lo contrario: "Estamos preparados".
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