Ante las dilaciones e impedimentos del Congreso peruano para aprobar cuatro iniciativas de ley claves propuestas por el gobierno, el presidente Martín Vizcarra sorprendió esta semana al solicitar una “cuestión de confianza” para destrancar dichas reformas.
La “cuestión de confianza” es un instrumento del que dispone el presidente de la República para afrontar una situación de debilidad del Poder Ejecutivo frente al Congreso, mediante el cual el gobierno pide el expreso respaldo a una política concreta, propuesta de ley o programa.
Lo interesante es que la pérdida de la moción generalmente lleva aparejada la dimisión constitucional del presidente y el llamado a elecciones generales. A su vez, si el parlamento niega la confianza a dos gabinetes de forma sucesiva, el jefe de Estado tiene la potestad de disolver el Congreso y convocar a elecciones parlamentarias.
En otras palabras, Vizcarra recurrió a un instrumento radical que, si bien constitucional, fue sentido por muchos políticos como una amenaza de disolución del Congreso. También, de alguna forma, arriesgó su propia permanencia en el poder.
Lo cierto es que la jugada resultó bien para Vizcarra. Logró que el miércoles 19 el Congreso aprobara la “cuestión de confianza”; 82 votos a favor, 22 votos en contra y 14 abstenciones.
Otro logro del gobierno fue que la bancada de Fuerza Popular (partido fujimorista que domina el Congreso) esta vez no votara en bloque, sino que allí hubo votos a favor, en contra y abstenciones.
Seguramente, el mandatario no se tiró al agua sin saber de antemano que recibiría el apoyo que buscaba (en la víspera, cinco de las siete bancadas habían adelantado que respaldarían el pedido del gobierno), pero nadie niega que igual su movida fue audaz.
Ahora, con la “cuestión de confianza” aprobada, el Congreso -en su mayoría fujimoristas opositores al gobierno- ya no podrá darles más largas al asunto y tiene hasta el 4 de octubre como plazo para aprobar las reformas que propone el Poder Ejecutivo.
En realidad, una de las propuestas de ley ya fue aprobada el martes 18, pero Vizcarra, en un todo o nada, presionó para que las cuatro sean aprobadas en bloque.
El proyecto de ley ya aprobado reforma el Consejo Nacional de la Magistratura, el cual será reemplazado por la Junta Nacional de Justicia y sus integrantes serán elegidos en un concurso público en base a méritos. Esto surgió como respuesta al escándalo de corrupción en el Poder Judicial que salió a luz en junio pasado y que provocó la renuncia del fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, entre otras dimisiones y destituciones de altos funcionarios del organismo. Los funcionarios implicados, según informó la prensa peruana, negociaban fallos judiciales y nombramientos a cambio de sobornos y otras prebendas., en una trama en la que aparecen involucrados dirigentes fujimoristas.
Las otras tres propuestas de ley plantean el retorno al sistema parlamentario bicameral, la no reelección de congresistas y la regulación del financiamiento de los partidos políticos. Todo con la intención de encaminar nuevamente al país por la vía del reforzamiento de sus instituciones, luego de la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski a la Presidencia, acorralado por presiones opositoras y todo tipo de acusaciones luego del indulto que le otorgara al expresidente Alberto Fujimori (1990-2000).
El paso que sigue es que los cuatro proyectos de reforma sean sometidos a un referéndum el próximo 9 de diciembre, junto con la segunda vuelta de las elecciones regionales y municipales.
Por ahora la jugada de Vizcarra se muestra contundente. Recurrir a la “cuestión de confianza” pareció una medida extrema para esquivar el bloqueo fujimorista, pero logró su cometido. Y el voto de confianza alcanzado ha evitado un choque de poderes entre el Poder Ejecutivo y el Congreso. Sin embargo, la crisis sigue latente.
De hecho, Keiko Fujimori, lider de la poderosa Fuerza Popular, no perdió oportunidad para señalar que ve con “mucha preocupación” la actitud de Vizcarra. Es claro que el fujimorismo se siente amenazado y que el juego político tendrá más partidas por delante.
Además, bien es sabido que la lucha contra la corrupción es un camino espinoso que requiere fortaleza y salpica más allá de lo previsto. En Perú, precisamente, la corrupción abarca múltiples frentes, incluyendo el caso Odebrecht, en el que están involucrados gran parte de las fuerzas y líderes políticos que gobernaron el país desde el año 2000, según reseñan constantemente los medios de comunicación locales.
El expresidente Fujimori dejó como herencia un sistema de partidos fragmentados y divisiones en la sociedad. Su condena a 25 años de cárcel en 2009 -por crímenes de lesa humanidad- y su posterior indulto, son un gran foco de dolor y de conflicto social; las secuelas están frescas a pesar del paso del tiempo.
Paradójicamente, en la actualidad el PIB de Perú registra crecimiento y, contrario a lo esperado, la “cuestión de confianza” no impactó en los mercados.
En esta nueva fase, es esperable un reacomodo de la política peruana y que las reformas oficiales contribuyan a fortalecer a las instituciones.
El nombre de Hitler ha vuelto a aparecer en carteles y paredes de una pequeña localidad andina de Perú, donde el político busca otra vez ser alcalde de la zona.
La propaganda “Hitler es del pueblo” y “Hitler es confianza”, entre otros, también se puede ver en sitio de Facebook del candidato del distrito de Yungar y en la que difunde su figura con uno de sus brazos alzado a media altura.
“Soy el Hitler bueno”, afirma Hitler Alba Sánchez, quién postula a dirigir uno de los 1.678 distritos en juego en las elecciones regionales y municipales de Perú, el 7 de octubre.
Alba Sánchez dijo a una radio local que llevar el nombre del político y militar alemán Adolf Hitler fue una mochila muy pesada, pero pudo superarlo en su vida política en la pequeña localidad de Yungar, región Áncash, donde fue alcalde entre el 2011 y 2014.
En estos comicios, “Hitler” enfrentó la impugnación a su candidatura del ciudadano Lennin Vladimir Rodríguez Valverde, la que fue rechazada la semana pasada por la oficina electoral, según un comunicado del partido “Somos Perú” que lo postula.
“La oposición ha utilizado a ese ciudadano para que puedan confundir (...) entre ‘revolucionarios’ no vamos a chocar”, refirió en tono de broma el candidato “Hitler”.
Las elecciones locales están pasando casi inadvertidas en Perú, sumido en las últimas semanas en una incertidumbre política por un enfrentamiento entre el Gobierno y el Congreso, que casi termina en el cierre del parlamento.
“Hitler” dice que no simpatiza con la ideología del militar alemán, pero tiene afinidad por la cultura alemana. (Basado en Reuters)
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá