Vicecampeón Federal de 1973

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Los 100 años de Trouville: una forma de vivir el básquetbol a su manera

Trouville festejó este primer día de abril su centenario, que construyó con una particular identidad
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02 de abril de 2022 a las 05:02

Trouville festejó su centenario este primer día de abril, con un recorrido que marcó la historia del básquetbol uruguayo con dos títulos en Primera División (el Federal de 1945 y la Liga de 2005), y con un particular crecimiento, desarrollo y consolidación deportiva y en su infraestructura en los últimos 25 años, en los que construyó pilares que hoy lo posicionan en la elite de la organización de la Federación Uruguaya de Básquetbol (FUBB)

Es el segundo club de la FUBB, después de Olimpia, con más temporadas en Primera División. Desde hace 27 años es un club de la elite. Su último ascenso lo celebró en 1995, y desde 2000 a 2017 estableció una marca de 18 torneos consecutivos entre los ocho mejores del básquetbol uruguayo, con ocho semifinales y dos finales (el título de 2005 y el vicecampeonato de 2014). Luego volvería a culminar segundo en 2019.

El gimnasio de Trouville

El club de Pocitos es la expresión más auténtica de un equipo de barrio. Sin embargo, su fama, desde la década de 1970, abandonó los límites de su zona de influencia y adquirió trascendencia nacional, con lo que generó un fenómeno inigualable que se conoce como ser trouvillense.

Ser trouvillense representa para los devotos de esa insignia una expresión inigualable de un sentimiento que solo quienes lo viven saben lo que representa.

Trouville está arraigado a Pocitos desde su origen. Nació en la frontera con Punta Carretas, en un terreno con entrada por la rambla y por Solano Antuña, de la familia Barrere, en el que tenían espacios para la práctica del atletismo, un saltadero y una pista de 40 metros, 50 m y 60 m.

Sobre su fecha de fundación convivieron en el club dos versiones durante más de tres décadas. Algunos sostenían que era de 1919 o 1920 y otros desde 1922. Lo cierto es que su fecha de fundación del 1° de abril de 1922 fue establecida por la comisión directiva en 1954, después de un largo estudio y de disponer del documento más añejo, un registro de asamblea anual de marzo de 1923, que confirmaba que un año antes ,en abril de 1922, recorría el camino formal.

El club que se identificó con el color rojo y la letra te en el pecho nació para competir en atletismo. Formó campeones nacionales y sudamericanos.

Tan ajeno estuvo el básquetbol a Trouville en ese comienzo que Jaime Cardoso, campeón nacional y sudamericano en las pistas, llevaba la roja en el pecho en atletismo, pero en básquetbol defendió a Unión Atlética hasta 1930. Luego completó su carrera en Trouville.

Se integró formalmente a la Federación Uruguaya de Básquetbol en 1928 y desde entonces escribió una particular historia, marcada por una identidad del deportista de Trouville más que por sus éxitos deportivos.

Equipo de 1938: Enrique Loustau, Pencho de Pena, Héctor Larriera, Ruben Ubal, Carlos Dell’Acqua, Eduardo Giménez de Aréchaga, C. Etcheverry, J. Rabellino y Pato de Pena

Al pasar raya a 94 años compitiendo en básquetbol, las conquistas de Trouville son pocas con relación al tiempo de actividad, sin embargo, generó algo que los hace sentir orgullosos y que ningún otro club tiene: entender el deporte solo como ellos lo conciben y saber transitar por las derrotas sin el drama que se suele existir en esas situaciones. Esta forma de ser no la cambió ni la llegada del profesionalismo.

Equipo de 1965

Héctor López Reboledo, histórico entrenador de Uruguay, que tiene en Trouville un inédito registro de 21 temporadas de actividad ininterrumpida entre 1932 y 1953 al frente del primer equipo, entendía que el  club de Pocitos tenía un espíritu que ningún otro club en el mundo podía desarrollar y que era de su propiedad exclusiva: “Trouville es una de las instituciones deportivas más extrañas que se ha conocido jamás. No solo por sus comienzos sino por su estilo de vida y su permanente cita con la muerte”, decía López Reboledo. Cuando se refería a la “cita con la muerte” apuntaba a que “este club ha sido siempre una sede de la más auténtica bohemia deportiva que a veces parecía practicar la filosofía incomprensible de hacer deporte no por ganar, no por el deporte mismo, sino por el placer inefable de perder”.

