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Leonardo Carreño
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El siglo de los bancarios: el Club Banco República cumple 100 años

El Club Banco República celebra este 7 de junio sus 100 años, marcados por la difusión del deporte y la cultura

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07 de junio de 2022 a las 08:42

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El 7 de junio de 1922, un grupo de funcionarios del Banco de la República Oriental del Uruguay (BROU) dio nacimiento a su club, el Club Banco República (CBR). Todo comenzó en el corazón de la Ciudad Vieja, en una casa cedida por la entidad bancaria en las calles Cerrito y Solís, donde hoy está su sede central.

¿Habrían imaginado aquellos primeros socios y directivos que su club podría a llegar a ser lo que es hoy, un siglo después? Sorteando las dificultades que marcaron al país, el CBR llega a su centenario como una institución modelo en desarrollo deportivo, social y cultural, con una sede única en Uruguay, en Pocitos y a metros del mar, un gusto que desde los inicios fue preferencia de sus socios.

En aquel 1922, en el que también nacieron los clubes Trouville (1° de abril) y Aguada (28 de febrero), en sus primeros años de vida, el CBR tuvo una mayor actividad social que deportiva. La sede era centro de reuniones, con juegos de salón, lecturas, así como también cursos de idiomas y capacitaciones bancarias.

En lo deportivo comenzó con el fútbol y con un primer título en el torneo de la Asociación Bancaria de Deportes en su primer año.

El objetivo del club era trasmitir valores deportivos y humanos, y crear seres sociales íntegros, según se indica en una de sus reseñas históricas. Y, de esa forma, contribuir a construir una comunidad nacional e internacional basada en la salud y en la igualdad de oportunidades desde el punto de vista social.

En aquellos primeros años surgió el vínculo con Pocitos. En los veranos se instalaban carpas en la playa para que los socios disfrutaran el día con ese servicio.

La casa de la Ciudad Vieja quedó chica y en 1925 el club tuvo su primera mudanza, a 18 de Julio y Andes, donde permaneció hasta 1940. En ese local se sumaron más actividades, como gimnasia y esgrima, y servicios como consultorio médico y restorán.

En Pocitos seguían las carpas en verano, pero en 1930, un temporal arrasó con las mismas, lo que llevó al Club a alquilar una propiedad y establecer una segunda casa en el barrio. Allí, entre otros usos, llegaban a vacacionar socios del interior, a los que el CBR siempre brindó alojamiento, como una obligación en contrapartida a su afiliación.

El club crecía con más afiliados, y nuevas categorías de inscriptos familiares y de bancarios.

En 1940 se volvió a cambiar de sede, pasando a un local más actualizado en la calle Mercedes esquina Julio Herrera y Obes, donde permaneció hasta 1953.

El club tenía una cargada agenda deportiva y su mayor actividad se daba fuera de la sede, en canchas alquiladas para fútbol, y de bochas, básquetbol y otros deportes, en terrenos aledaños a la finca de Pocitos, donde se montó un campo de deportes. Pero la casa de Pocitos, que era una propiedad municipal, iba a tener que ser demolida debido a la obra para ensanchar la rambla.

En 1953 el club se mudó a su cuarta sede, en Agraciada (hoy avenida Del Libertador) y Paysandú. Ahí comenzó a tomar forma su actual edificación, en Benito Blanco y Buxareo, con la compra del terreno propio, los trámites y obras que llevaron años.

Eran tiempos de mucha actividad social, con conciertos, bailes, cenas, conferencias y excursiones, y también mucho deporte.

Finalmente, la actual sede fue inaugurada en 1961 y sigue hasta la actualidad con ampliaciones y remodelaciones, llegando a tener unos 8.000 metros cuadrados.

Su apertura llevó a que en los años siguientes se desarrollaran dos deportes en los que el Club sería protagonista, como el fútbol de salón y la natación, ambos practicados en sus gimnasios y piscinas, y en los que el club está federado. Por ejemplo, de las piletas salieron nadadoras como Felicia Ospitaleche y Mónica Figueroa, olímpicas en la década de 1960.

La nueva sede permitió organizar torneos en muchas disciplinas, así como eventos culturales y actividades de gran convocatoria.

Además, creció en otras áreas, sumando servicios como educación preescolar, becas para escuelas del barrio, actividades para adultos mayores, su biblioteca, a lo que luego sumaron una Residencia Universitaria para estudiantes del interior.

En la década de 1970 se logró el pico de socios: más de 14.000.

Más acá en el tiempo, en 1999 el campo deportivo propio se hizo realidad con el Parque Lavalleja, el predio de 17 hectáreas ubicado en la rambla de Carrasco, donde se instalaron canchas de fútbol, baby fútbol, tenis y otras comodidades.

En 2009 el club cambió sus estatutos, abriendo sus puertas también a socios no bancarios.

Entre escuelas y actividad federada, la institución llegó a tener más de 20 disciplinas deportivas con categorías para niños, como Sebastián Coates, quien pasó por la escuelita de fútbol, juveniles, mayores y seniors, femeninos y masculinos.

Con una capacitación constante de sus docentes y siempre atento a las nuevas tendencias de entrenamiento y deportes, el club destaca que es la única institución deportiva con sede propia frente a la rambla de Montevideo, única con campo de deportes frente a la rambla de Carrasco y también la única que sin contar con deportes profesionales tiene socios en todo el país y en el exterior.

Así, el Club Banco República llega a sus 100 años de vida este martes 7 de junio como una institución que marca una referencia en la vida deportiva en Uruguay, e inicia su segundo siglo de vida.

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