El ocaso del kirchnerismo

Ya la disposición del escenario donde se presentaría Daniel Scioli hablaba de una derrota. De pocos metros de largo, con contadas sillas disponibles, anunciaba un despliegue mínimo. Cuando apareció ante las cámaras, la derrota se le veía en la cara.

El que se despidió de su deseo de la Presidencia lucía agotado. Hablaba lento, con poca expresividad. La gente que lo escuchaba lloraba y se abrazaba.

"Hemos puesto todo nuestro esfuerzo, tenacidad y voluntad para persuadir y convencer. El pueblo ha elegido una alternativa y esperemos que Dios ilumine a Macri para que pueda hacer mejorar al país", dijo el kirchnerista.

Hace un mes su equipo estaba en el Luna Park, pero ayer se despidió en el NH Columbia.

En su discurso habló de los logros de estos 12 años, como para que la gente no se olvide de que lo acumulado es gracias a un equipo que él integró. Mencionó las políticas de salud, la recuperación de YPF, el bajo desempleo y el bajo endeudamiento. "Espero que se cuiden todos estos logros, estos derechos", deseó.

No se sabe qué hará el peronista ahora. Aseguró que buscará influir en la política y que seguirá trabajando con vocación de servicio y amor por Argentina. "Como he hecho como deportista, poniendo la bandera argentina bien alto. Como he hecho como empresario. Siempre, hasta mi último suspiro", aseguró.

"He puesto lo mejor de mí, como hago con pasión en cada cosa que encaro en la vida. Con mucha convicción, proponiéndole al pueblo argentino lo que consideramos que era la mejor opción", agregó.

Su resurgimiento, empero, será duro.

Cristina Fernández jugó su última carta e intentó cambiar lo que todos presagiaban. Como quien sabe que se le acaba su etapa de exposición pública, se aferró a los micrófonos que le acercaron cuando votó por la mañana en Río Gallegos. En total, ocupó 28 minutos en las pantallas de televisión, como si se tratara de una cadena oficial.

El grueso de su mensaje consistió en recordar los logros de los 12 años de kirchnerismo y en pedir que se votara "con memoria".

"Hay que reflexionar sin odios, sin rencores, con amor y alegría, pero que la alegría no nos tape lo que pasó", aseguró. Entonces defendió "el salto cualitativo" que dio su país desde que en 2003 asumió la Presidencia su marido Néstor. Pero se excedió y por eso la denunciaron por presunta violación de la veda electoral. No le importó y poco más tarde ratificó sus dichos con 20 mensajes en Twitter.

Ahora la incógnita es qué papel decidirá jugar Fernández desde el llano político. Lo que sí es claro, es que la derrota pone fin a un ciclo que se inició hace 12 años y que tiene futuro incierto.

Podrá intentar volver en 2019, pero su suerte estará condicionada por lo que logre –o deje de logar– Macri durante su mandato. Y también que consiga mantener su base política en un partido siempre impredecible como el peronista.

Lo cierto es que hoy, junto a Scioli, son los padres de la derrota.