Juan Samuelle

El puestero que disfruta vendiendo barato y regala bananas al cliente del futuro

La estrategia de Luis Alberto Martínez para que quien puede gastar solo $ 500 por semana vaya a la UAM e igual se lleve las frutas y hortalizas que precisa

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15 de mayo de 2022 a las 05:00

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Cuando tenía siete años, Luis Alberto Martínez quedó solo y salió a pelear por la vida –así lo recuerda–. Hoy no olvida que pasó muy mal, incluso muchas veces le faltó la comida, pero aprendió en cada trabajo que con ingenio consiguió, se esforzó, aprovechó las oportunidades y también disfrutó de un sinfín de aventuras que narra con picardía.

Esa sigue siendo su actitud hoy cuando cada día se levanta de madrugada para ir desde su casa en Piedras Blancas a su comercio en la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM).

Desde las 4 de la mañana, en el Mercado Polivalente de la UAM –donde se realizan ventas minoristas–, cada día se lo puede ver en el “Almacén Martínez” acomodando mercadería, dirigiendo al personal, aconsejando al que compra y (no pocas veces) regalando frutas y verduras a los clientes, sobre todo a los niños.

 

Un gurí, una banana

“A cada gurí que pasa le doy una banana. Los llamo y les digo: ‘¡hola cliente del futuro, tomá, comé esto que es rico y gratis!’ Y le encajo una banana. Hay que acostumbrarlos a eso, no tanto al alfajor. ¿Qué pierdo? ¿Cuánto me sale esa banana? Ver la cara de un niño comiendo una banana, una mandarina, una manzana... es de lo más lindo que se puede ver”, agregó.

 

Martínez vende de todo, como en los almacenes de campaña, “hasta ropa tengo”, dijo con orgullo. Pero un diferencial es su puesto con frutas y hortalizas. Cada día va mucha gente, sobre todo cada sábado se arman extensas colas para elegir mercadería y comprar. Ahí es donde cuando la lechuga estaba a $ 45 en las ferias él la vendía a $ 15.

Vendiendo lo más barato que puede, Martínez entiende que hace un aporte al resto de los comerciantes del nuevo mercado, porque el “boca a boca” diciendo que tiene precios muy por debajo de los que hay en otros sitios arrima gente, “y le sirve a los otros”.

“Yo sé que a veces pierdo plata en tal o cual producto, pero lo que me sirve y reconforta es que la gente que puede gastar $ 500 en la semana venga y se lleve lo que precisa. Si algo se puso caro porque hay poca oferta, ni lo ofrezco. Y me gusta la cara de la gente que se va con algo que pensó no iba a poder comprar”, comentó.

Juan Samuelle
Luis Alberto Martínez.

Piensa en el que gana $ 15.000

A cada rato piensa en gente que gana $ 15.000, que para frutas y verduras tiene solo $ 500: “No puedo venderle un repollo si está caro, tengo que darle otra cosa; mi secreto es buscarle la vuelta, hacer cálculos, para que se lleve varias verduras, algunas frutas, que me deje sus $ 500 donde ganó mi 10%, pero que se vaya con mercadería suficiente, variada y que vuelva la semana siguiente con otros $ 500. Si para eso tengo que vender una lechuga por debajo del costo la vendo, no voy a ser ni más ni menos rico y la gente va a comer una lechuga, con lo importante que es comer lechuga”.

“Acá hay gente que piensa de otra manera, que le interesa la plata, ganar más y más... los respeto, pero pienso distinto”, dijo.

Además de buscar que vuelvan a casa con mercadería “rica, sana variada y barata”, le gusta que se vayan con un consejo. Por ejemplo les explica cuánto tiempo tienen para consumir la zanahoria que pusieron en la bolsa: “No me gusta que la gente gaste y tire”.

“Si una señora mira un cajón de frutas y duda, la invito a que pruebe. Les pregunto qué quieren cocinar y doy ideas. Les digo si vale la pena comprar acelga y huevos para una pascualina”, contó.

Martínez no solo tiene el foco en el cliente. También deja que sus empleados si quieren comer una manzana lo hagan, sin que deban aprovechar un descuido del dueño para agarrar una si tienen hambre: “Fui empleado, todos hicimos alguna sinvergüenzada... pero aprovecho mis experiencias y acá no es necesario robar, si tienen ganas, comen”.

