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El otrora poderoso Partido de los Trabajadores de Brasil lucha por ser relevante

Las promesas del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva de que el PT resurgiría en 2022 son recibidas con escepticismo

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20 de agosto de 2020 a las 14:31

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Por Bryan Harris

Cuando el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, recientemente dijo que su Partido de los Trabajadores (PT) de izquierda se estaba preparando para expulsar a Jair Bolsonaro del cargo y regresar al gobierno en las elecciones de 2022, sus comentarios provocaron unas cuantas sonrisas desdeñosas.

Durante años, al PT se le consideró como uno de los movimientos políticos de izquierda más exitosos de Latinoamérica por su base ideológicamente cargada y por sus logros políticos a principios de la década de 2000.

Pero su reputación se vio gravemente afectada por su participación en el escándalo de corrupción Lava Jato, así como por una intensa recesión económica. Su última presidenta, Dilma Rousseff, fue destituida en 2016, y la candidatura de Lula da Silva en busca de un regreso político en la elección presidencial de 2018 fue interrumpida después de que se le encarceló por cargos de corrupción.

Desde entonces el PT, como el partido de la oposición, se ha tambaleado, según analistas políticos, que afirman que ha alienado a cruciales sectores del electorado al darle al partido un giro hacia la extrema izquierda y al implacablemente enfocarse en resucitar la popularidad de Lula, liberado el año pasado.

"Cuando Lula salió de la cárcel, la gente pensó que podía resucitar al PT, pero definitivamente no ha sido así", dijo Mario Marconini, el director gerente de Teneo en Brasil. "El PT padece de una enfermedad: no puede decirle a Lula que se vaya ni simplemente olvidar a Lula. Los líderes partidistas deberían estar pensando en algo nuevo. Necesitan una transformación".

EVARISTO SA / AFP

Fernando Bizzarro, politólogo del Centro David Rockefeller de Estudios Latinoamericanos, dijo: "El partido ha dejado de ser más grande que su liderazgo. Se ha convertido en el partido de Lula".

El partido se enfrenta a una nueva prueba en las próximas elecciones municipales de noviembre, las cuales presentan una oportunidad de ganar el control sobre las estructuras de poder locales, incluyendo alcaldías y consejos, los cuales se pueden aprovechar para que sirvan de apoyo a las campañas electorales federales en 2022.

La presidenta del PT, Gleisi Hoffman, dijo que su partido utilizaría las contiendas municipales para explicar "lo que hizo el partido por Brasil, principalmente en el área de desarrollo económico y social, y para mostrarse como un gobierno alternativo".

Aunque todavía se está finalizando la lista de candidatos, pocos están apostando en que habrá una ola izquierdista.

"El asunto es que el partido actualmente es mucho más radical que el votante brasileño promedio, y ni siquiera está tratando de conectarse con ellos", indicó Eduardo Mello, profesor de política de la Fundación Getúlio Vargas. "Habla de preocupaciones de grupos específicos. Y no inspira a Bolsonaro a cambiar de rumbo".

El mes pasado, el partido destacó su giro hacia la izquierda al organizar un evento con los controvertidos líderes de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Mientras tanto, Lula este mes describió las enérgicas medidas en contra de la corrupción de Lava Jato como un esfuerzo de EEUU por "bloquear la soberanía brasileña".

Los acontecimientos son importantes para la trayectoria política de Brasil debido a la estructura de las elecciones presidenciales del país. Si bien la base de votantes leales del PT hace que sea probable que su candidato preferido llegue al desempate en el sistema de dos rondas, el partido actualmente parece carecer del apoyo que necesita para derrotar al controvertido Bolsonaro. Una encuesta realizada por Veja mostró el mes pasado queBolsonaro fácilmente derrotaría a Lula.

"El sentimiento anti-PT es el fenómeno más importante de los últimos cinco años en Brasil. Mientras se mantenga este sentimiento negativo en contra del PT, las posibilidades de que un candidato de izquierda gane las elecciones nacionales son muy escasas", dijo Bizzarro.

Lula, de 74 años, se ha mantenido callado en relación con una posible candidatura en 2022, pero Hoffman dijo que el partido lo apoyaría si él decidía postularse a la presidencia.

Hoffman negó que el PT estuviera perdiendo relevancia dentro de la política brasileña, diciendo que seguía siendo el partido más popular y más grande, habiendo ganado más de 50 de los 513 escaños en la cámara baja del Congreso en 2018 –aunque menos de los 88 que ganó en 2010–y contando con más de 2 millones de miembros.

Una encuesta de opinión realizada en mayo mostró que el PT tenía el apoyo de casi el 14 por ciento de los encuestados, en comparación con el 4 por ciento a favor del Partido Social Liberal (PSL) de extrema derecha, el siguiente en tamaño.

Aunque la encuesta reflejó el imperecedero apoyo del PT entre un grupo específico de la sociedad brasileña, también dice mucho acerca de las debilidades del sistema de partidos de Brasil. Con la excepción del PT, los partidos brasileños históricamente han servido como vehículos para ganar elecciones en lugar de para proponer ideologías.

"El PT todavía cuenta con una sólida base sobre el terreno, lo cual es muy poco común en los partidos brasileños. La mayoría de los partidos no tienen seguidores orgánicos", comentó el Prof. Mello.

"Pero se ha vuelto mucho más izquierdista", él agregó, y explicó que el año pasado el PT había cambiado hacia la izquierda para movilizar a su base radical para exigir la liberación de Lula de la prisión. "Será muy difícil para el PT competir en ciudades como São Paulo o Río de Janeiro como lo hizo anteriormente y, por lo tanto, es difícil competir por la presidencia".

El partido tradicionalmente contaba con apoyo en la empobrecida región noreste de Brasil, pero incluso ese bastión recientemente ha comenzado a debilitarse como resultado de un programa de ayuda financiera en efectivo que inició la administración Bolsonaro para mitigar los daños causados por la crisis del coronavirus.

"Si el PT no fuera relevante, la gente no hablaría tanto acerca de él como lo hace", señaló Enio Verri, el líder del PT en la cámara baja del Congreso. "El PT es fundamental, incluso para la derecha, porque los derechistas necesitan hablar de nosotros todo el tiempo para sobrevivir. Sin duda somos la gran alternativa".

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