La temporada sin cruceros golpea a Montevideo

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El turismo montevideano extraña a los cruceristas y busca retener a los brasileños

El covid-19 volvió a jugar su parte: el aumento de casos amedrenta a los turistas mayores y comerciantes temen por un nuevo cierre de fronteras
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07 de enero de 2022 a las 05:00

El portugués se empezó a apagar en las calles de la Ciudad Vieja. Hasta hace pocos días, eran las únicas —aunque pocas— voces que se escuchaban. Este 6 de enero, la Ciudad Vieja habló inglés. Cerca de 50 turistas de Estados Unidos y Canadá se bajaron del crucero Viking Cruising para darle una bocanada de aire a los comercios de la peatonal Sarandí, pero nada parece ser suficiente para salvar una temporada mala. 

El turismo montevideano se nutre, durante el año, del turismo de negocios. Durante el verano, del de cruceros. Pero tanto en 2021 como en 2022, las compañías de cruceros MSC y Costa Cruceros suspendieron sus escalas en Uruguay debido a la pandemia de covid-19. En setiembre pasado preveían que solo el 30% de los servicios se restablecerían. 

Por eso, la última semana turística de Montevideo vio solo a algunos brasileños que salían de los negocios asombrados por los precios, dijeron distintos comerciantes a El Observador. Vinieron al país de forma particular y gastaron en comidas y algún paseo, pero ya no en comercios de otro tipo, como souvenirs o vendedores ambulantes. "No hubo prácticamente nada. Vinieron unos pocos brasileños y no gastaron. Argentinos, no vino ni uno", dijo Gustavo, que vende mates y otras artesanías en la Plaza Matriz. "El argentino que vino a Uruguay es millonario y el millonario está en Punta del Este", agregó Marcelo, dueño de una tienda de ropa en Sarandí y Misiones. 

La temporada sin cruceros golpea a Montevideo

Si bien muchos comerciantes de otros rubros apuntaron que el gastronómico fue el más beneficiado por los pocos turistas que vinieron, los mozos del Mercado del Puerto lo niegan de manera terminante. "Laburamos bien, que no dábamos abasto, cuando fue lo de la Copa Libertadores. Después, nunca más", relató uno de ellos mientras interrumpía la conversación a la caza de algún caminante para ofrecerle el menú de su restaurant. El panorama ilustra lo que cuentan: locales prácticamente vacíos, con algún turista desperdigado o un uruguayo que trabaja en la zona y se acerca a buscar algo al paso. Sobre las mesas de los turistas la fórmula es ineludible: chivito al pan y cerveza. 

La temporada sin cruceros golpea a Montevideo

Los humores entre los comerciantes son disímiles. Algunos agradecen la escasa demanda que hay y otros lamentan la pandemia que hace dos años les robó la normalidad. Pero en una cosa se asemejan: la esperanza no abunda. Marcos vende libros en Pérez Castellanos y contó a El Observador: "Es tristísimo. Nosotros no vendemos, no vendemos porque no hay. Pero mirá a tu alrededor", dijo mientras señalaba los bares de la cuadra. "Esto a esta hora tiene que estar lleno, la calle colmada y no hay nadie", lamentó frente a los tres locales que tenían más de la mitad de las mesas libres. Los tres hoteles consultados por El Observador contaban con capacidad ociosa para recibir huéspedes y reconocieron que se trata de una "mala temporada". 

Libros uruguayos que se venden en Pérez Castellanos

La cantidad de casos de covid-19 registrados los últimos días tampoco impulsan el destino. "Montevideo en verano siempre fue un destino visitado por la gente mayor, que es la que más se cuida. La cantidad de casos tampoco fomenta nada", advirtió el librero y se mostró preocupado por un eventual nuevo cierre de fronteras

Está previsto la llegada de 15 cruceros desde el 9 de enero hasta fin de mes. En las temporadas de 2017-2018 y 2018-2019, el Puerto de Montevideo recibió 86 y 89 cruceros respectivamente. 

"Agradecidos" con Uruguay: estadounidenses en el Museo Torres García

Cruzando la Plaza Independencia hacia la Ciudad Vieja había dos ómnibus de COT. Un par de metros más adelante, sus casi 50 pasajeros que bajaron del primer crucero que llegó este año. Entraron al Museo Joaquín Torres García y miraron con atención las piezas exhibidas al ingreso. Santiago, su guía, tenía todo el recorrido pactado y por ser profesor les explicaba el contexto en el que fue creada cada obra, en un inglés claro. 

Cuando el guía señaló la presencia de El Observador, se acercó Lillian, oriunda de Louisiana, Estados Unidos y exclamó sin mucho contexto: "Realmente quiero agradecerte". La pregunta es obvia: por qué. Porque en tu país nos dejaron entrar. Nos abrieron las puertas y es muy lindo. En Chile y en Argentina nos rechazaron. Así que te lo agradezco", completó. 

Después, al ritmo del tango Al Compás del Corazón en la versión de Carlos Di Sarli, almorzaron chivitos en el icónico Bar Facal. Los recibieron con un show de Tango y, de postre, dulce de leche casero. 

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