Leonardo Carreño

Qué opciones tiene el gobierno para financiarse en tiempos de coronavirus

La emergencia sanitaria requerirá de nuevas estrategias para dar respuesta a la mayor necesidad de fondos

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07 de abril de 2020 a las 05:00

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Obligado por la pandemia del coronavirus el gobierno suspendió temporalmente los planes para reordenar las cuentas públicas y tiene concentrado sus esfuerzos en atender la crisis desde la atención en salud y la mitigación de los efectos sobre la economía. El déficit fiscal hoy en 5% del PIB aumentará inevitablemente en los próximos meses, dado que se incrementará el gasto para poder atender la emergencia y a que habrá menos ingresos para las arcas del Estado como resultado del golpe que sufre la actividad.

En un escenario mundial totalmente distinto al de hace pocas semanas atrás y con restricciones de acceso a crédito para emergentes vale preguntarse cómo se están abordando las mayores necesidades de financiamiento, y qué tipo de estrategias podrían utilizarse en el corto y mediano plazo por el lado de la emisión de deuda.

Según supo El Observador, en el gobierno están haciendo un monitoreo constante sobre la marcha de los mercados. Por ahora, la estrategia sigue siendo la de activar gradualmente las líneas de créditos contingentes por casi US$ 2.200 millones. A los US$ 400 millones del BID está previsto que se sume otra partida en las próximas semanas de los US$ 1.500 millones que anunció en su momento la ministra de Economía Azucena Arbeleche. 

Por otro lado, a la fuerte volatilidad e incertidumbre de los mercados (los bonos uruguayos han sufrido una volatilidad atípica en las últimas semanas) se suma que todavía cuesta "cuantificar" cuánto serán los fondos que requerirá la caja del Estado para hacer frente al covid-19. "Sabemos que con seguro de paro y enfermedad se va a ir una cifra importante", dijo una fuente, más allá de los desembolsos por temas sanitarios que ya se están haciendo.

Respecto al calendario de emisiones domésticas, por ahora se mantiene sin cambios. Una posibilidad que no se descarta es realizar alguna operación conjunta con el BCU como ya se hizo en enero. En caso de los mercados internacionales, no se visualiza a corto plazo la posibilidad de salir a buscar fondos frescos, aunque todo es muy dinámico.

Las líneas de contingentes son activas rápidamente y su costo de financiamiento está asociado a la tasa Libor (de referencia para el costo del financiamiento a nivel global), por lo que su costo también se ha reducido en línea con la baja generalizada de tasas internacionales.

“Coronabonos” como una alternativa

El economista Aldo Lema destacó este lunes en su columna de El País la disponibilidad de líneas de crédito contingente, financiamiento interno y posible acceso a los mercados globales.

Sobre el segundo punto subrayó que el mayor tamaño de los inversores institucionales (AFAP sobre todo), junto a la mayor aceptación de la unidad indexada (UI), le permite al gobierno acceder localmente a financiamiento de largo plazo. “Por ejemplo, una emisión especial de “coronabonos” no debería ser descartada”, planteó. 

También recordó que como ocurrió en la salida de las crisis globales de 2001-2002 o 2008-2009, se debería tener un período prolongado de tasas internacionales muy bajas y con renovado apetito por créditos y activos de países emergentes, quizás desde el segundo semestre de este año.

Por otro lado, el gerente de inversiones de HSBC, Carlos Saccone dijo a El Observador que Uruguay tiene la credibilidad y la confianza del mercado, por lo que en esta situación de emergencia recurrir a "coronabonos", es decir bonos cuyos fondos se destinen a enfrentar erogaciones en las cuales incurra el Estado por la crisis sanitaria, luce como una alternativa apropiada en este momento.

El experto explicó que hay que tener en cuenta que gran parte del mundo ya está evaluando esta alternativa, incluido EEUU y los países más afectados de Europa, por lo que si bien en estos temas no hay que apresurarse, tampoco se debería dilatar, dado que en caso de que el mercado global comience a recibir colocaciones no es imposible que suban los costos para el emisor. 