Cuando en el Federal de 1973 a Trouville lo despojaron de su título en la recordada final con Peñarol, aquella noche en Pocitos festejaron como si hubieran culminado campeones. Tenían razones para sentirse así: con un equipo de hinchas, de jugadores del barrio y amateurs, se habían plantado con autoridad ante los planteles profesionales de Hebraica Macabi y Peñarol. A Macabi lo sacaron de la carrera por el título y con los aurinegros perdieron porque el delegado de mesa de Peñarol le corrió el silbato al de los rojos, que era quien llevaba el reloj y debía marcar el final del partido, pitó fuera de tiempo y dejó espacio para que en un segundo (que era lo que faltaba por jugar) el Bandido Bianchi recibiera, picara, diera un paso, se acomodara y lanzara para convertir el doble del triunfo.

Campeón Copa El Diario 1974 Blixen (DT), Carseani, Vannet, Larriera, Barizo, Lage, Wenzel; Da Prá, Bascou, Nin, Yamandú Martínez, Peinado, Izuibejeres

Eso, que en cualquier otra institución hubiera sido una herida histórica e imborrable, se transformó en un sentimiento de orgullo y representa lo que es Trouville.

Gane o pierda, después de cada partido, los hinchas se reúnen para celebrar ser trouvillense.

Su centenario estuvo marcado por una vida nómade durante sus primeros 28 años, en los que tuvo seis sedes y tres canchas.

Las seis sedes: en 1922 en la rambla y Solano Antuña, entre 1923 y 1925 en Jaime Zudáñez y Roque Graseras. Allí tuvo su primera cancha de básquetbol, aunque no compitió oficialmente. El 1° de mayo de 1925 se instaló en media manzana cedida por la familia del presidente Williman, en 26 de Marzo y avenida Brasil. En 1933 se trasladó a Francisco Vidal y Solano Antuña. En 1950, bajo las gestiones de Alberto Puig Larravide, presidente, y su antecesor, Martinelli Gómez, adquirió una casona y un amplio predio en avenida Brasil 3031, entre Chucarro y Berro. Ese terreno tenía salida por Chucarro. Desde 1950 la cancha de Trouville está en el mismo lugar. En 1958 el club vendió la casona de avenida Brasil, se quedó con parte del terreno con salida a Chucarro, y adosó un predio de Chucarro 1031.

En 1971 comenzaron a construir el techado del gimnasio, que finalizó en diciembre de 1973.

El gran impulso edilicio lo vivió en los últimos 25 años, a impulsos de los protagonistas de la generación de 1973 con Mahoma Wenzel a la cabeza: el piso flotante y el moderno gimnasio con capacidad para 775 espectadores que se distribuyen en tres tribunas.

Para entender por qué Trouville es uno de los grandes equipos del básquetbol uruguayo y con una popularidad única en su estilo, hay algunos elementos claves:

1) durante sus primeros 28 años, cambiando su sede a distintos puntos del barrio, fue cautivando y sumando a sus filas a los vecinos de distintos lugares de Pocitos.

2) siempre practicó un juego vistoso, fue innovador y patentó etapas, como la calesita de Trouville de 1937 y 1938, un movimiento de pelota que desconcertaba a sus rivales

3) cuando se asentó en avenida Brasil y Chucarro generó identidad y un símbolo

4) en 1973 ocurrió un fenómeno inigualado, que fue que un equipo 100% amateur, con un juego vistoso, le peleara el título a los profesionales de Peñarol y Hebraica Macabi

5) en ese 1973 se empezó a televisar el básquetbol y el juego de los rojos trascendió la frontera del millar de espectadores que podía llegarlo a ver en un partido, lo que dio al deporte una popularidad que no tenía y una visibilidad a Trouville como nunca en su historia

6) fue uno de los históricos clubes que se resistió a ingresar al profesionalismo y sufrió esa transformación (entre 1978 y 1995 protagonizó cinco descensos y ascensos), hasta que finalmente se estabilizó en los nuevos tiempos del básquetbol

7) en 2003 llegó Paolo Quintos para generar una revolución basquetbolística en Uruguay

Paolo Quinteros

Un histórico del club como Juan Pedro “La Mona” Bianchi resumió hace unos años aquel fenómeno en una frase: “Ese campeonato cambió la historia. Hasta 1973 Trouville era un equipo con poca hinchada y que solo llevaba gente los sábados de tarde de verano. Cuando jugábamos de visitante íbamos cuatro o cinco. Desde ese Federal se transformó en uno de los clubes más populares. Por esa razón lo que aconteció ese año es indudablemente un mojón en la historia”.

Joaquín Izuibejeres

En definitiva, la vigencia deportiva de Trouville estuvo marcada porque encontró en cada generación un impulso para multiplicar la pasión: en 1945 el título del Federal, en 1973 la campaña historia del vicecampeonato y en el inicio de los 2000 una revolución deportiva y el título la Liga de 2005.

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