Comida congelada que brinda el Mides

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El Plan de Alimentación del Mides está en marcha pero muchos siguen yendo a las ollas populares

El Programa de Alimentación Territorial del Mides tiene como público objetivo a personas con pobreza extrema, pero algunos todavía no llegan a usar el sistema
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10 de junio de 2023 a las 05:03

Flavia llegó este jueves a buscar tres viandas para que ella y sus dos hijos pudiesen almorzar. Con su hijo de cuatro años en el coche y una bolsa de tela se acercó al camión refrigerado donde estaba funcionando el punto móvil del Programa de Alimentación Territorial (PAT) del Ministerio de Desarrollo Social (Mides).

Se anotó al PAT en abril y retiró comida por primera vez el 8 de junio. Se llevó tres viandas: una para su hijo de cuatro años, otra para su hija de 17 y otra para ella. Mientras el Mides no la contactó para confirmarle que podía retirar comida del PAT, comió en ollas populares y en merenderos barriales en Malvín Norte, donde vive. 

"Igual con esto no es nada. Tengo que seguir buscando", opinó al salir de la UTU de Malvín Norte con las tres viandas. Para Flavia la comida diaria que recibirá del Mides es una más de todas las que tiene que cubrir durante el día, todos los días, para ella y sus dos hijos porque el PAT entrega una comida diaria por integrante de la familia los siete días de la semana.

Punto móvil del PAT

En casi cuatro años desempleada, Flavia sabe dónde ir a buscar la comida y qué días se sirve cada cosa. Las viandas que le entrega el Mides las complementa con el merendero que funciona en el complejo INVE, en Hipólito Hirigoyen e Iguá. Los lunes y miércoles va a otro que funciona en la plaza del Hospital Pasteur donde le da la comida un muchacho apodado "Chipi", que incluso "les da yogur a los niños". También acude al que está en la iglesia Medalla Milagrosa y San Agustín, pegada al Hospital Pasteur. Algunos días va al merendero barrial de Beatriz y al que hace "a veces" Karen. Los fines de semana cubre la comida en otro cerca del Piñeyro del Campo, donde los sábados les dan la comida y los domingos "solo la leche".

Cuando el Mides delineó el PAT definió criterios para otorgar las viandas. Identificó e incluyó a personas en situación de "pobreza extrema o indigencia" –que tienen ingresos por debajo del valor de la Canasta Básica Alimentaria– y a personas que estén por debajo de la línea de pobreza. En este último grupo, se priorizó a hogares compuestos por mujeres y niños, personas adultas que vivan solas y personas discapacitadas. 

Comida congelada que brinda el Mides

El caso de Flavia es de estos últimos. En su hogar viven ella y sus dos hijos: Agustín y Florencia. Y los únicos ingresos que percibe son las dos asignaciones familiares de sus hijos menores. "Hace casi cuatro años que no tengo trabajo porque él tiene problemas –señala a su hijo–, lo tengo en tratamiento y sigue en lista de espera. No saben si tiene algún grado de autismo, pero no me habla, usa pañales, y seguimos dando vueltas para acá y para allá", contó. "Por eso tengo que hacer esto. No me queda otra", dijo sobre las formas en las que se "las rebusca" para alimentar a su familia.

Los que quedan afuera

Cuando el PAT surgió, el Mides había decidido quitarle el apoyo a las ollas populares. Entre idas y venidas sobre la cantidad de gente que acudía a una olla barrial para alimentarse, finalmente el ministro Martín Lema anunció que no se entregarían más insumos a Uruguay Adelante, la organización que intermediaba.

Pero, las ollas continuaron existiendo. Algunas con el aporte de vecinos o de cooperativas y otras a través de organizaciones sociales e incluso con el apoyo de la Intendencia de Montevideo. 

Fabiana Barros todavía mantiene su olla popular en el barrio Casabó. La referente barrial –que no forma parte de ninguna red de ollas– se sentó a observar un punto móvil del PAT y le pareció que funcionaba bien y que la comida parecía sabrosa. Pero, en su opinión, el sistema deja a personas necesitadas afuera.

Según su visión, el PAT no incluyó a personas que, si bien perciben ingresos y pueden alimentarse, no llegan a fin de mes. Y dice verlo en su propia olla: "A principio de mes vienen personas solas, ancianos, indigentes. Después del 18 o el 20 vienen padres, madres, familias, jefas de hogar y tengo el doble de los comensales", contó y consideró que "nadie sale a buscar un táper de comida y hace una fila si no tiene necesidad".

Por otro lado, entre quienes se inscribieron al PAT, el acceso a las viandas ha sido un proceso lento. María Cristina fue el jueves con su hermana. Se había inscripto, pero el Mides tenía que cruzar datos con el BPS para aprobarla y no había tenido novedades. 

Aunque María Cristina se fue con una vianda de bondiola, papa y boniato ese día, al otro día ya no podía volver a retirarla porque le informaron que la llamarían cuando estuviera aprobada como usuaria del PAT. "Mañana miraré la tele", dijo, al ser consultada sobre cómo haría para alimentarse porque contó que tenía 64 años, no trabajaba ni percibía jubilaciones ni pensiones. Los días anteriores "he pedido arroz, me han ayudado los vecinos", dijo.

El director del INDA, Ignacio Elgue explicó que el proceso lleva "10 o 15 días" desde que la persona se anota y el Mides la aprueba. Hasta el momento no hubo ninguna persona rechazada.

En tanto, la Coordinadora de Ollas Populares asegura que su trabajo no ha mermado y que hay más de 200 iniciativas que siguen trabajando. Ahora, sin el apoyo del Mides, se rebuscan con el Plan ABC de la Intendencia de Montevideo y con otras donaciones. 

Los datos sobre los que se apoyó el Mides

Más allá de la discusión sobre si el PAT es suficiente o no, en el Mides transmiten que el programa atiende directamente a las personas en situación de inseguridad alimentaria, un indicador que se midió en la Encuesta Continua de Hogares de 2022.

Según la encuesta, "26 de cada 1.000 hogares se habían quedado sin alimentos por falta de dinero u otros recursos" y "alguna persona del hogar no había comido en todo el día, al menos una vez en los últimos 12 meses". En total, 2,6% de los hogares sufrieron inseguridad alimentaria grave y el 15% moderada o grave.

Presentación de la comida congelada a legisladores

Los hogares más afectados por la inseguridad alimentaria –y que determinaron la definición de a quiénes llegaría el PAT– son los integrados por niños y niñas menores de seis años y cuyos ingresos se encuentran en el primer quintil de ingresos. El Observador consultó al Mides a cuántas personas alcanzó el PAT hasta el momento pero no obtuvo los datos al cierre de esta edición. El director del Instituto Nacional de Alimentación (INDA), Ignacio Elgue, dijo días atrás a Radio Universal que se había entregado comida a 4.500 personas.

De todas formas, el Mides tiene capacidad para entregar 1.200.000 viandas porque así se firmó en el contrato con las tres empresas que brindan la comida congelada que se entregan en los puestos móviles y fijos del PAT. Por lo tanto, el programa durará lo que se tarde en entregar esa cantidad de comida. "Depende de la demanda, pero tenemos la capacidad económica para ampliarla en un 100%", dijo Elgue

Este jueves, por ejemplo, se entregaron unas 2.000 viandas en puestos fijos y móviles y a partir de la semana próxima se entregarán 3.000 por día, debido a que más personas fueron confirmadas como beneficiarias del PAT.

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