El divorcio entre la economía y el mercado

Los mercados no estarían incorporando la posibilidad que una nueva ola de contagios provoque otro cierre masivo

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14 de mayo de 2020 a las 12:20

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Luego de un mes prácticamente en caída libre, en la que el índice S&P 500 acumuló un descenso de 34%, tuvo una recuperación igualmente espectacular. En medio de la divulgación de los peores datos macroeconómicos jamás registrados, y con gran parte de la economía del mundo paralizada, el índice de las 500 mayores empresas estadounidenses subió 30%. 

Billones de dólares fueron movilizados por gobiernos y bancos centrales alrededor del mundo a una escala jamás vista, para evitar que la recesión se convierta una depresión.

A cual bombero, los gobiernos brindaron asistencia financiera que permitió que personas puedan quedarse en sus casas y las compañías recibir la liquidez necesaria para subsistir y hacer frente a sus pasivos, evitando así un corte de la cadena de pagos. Los mercados anticiparon que todo este apoyo – de escala y alcance sin precedentes -  lograría contener el daño económico y asegurar una pronta recuperación de la economía global una vez controlado el coronavirus. Este estímulo, sumado a una menor tasa de contagios, impulsó a la bolsa americana a una recuperación en V. 

Los mercados accionarios anticipan lo que esperan que pase. Por ello, es común que las bolsas suban, aventurando un repunte económico aunque la economía aún se encuentre en recesión. En otras palabras, el divorcio entre la economía y el mercado es aparente. La recuperación de uno precede a la del otro. 

Pero esta suba tan importante en una coyuntura sumamente incierta han hecho encender luces de alerta. 

Por un lado, un número creciente de analistas advierte que las valuaciones de las acciones son muy elevadas y que sus precios reflejan una recuperación tanto de la economía como de las ganancias corporativas para 2021. Los mercados no estarían incorporando la posibilidad que una nueva ola de contagios provoque otro cierre masivo. 

Una de las voces críticas es la del gestor de portafolios Stan Druckenmiller, quien -con décadas de experiencia en el mercado financiero entre las que se cuentan haber sido el estratega en jefe de George Soros- , dijo esta semana que la posibilidad de una recuperación económica en V es una ¨fantasía¨ y que la relación riesgo-retorno de las acciones es la peor que vio. ¨Los programas de estímulo de los gobiernos no lograrán compensar los problemas de la economía real¨, sentenció. Desde entonces las acciones comenzaron a caer. 

También la feroz intervención del gobierno genera luces de alerta. 

Un número cada vez mayor de empresas está recibiendo ayuda estatal en la forma de subvenciones, beneficios impositivos y préstamos blandos. Ello tiene varias implicancias. Por un lado, el desafío al que se enfrentan los analistas a la hora de valuar empresas: ¿cómo valuar una compañía que se quedó sin ingresos y debe hacer frente a costos y al pago de sus deudas y que solamente puede subsistir si recibe apoyo estatal? La tarea es identificar quiénes serán los receptores de la ayuda estatal. 

Además, esta intervención cambió la dinámica de las industrias y los mercados. En muchos casos, determinar quiénes prosperan y quiénes no está más influenciado por la mano visible de los políticos que por la mano invisible del mercado. La historia sugiere que será un largo camino antes de que esta mano pesada vuelva a ser retirada, si es que alguna vez lo termina de hacer. 

El anuncio de la Reserva Federal que está dispuesta a comprar tanto la deuda de ¨ángeles caídos¨ (bonos de compañías que anteriormente tenían grado inversor y lo perdieron) como de índices de compañías de pobre calidad crediticia es una señal de cuán lejos está dispuesta a ir. Mostró estar preparada para asumir riesgo de crédito y de incumplimiento de una manera inimaginable hace sólo unas semanas. 

De la mano del apoyo de la Fed los mercados vieron, luego de la crisis financiera de 2008, la expansión más larga de su historia. Ahora, una vez más, la autoridad monetaria estadounidense salió en ¨rescate¨ de los inversores. 

Se abren varias preguntas. ¿Podrá sostener esta intervención? ¿Qué pasará cuando retire el estímulo? 

La dispersión de las proyecciones de los analistas de las principales firmas de Wall Street es tan grande como la incertidumbre que nos rodea. 

Las dudas en torno al disruptor de esa crisis, el coronavirus, dificultan cualquier proyección. Es incierto cuándo logrará ser controlado, cuánto será el daño económico y cuándo y cómo se procesará la recuperación. En particular, las economías están expuestas a shocks macroeconómicos no lineales – como quiebras masivas – si las medidas de aislamiento social se prolongan. 

La economía y el mercado no siempre se mueven juntos. Pero en este caso parecen estar llegando al divorcio. 

 

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