Sergio Massa, candidato peronista y ministro de Economía
Esteban Trebucq

Esteban Trebucq

Periodista y conductor en El Observador Radio

Política > 13 de agosto

El peronismo tiene pocos lugares para captar votos

Está muy complicado en cuatro de los cinco principales distritos electorales del país, donde se concentra más del 60% del padrón. Reza y apuesta a las zonas más pobres y excluidas para captar adeptos
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21 de julio de 2023 a las 05:03

Cinco provincias argentinas concentran más del 64% del padrón electoral. En cuatro de ellas, el peronismo gobernante va a perder (y por mucha diferencia) las elecciones Primarias del 13 de agosto, según resultados de recientes comicios locales y todas las proyecciones de encuestadores.

El Gobierno federal argentino, encabezado por el presidente Alberto Fernández, su vice Cristina Fernández y el ministro de Economía y candidato Sergio Massa, viene de sufrir un golpe tremendo en las elecciones de Santa Fe, el tercer distrito electoral del país, donde perdió por más del 30% de los votos. Era un territorio peronista. Era. Su referente salió tercero; cómodo.

Mucho peor le fue al Gobierno en las elecciones locales de Córdoba, el segundo distrito electoral del país, donde su candidato terminó cuarto, detrás del voto en blanco. Esta provincia es considerada la más anti kirchnerista de las 24 que integran el país.

Entre Córdoba y Santa Fe, suman el 16% del padrón. En ambas va a perder, salvo que precipite un fenómeno político impensado. Lo mismo le sucederá en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), donde al peronismo le fue mal, incluso en sus mejores momentos. Allí gobierna la coalición opositora de Juntos por el Cambio. Y, sin dudas, será la triunfadora el 13 de agosto. La capital argentina representa el 7,4% del padrón.

El quinto distrito en importancia es Mendoza, con el 4% del padrón. En las elecciones locales, la fuerza que representaba al oficialismo, terminó tercera. Y todo indica que va a perder en las presidenciales. Es un territorio del radicalismo, integrante de Juntos por el Cambio.

El Gobierno, cuya coalición política se denomina Unión por la Patria, ya perdió dos provincias que históricamente gobernaba, como San Luis y San Juan. Eran bastiones del peronismo. Eran.

También le fue (muy) mal en las elecciones primarias locales de la norteña provincia de Chaco, donde conduce el ex jefe de gabinete de Cristina, Jorge Capitanich. Terminó segundo detrás de JxC.

No hay buenas noticias para el Gobierno. La oposición retuvo la provincia de Jujuy, ganó en Neuquén y está bien perfilada en Chubut; éstas dos últimas en la despoblada Patagonia.  

Sergio Massa lleva como vice al santafesino Agustín Rossi, quien en términos electorales hizo un papelón en su provincia. Perdió por escándalo. Es decir, ni siquiera tiene territorio. Casi toda la región central del país, junto con la de Cuyo (límite hacia Chile), está en manos de JxC.

A Massa, CFK y Rossi le queda apostar a la principal provincia argentina, Buenos Aires, donde están el 37% de los votos totales. Pero hete aquí, que viene de perder en 2021 en este territorio, con índices económicos no tan catastróficos como los actuales, pobreza superior al 40%, inflación por encima del 100% y dólar paralelo (cotización no oficial) alrededor de los 520 pesos.

Buenos Aires, a su vez, tiene ocho secciones electorales, de las cuales seis son adversas al peronismo: las cinco que conforman el interior productivo (zona agropecuaria) y la capital local, La Plata, la segunda ciudad más poblada de la provincia, donde gobierna JxC.

El gobierno apuesta todas las fichas a la zona más pobre y densamente poblada de la Provincia, el complejo conurbano bonaerense, un aglomerado de 24 partidos, que abrazan a la capital argentina. Allí viven 11 millones de personas.

En algunos distritos del Conurbano, 6 de cada 10 niños son pobres, las cloacas son una quimera, el agua corriente es una utopía y la inseguridad capea en cada una de las serpenteantes calles de tierra. Hay zonas ganadas por bandas de narcotraficantes y la informalidad es la ley. En esta zona, que técnicamente son las secciones electorales Primera y Tercera, domina el peronismo.

Hoy la campaña está enfocada en este lugar, y también en las provincias del norte más pobre, donde salvo Tucumán y Salta, el peso electoral no es determinante. Tucumán, por ejemplo, representa menos de la mitad que Córdoba.

El Gobierno rasca el fondo de la olla en materia de votos. Tiene pocos lugares para captar adhesiones. Todo indica que va a perder (como ya sucedió) en las grandes ciudades del país, CABA, Córdoba, Rosario, Mendoza, La Plata, Mar del Plata o Bahía Blanca. En la mayoría de los distritos denominados productivos, históricamente de clase media y con baja dependencia de empleados contratados por el Estado, el Gobierno la tiene extremadamente complicada. Sí le va a ir bien en las provincias cuya matriz productiva está abrazada al empleo público, como Formosa o Tucumán.

La batalla del peronismo es por el Conurbano. Precisa de resultados históricos, con una victoria casi épica, para torcer la balanza a su favor y tener chances concretas de seguir en el poder a partir del 10 de diciembre.

Si bien la política no es hermana de la aritmética, hoy los números al Gobierno no le cierran por ningún lado. Y a la mayoría de los argentinos, producto de la situación económica, tampoco.

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