El sindicato de trabajadores automotrices de Estados Unidos amplió la huelga contra dos de las "Tres Grandes" de Detroit e invitó al presidente Joe Biden a apoyar a los trabajadores en sus medidas de fuerzas que incluyen, entre otros reclamos, aumentos del 36% en el salario general durante cuatro años y el restablecimiento de derechos perdidos durante las últimas dos décadas.
El presidente del sindicato United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, anunció que la huelga se extenderá a los 38 centros de distribución y repuestos de General Motors y Stellantis, compañías que no aceptaron las demandas, a diferencia de Ford, que ha ofrecido importantes concesiones desde que se inició la huelga hace una semana.
De esta forma, otros 5.600 trabajadores se unieron a la medida de fuerza, lo que significa que alrededor del 13% de los 146.000 miembros del sindicato están ahora de paro.
"Como hemos dicho durante semanas, no vamos a esperar eternamente para obtener contratos justos en las Tres Grandes", dijo Fain en una sesión informativa. "Invitamos y alentamos a cualquiera que apoye nuestra causa a unirse a nosotros, desde amigos y familiares hasta el presidente de Estados Unidos", agregó el jefe de la UAW.
"La forma en que pueden ayudar es reforzando nuestro movimiento y mostrarles a las empresas que el público nos apoya", dijo Fain, quien explicó que Ford había mejorado sus propuestas anteriores al restablecer una medida sobre el costo de vida que había suspendido en 2009, ofrecer un sistema mejorado de participación en las ganancias y conceder al sindicato el derecho de huelga por el cierre de plantas.
"Aún no hemos terminado en Ford", advirtió el presidente del sindicato, quien sin embargo señaló que la empresa “se toma en serio el deseo de llegar a un acuerdo". Fain agregó que las negociaciones con “General Motors y Stellantis, la historia es diferente", y que las conversaciones están “estancadas”.
La estrategia del UAW de ampliar gradualmente su acción es parte de lo que Fain ha denominado la "huelga de pie", en alusión a la histórica huelga de "sentados" de la UAW en la década de 1930, y apunta a maximizar la influencia negociadora del sindicato debido al riesgo de que las compañías cierren plantas y despidan trabajadores durante la transición hacia los motores eléctricos.
Bajo el liderazgo de Fain, el UAW ha adoptado una postura agresiva en las conversaciones, acusando a las empresas de "codicia corporativa" y criticando los salarios de los directores generales de los "Tres Grandes", de más de US$ 20 millones en cada una de las automotrices.
Fain ha dejado de lado la tradicional estrategia de la convención de la UAW de elegir a una de las tres empresas como objetivo de la huelga, lanzando en su lugar tres series independientes de conversaciones, que han puesto bajo presión a las firmas, que hasta el momento se han mostrado contrarias a conceder el incremento salarial reclamado bajo el argumento que deben reinvertir sus ganancias para costear la transición hacia los motores eléctricos.
El propio Fain ha reconocido que las reivindicaciones del sindicato son "audaces". Pero sostiene que los fabricantes de automóviles pueden darse el lujo de aumentar significativamente los salarios para compensar lo que el sindicato resignó para ayudar a las empresas a resistir la crisis financiera de 2007-2009.
Uno de los objetivos más importante del sindicato consiste en que se le permita representar a los trabajadores de 10 fábricas de baterías para vehículos eléctricos, la mayoría de las cuales están siendo construidas en forma conjunta por fabricantes de automóviles y de baterías de Corea del Sur. El sindicato quiere que esas plantas paguen los mejores salarios y tomen a los trabajadores que ahora fabrican componentes para motores de combustión interna.
Durante la última década, las “Tres Grandes” de Detroit se han convertido en sólidos generadores de ganancias. En conjunto, han registrado ingresos netos por unos US$ 164.000 millones, y unos US$ 20.000 millones sólo en lo que va de este año.
La huelga, que ya lleva una semana, hasta ahora ha tenido un efecto limitado en las ganancias de las firmas, al tiempo que ha introducido nuevas presiones sobre los proveedores de auto partes. Un conflicto que según los analistas locales también impacta en los trabajadores en huelga, que llevan a sus hogares US$ 500 por semana gracias al fondo de huelga del sindicato, en lugar de sus salarios habituales.
(Con información de AFP)
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