Sí le da amargura cuando hay gente que aprovecha y en días de gran concentración de clientes se va sin pagar lo que ponen en las bolsas. Admitió que en otros países, por ejemplo en lugares donde trabajó en Brasil, hay empresas a esa pérdida la incluyen en la gestión empresarial y trasladan ese costo al cliente. “No voy a entrar en esa, el que roba sabrá por qué, a veces veo gente muy desesperada, yo pasé hambre... pero acá no es necesario, si alguien tiene hambre y me pide una fruta, ¿cómo se la voy a negar?”, preguntó.

“Si veo que va a sobrar algo, para encariñar al cliente cuando lo veo dando vueltas por el puesto me acerco y le regalo uvas, disfruto de esa cara cuando alguien le da algo a cambio de nada”, agregó.

Martínez no es granjero. Le compra la mercadería a productores mayoristas que tienen sus locales en la UAM: “Ando cinchando los carros, miro mucho, elijo bien, además compro al contado, no me gusta el fiado y sé muy bien a quien comprarle y los que me venden saben cómo soy y me buscan para ofrecerme lo que traen”.

Juan Samuelle
Por $ 500, un surtido variado y abundante.

Sorpresa: la idea de Manini

La conversación comenzó de un modo inesperado para el periodista. Cuando iba a trasladar la primera consulta, mientras acomodaba unos maples Martínez pidió para hablar de “la idea de (Guido) Manini”, aludiendo a la iniciativa del líder de Cabildo Abierto de quitarle el IVA a un conjunto de alimentos. “Está bien, piensa en la gente, pero le haría un cambio porque azúcar, harina y arroz son productos no perecederos y me parece mejor que el IVA se le quite a verduras y a frutas, o al menos que se agreguen, más con la importancia que tienen desde el punto de vista de la salud, cosa que no pasa con otros productos de la lista de Manini”.

Sería muy bueno, mencionó, que la papa o el boniato tengan esa ventaja de la quita del IVA, sobre todo ahora que llegan los días más fríos y aumenta el consumo de comidas de olla, agregó.

A propósito del IVA, señaló que el pago de ese impuesto muchas veces considera una pérdida extra para el comerciante: “Acá pagamos el 10% en la fruta y en la verdura, el 22% en la banana –es la fruta que más se vende en el país– y cuando hay que tirarla porque se puso fea y no se puede vender eso ya está pago”.

Uno de los problemas con el que a diario convive quien vende estos productos, indicó, es la cantidad de mercadería que no se termina vendiendo. “Hay gente que no deja que el cliente toque, yo permito que elijan a su gusto, pero ese manoseo hace que alguna mandarina no la pueda volver a ofrecer y me la termine llevando a casa y la como yo, hago lo imposible para no tirar nada”, explicó.

Martínez, varios en la UAM lo definen de ese modo, es un personaje. “Nací en Módena y Carlos Nery, en el Hipódromo. Viví 25 años en el exterior, en Brasil, Argentina y Europa, pero volví por cosas de la familia, había que sentar cabeza y porque soy muy hincha de Montevideo y Uruguay”, fue otra de las cosas que contó.

Consultado sobre la UAM, donde cada día trabaja “con más ganas que las que tenía el día anterior” según destacó, “tiene muchas cosas que me gustan como la seguridad, la limpieza, todo es nuevo... estar acá es jugar en primera, pero también hay cosas para hacer para que esto vaya para adelante y voy a hacer mi aporte, voy a poner una parrillada al lado del puesto”, contó con las ganas de quien arranca, aunque hace una semana llegó a los 70 años.

Juan Samuelle
Luis Alberto Martínez controla cada cajón, cada fruto.

Se viene la parrillada 

Martínez contó, con mucho entusiasmo, sobre su nuevo sueño: abrir en el Mercado Polivalente una parrillada como las del Mercado del Puerto o las que hay en Argentina, donde trabajó 20 años.

“A la UAM le falta eso, para darle algo más a la gente y arrimar más gente, quiero que coman bien, en un lindo ambiente, disfrutando un show con música y baile”, dijo.

“Ojo que no voy a poner una parrillada para hacerme rico, no me voy a fundir tampoco, sí quiero sumar y que este mercado tenga esa postal que le está faltando, una parrillada típica, bien linda, con mucha carne para elegir y con carne de la buena”, concluyó.

Juan Samuelle
El buen relacionamiento con la clientela, clave de su éxito.

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