Luego del desplome sufrido a mediados de marzo, los bonos globales uruguayos recuperaron aproximadamente la mitad de lo que perdieron. Uruguay tendría que pagar hoy cerca de 5% para financiarse a muy largo plazo en dólares, pensando en el título más líquido de la curva global Uruguay con vencimiento en 2050 emitido en 2014 con una tasa nominal de 5,10% anual. 

Sobre la posibilidad de una emisión local en UI, Saccone consideró que puede ser apropiada, en la medida que existe disponibilidad de inversores institucionales, y que no hay muchas opciones más para invertir. También sería “aire fresco” en esta situación, señaló.

Según dijo, lo más apropiado sería una combinación de las alternativas antes comentadas. “Confío plenamente en la categoría y expertise del equipo de gestión de deuda del MEF, quienes probablemente ya estén analizando estas y otras alternativas, las que sin dudas serán las mejores para el país”, afirmó.

La alternativa del FMI

En tanto, el director ejecutivo de Ceres señaló en entrevista con El Observador que como primer frente el gobierno debería endeudarse “todo lo que se pueda” con organismos multinacionales, en la medida que los mercados internacionales de deuda están cerrados -por ahora- para Uruguay. También señaló que si la pandemia se agudiza, no quedará otra alternativa que acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI). En el gobierno no está sobre el menú inmediato recurrir a este organismo, aseguraron. 

El riesgo país aumenta 

El riesgo país de Uruguay aumentó alrededor de 150 puntos desde el 20 de febrero. En la totalidad del bloque de países con grado inversor el aumento fue de casi 200 puntos básicos. Un aumento del riesgo país encarece el crédito para Uruguay en los mercados. Este lunes el indicador de riesgo país de República AFAP cerró en 304 puntos básicos. Esto implica que Uruguay debería pagarle al mercado una prima de al menos 3% por encima de lo que ofrece hoy un bono del gobierno estadounidense, considerado el papel más seguro. 

La ministra Arbeleche dijo el miércoles pasado en la Comisión de Hacienda del Parlamento que dentro de este grupo de países emergentes que se han visto afectados por la incertidumbre, Uruguay es el que “ha respondido mejor o el que no ha sido tan dañado como otro”.

"Esto hace que hoy tengamos un costo de financiamiento en los mercados de capitales no tan alto a nivel histórico; todavía es razonable. Si consideramos los bonos del Tesoro a 10 años, los bonos globales de Uruguay están en el entorno del 3,4 %, pero la realidad es que hoy tenemos cerrados los mercados de capitales. Me parece que esto también es un punto que tenemos que tener presente en la discusión para entender cuántos recursos tenemos disponibles para la creación del fondo coronavirus y cómo los asignamos”, afirmó la jerarca según la versión taquigráfica de la reunión.

El plan inicial para 2020

La Unidad de Gestión de Deuda (UGD) del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) estimó a comienzo de año que para 2020 las necesidades de financiamiento del gobierno central serían de US$ 3.973 millones. Las cifras se componen de US$ 1.751 millones en amortizaciones de bonos y préstamos con organismos multilaterales, así como los bonos recomprados en la operación de emisión y canje de enero de 2020, pago de intereses por US$ 1.639 millones y déficit primario de US$ 583 millones, según el último reporte de deuda soberana. Este déficit primario seguramente será bastante superior a ese monto dado el impacto que ya está implicando el coronavirus. De ahí que las necesidades de fondeo para el Ejecutivo serán mayores de las previstas este año. 
Del monto total de recursos necesarios, aproximadamente US$ 3.450  millones se planeaban conseguir mediante la colocación de bonos internacionales y otros emitidos en el mercado doméstico. Las otras fuentes de financiamiento serían los créditos de organismos internacionales (US$ 350 millones) y el resto correspondía a otros activos.
La emisión neta de bonos (esto es, deduciendo las amortizaciones de títulos) se proyectaba en US$ 1.699 millones. Al finalizar el primer mes del año, aproximadamente un 30% de la emisión bruta de bonos ya había sido cubierta mediante la emisión doméstica y la operación de manejo de pasivos realizada en conjunto con el Banco Central que ascendió a unos US$ 1.000  millones.
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