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El diablo en Liverpool

Luis Suárez puede ser obligado a saludar a Evra en un clásico caliente por la tragedia de Hillsborough
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20 de septiembre de 2012 a las 19:40

Inglaterra pasó la compleja prueba de los Juegos Olímpicos. Fue sede de finales de la Liga de Campeones. Y juega sus fichas para volver a albergar una Copa del Mundo. Está preparada para todo. Pero hoy no duerme en paz. Un partido es capaz de poner en jaque a todo el país. Manchester United visita Anfield, la cancha de su eterno rival Liverpool. Y en el viaje de 44 kilómetros se trasladan el incidente de Luis Suárez con Patrice Evra, la eterna rivalidad, los cantos que se escucharon en Old Trafford y las revelaciones sobre la tragedia de Hillsborough, en la que murieron 96 aficionados reds en 1989. El partido es una bomba depositada en cualquier rincón del Estadio.

La situación de alarma es tal que los protagonistas empezaron a pedir calma. El capitán de Manchester United, el defensa serbio Nemanja Vidic, confía en que los aficionados de los diablos rojos serán respetuosos con los de Liverpool. La sensibilidad es tal que Liverpool podría ordenar a Luis Suarez a dar la mano a su rival Patrice Evra ya que los dos clubes no quieren que se repita el desaire de la temporada pasada.

La preocupación creció cuando, en la última fecha, se oyeron en Old Trafford cánticos contra la afición de Liverpool.

Esta historia no comienza ni termina en el duelo del domingo. Es un largo camino plagado de incidentes que marcan a fuego una eterna rivalidad.

Los sentimientos se perciben en el mercado de pases. Desde que Phil Chisnall pasara del United a Liverpool en 1964, solo tres privilegiados como Paul Ince, Peter Beardsley y Michael Owen, osaron defender dos sentimientos separados por 44 km de distancia.

En Anfield, por ejemplo, los hinchas tienen prohibido acercarse a la entrada del equipo visitante en los días de partido. Es que en el escenario del duelo del domingo, en la década de 1990, un seguidor de Liverpool lanzó un huevo a Alex Ferguson.

Ferguson, un hombre identificado eternamente con la grifa del United, es odiado por los reds. En la final de la Copa FA de 1996 un parcial de Liverpool lo esperó hasta que subiera a recoger el trofeo en el palco de honor de Wembley. Cuando llegó le lanzó una trompada y salivó a Eric Cantona.

En 1985 el bus que transportaba a los jugadores de Manchester atravesó las puertas de Anfield y fue atacado por los hinchas de Liverpool. Ron Atkinson, extécnico de Manchester, recordó: “bajamos y de repente algo nos golpeó. Yo pensaba que era pintura, pero descubrí que se trataba de gases lacrimógenos. Clayton Blackmore estuvo tan afectado que no pudo jugar. En aquellos días ir a Anfield era como ir a Vietnam”.

Otro hecho recordado que marca la rivalidad fue cuando se lesionó Alan Smith en un partido de la Copa FA en 2006. Cuando la ambulancia que transportaba al jugador gravemente lesionado, con la pierna partida en dos y con el peroné a la vista, fue atacada, intentaron darla vuelta y hasta le lanzaron excrementos humanos. Incluso cuando Smith era retirado lanzaron monedas y simulaban el sonido de ambulancia.

Los del United no son nenes de pecho. En un partido varios hinchas fueron retirados del estadio por mostrar sus partes íntimas a los hinchas de Liverpool. En oportunidad del partido que jugó Liverpool contra Chelsea en Old Trafford por FA Cup, se dañaron las instalaciones y aparecieron pintadas sobre el asesino en serie Harold Shipman. ¿Quién es? Fue un medico célebre por suministrar drogas asesinas a sus pacientes en un hospital de Manchester.

Cada vez que hay un clásico son habituales las amenazas en Internet como los cantos que hacen referencias a tragedias. Una de las canciones es conocida como “96 is not enough”. Por la tragedia de Hillsboroug donde murieron 96 hinchas de Liverpool. Otro hecho recordado ocurrió en 2009 cuando en la ciudad de Oporto un grupo de seguidores del United abandonaron un pub y salieron a la calle para contar los segundos que faltaban para conmemorar el 20 aniversario de Hillsborough.

Los de Liverpool respondieron extendiendo los brazos simulando aeroplanos al tiempo que cantan asquerosas canciones sobre Munich, reviviendo la tragedia que vivieron sus eternos rivales.

La rivalidad se ha extendido a los jugadores. El delantero símbolo del United, Wayne Rooney, dijo odiar a los Rojos. El símbolo de Liverpool, Steven Gerrard fue filmado en su casa donde mostró una colección de camisetas que había intercambiado con los jugadores rivales. Pero, claro, no había ninguna de Manchester United.

En la temporada pasada la rivalidad se agravó. Luis Suárez descargó insultos racistas contra Patrice Evra. Luis fue suspendido ocho partidos. El 11 de febrero de 2012, United y Liverpool se vieron las caras nuevamente en Old Trafford, y volvió Suárez. Antes del comienzo del partido se esperaba que se dieran la mano, pero Luis lo ignoró. Alex Ferguson declaró que Suárez era “una desgracia” para Liverpool y sugirió que no se le debía permitir jugar más en el club. Luis pasó a ser héroe nacional para sus hinchas.

Aquel problema fue la astilla que reavivó más el fuego de un partido caliente y que ya tiene en vilo a los ingleses.

Dale la mano, Luisito

El Director Ejecutivo del United, David Gill, se reunía con su homólogo de Liverpool, Ian Ayre, en un intento de garantizar que el choque de la Premier League no levante más polémica que en nada ayuda a la imagen de la Liga, los clubes y los jugadores. El club obligaría a Suárez a dar la mano a Evra para estar seguros de que va a cumplir esta vez, a diferencia de la temporada pasada cuando rechazado el saludo del defensa francés.

La recordada tragedia de Hillsborough

La tarde del 15 de abril de 1989 pasó tristemente a la historia de Liverpool. La FA determinó que los hinchas de Liverpool ocupaban la grada de Leppings Lane del estadio de Hillsborough en Sheffield, que era de menor capacidad (14.000) que la de Spion Kop (21.000) donde alojaron a los de Nottingham.

Media hora antes del inicio del partido, la grada de Leppings Lane ya estaba abarrotada. En los exteriores miles de aficionados trataban de tener acceso. La policía pidió retrasar el inicio pero la petición fue denegada. A falta de diez minutos para iniciarse el juego el clamor de los hinchas avivó más los ánimos afuera y las primeras avalanchas para entrar se iniciaron. La policía, desbordada decidió abrir las puertas de salida. La tragedia había empezado. Seis minutos después del silbato inicial, el árbitro ordenó a los equipos retirarse. Se había iniciado la lucha por la supervivencia. Fallecieron 96 aplastadas contra las vallas. Otras 766 sufrieron heridas de diferente consideración.

El 12 de setiembre 2012, una comisión de investigación independiente concluyó que la policía fue responsable de la seguridad del estadio aquel día, y fue culpable de la tragedia.

Justicia

El 12 de setiembre 2012, una comisión de investigación independiente publicó un reporte en el que concluyó que la policía fue responsable de la seguridad del estadio culpable de la tragedia de Hillsborough. El primer ministro David Cameron pidió disculpas en la Cámara de los Comunes. La mayoría de las familias de las víctimas sintieron que la justicia se hizo finalmente. El capitán de Liverpool, Steven Gerrard, se vio afectado por el accidente porque murió un primo suyo de 10 años.

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