AFP

El dilema de la Conmebol, la negativa de Argentina, Brasil y Chile, y la paciencia de Uruguay

El eje de poder del fútbol Sudamericano, el papel secundario de la AUF y las necesidad por los compromisos de TV de jugar la temporada

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02 de julio de 2020 a las 05:01

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Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol que por estos días está envuelto en un problema doméstico en Paraguay en un juicio con el exfutbolista José Luis Chilavert, tiene un asunto complejo para resolver a nivel sudamericano: el regreso de la actividad en medio de la pandemia de coronavirus que de diferente forma se desarrolla en los 10 países asociados.

Un asunto en el que aún no dio en la tecla y lleva desde marzo, con intentos frustrados, encontrar la puerta de emergencia.

Cuando el 12 de marzo Conmebol suspendió solamente los partidos de la Libertadores y Sudamericana de la semana del 16 al 20, en Asunción tenían la esperanza de retomar rápidamente la actividad.

Ese mismo mes establecieron el 5 de mayo como fecha de regreso de la competencia, incluso a pesar del avance de la pandemia. Poco después comprendieron que sería imposible.

Lejos de esperar la evolución en los 10 países, Domínguez insistió con el retorno.

El 25 de mayo, a través de su cuenta de Twitter, el presidente anunció el regreso a la actividad en las oficinas: “… con un solo compromiso, que lo antes posible podamos poner a jugar la Libertadores y Sudamericana”.

En ese mismo discurso argumentó la importancia de la salud, y que la competición estaba en un segundo lugar.

En este segundo intento, en mayo, por volver a poner en marcha las copas, por los millonarios compromisos con la televisión, en Asunción marcaron agosto en el almanaque como fecha de regreso.

En ese momento, la noticia que Uruguay y Paraguay se transformarían en el plan B de Conmebol para recibir la Libertadores y Sudamericana, si no se abrían las fronteras, recorrió el continente.

El 12 de mayo, el integrante del ejecutivo de la AUF, Jorge Casales dijo sobre el tema: “Esa posibilidad (que Uruguay reciba los partidos de una de las copas) nos llegó por vía oblicua, no por vía directa de la Conmebol”.

¿Por qué Uruguay y Paraguay? Porque son los dos países que mejor sortearon la crisis sanitaria.

Domínguez se apoyó en estadísticas para explicar ese suceso en sus redes sociales el 21 de junio.

También, en su participación en las redes sociales, Domínguez empujaba por el regreso del fútbol cuando el 20 de junio anunció un protocolo para la vuelta segura para entrenamientos, viajes y torneos.

A un mes de la fecha en la que aspira retornar con la actividad, Conmebol se encuentra empantanada y sin las garantías sanitarias para retomar la Libertadores y Sudamericana en su forma de disputa tradicional. Las fronteras de los 10 países del continente están cerradas. En Argentina aún están suspendidos los entrenamientos. En Venezuela no habrá fútbol todo el año. En Brasil ya juegan y en el resto de los países volvieron a los entrenamientos y proyecto el inicio de los torneo para fines de este mes y agosto.

A raíz de las situaciones heterogéneas, sondearon un plan B en la sede de Asunción: Uruguay y Paraguay sedes únicas. Sin embargo, según pudo conocer Referí, no cuenta con el apoyo de Argentina, Brasil y Chile, incluso cuando Uruguay y Paraguay avanzan en el control de la pandemia.

¿Qué tan importante es el peso de Argentina y Brasil? Son los grandes de América y quienes manejan Conmebol junto a Paraguay.

La AUF es la selección más ganadora en el continente, la que dio origen a Conmebol, la pionera en la Libertadores, la referencia en tantos aspectos políticos, hasta los años 1960, y deportivos, en toda la historia, pero que quedó fuera del eje de poder.

Argentina y Brasil no necesitaron poner un presidente para manejar la Conmebol (aunque los tuvieron en los años 1920, 1950 y 1960), porque Paraguay, con Nicolás Leoz, desde 1986, y Domínguez, se transformó en el tercer integrante en ese triunvirato de poder.

En los últimos 34 años el gobierno del fútbol sudamericano tuvo a un paraguayo al frente: Leoz y Domínguez. Los dos interinatos de uruguayos (Eugenio Figueredo y Wilmar Valdez) fueron excepcionales y por causas de fuerza mayor, pero que fueron hundidos apenas asomaron con intenciones de instalarse. No resistieron la fuerz del eje de poder que en la actualidad y tras la muerte de Julio Grondona, dominan Brasil-Paraguay, que tienen el control sin descuidar a Argentina.

Luis Inzaurralde
Jorge Barrera, Wilson Seneme, Alejandro Balbi y Enrique Campos

Domínguez es el presidente de Conmebol y el brasileño Wilson Seneme el director de arbitraje.

En este tramado político, Argentina y Brasil reflejan su peso que permea en el deportivo (CBF y AFA seis equipos en Libertadores y en Sudamericana y las demás asociaciones cuatro cada una), y que también trasciende en la organización.

Por esa razón, la sede única de Uruguay para las copas carece de peso político, pero tiene un aliado: el tiempo.

El rechazo de Argentina y Brasil, al que se plegó Chile, por ahora resiste porque los plazos de la Conmebol no se agotan, pero si no se normaliza la situación en Sudamérica, Domínguez tendrá que convencer a sus socios del plan B para poner en práctica.

La AUF se llenó de paciencia

La Asociación recibió con cautela la opción de recibir la Libertadores o la Sudamericana, como país sanitario seguro, y no avanzó ni insistió en el tema porque sin la anuencia de los grandes sus aspiraciones se diluyen.

Además, porque en la AUF entienden que el fútbol de selecciones, por las Eliminatorias por ejemplo, no podrá regresar hasta octubre o noviembre.

Incluso cuando FIFA mantuvo la fecha del 3 setiembre para las Eliminatorias, la AUF no movió nada de su estructura que está totalmente detenida.

Hasta el 31 de julio los entrenadores y funcionarios afectados a la selección permanecerán en seguro de paro porque entienden que no adelantan planificando la actividad para setiembre cuando saben que son mínimas las chances que se disputen partidos en ese mes.

Camilo dos Santos

AUF se enfocó en octubre y noviembre para el debut en las Eliminatorias, que es el calendario que puede manejar, el de su selección.

El resto, las copas de clubes, está sujeto a la indisimulada ansiedad de Domínguez (que ya fijó dos veces fechas) por volver a competir y la paciencia de Uruguay.

Por tanto, si el tiempo avanza y quienes hoy rechazan una sede única tienen que ceder ante los compromisos con los contratos de televisión y apostar por la AUF y Paraguay (si mantienen los niveles de seguridad sanitaria) como salvavidas para completar la Libertadores y Sudamericana 2020, no será lejano el escenario de una Libertadores o Sudamericana con sede única en Uruguay.

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