Archivo. Elon Musk

Mundo > Dueño de Twitter

Elon Musk y la purga del periodismo

El dueño de Twitter primero suspendió las cuentas de periodistas de The New York Times y del Washington Post. Tras hacer una encuesta entre sus propios seguidores, que mayoritariamente se opusieron a la censura, se las “devolvió”. Una idea peligrosa sobre la libertad de expresión
Tiempo de lectura: -'
19 de diciembre de 2022 a las 08:53

El sudafricano Elon Musk se fue a estudiar a Canadá con 17 años, luego se mudó a Estados Unidos y como gusta a muchas personas “es un hombre hecho a sí mismo”. Hasta hace pocos días encabezaba la lista de más ricos del Planeta. Alardea de sus ideas libertarias, entendidas como lo hace la ultraderecha norteamericana.

Como de dueño de Twitter, Elon Musk fija las reglas de la red de la palomita. Una de ellas fue la decisión de amnistiar a una cantidad de personas cuyas cuentas habían sido suspendidas por los anteriores responsables de la empresa. Esa medida fue celebrada por ultraderechistas porque, precisamente, quienes habían sido expulsados de esa red social lo fueron por usarla con narraciones y comentarios racistas, homófobos o enemigos acérrimos de las diversidades sexuales.

Uno de los amnistiados era un neonazi confeso, promotor de una campaña contra una mujer judía. Tras humillarla, este ultra logró que la mujer recibiera infinidad de mensajes humillantes. Algo así hizo con la cuenta de Donald Trump, cuyos tuits están autorizados en Twitter, aunque de momento el ex presidente prefiere no expresarse en esa red.

Esta semana, mostró hasta dónde está dispuesto a llegar como titular de esta red. Cerró las cuentas de nueve periodistas estadounidenses. La mayoría con arraigo en la profesión, nada menos que en The New York Times, The Washington Post y la cadena CNN. Se trata de cronistas que hicieron referencias personales a Elon Musk. Es decir, como dueño se arrogó el derecho de ir contra lo que en el país donde vive es religión, nada menos que la Primera Enmienda de la Constitución, la que pone por encima de todo la libertad de expresión.

Abraham Lincoln dijo: “Aquellos que niegan la libertad a otros, no la merecen para ellos mismos”. Una frase que, entre tantas otras, es parte del credo en las redacciones de Estados Unidos. George Washington usó una metáfora similar: “Si nos quitan la libertad de expresión nos quedamos mudos y silenciosos y nos pueden guiar como ovejas al matadero”.

Musk acusaba a los periodistas de haber escrito sobre él cosas que “podían poner en peligro a su familia”. La realidad no era esa, los periodistas habían dado información sobre las cuentas que rastrean los viajes de su jet privado, datos que no son secretos y que son accesibles de forma pública en un país donde la información secreta está vedada por los propios departamentos de Legales de los diarios o cadenas informativas.

El dueño de Twitter, antes de cerrar las cuentas de esos periodistas convocó a sus propios seguidores para decidir qué hacer con esos periodistas. Antes de ello, como para inducir a una respuesta punitiva, escribió que les suspendía las cuentas una semana. Con los resultados en la mano, el viernes pasado levantó la suspensión a las cuentas.

El resultado, adverso, le sirve para lograr visibilidad. Y también impunidad. La encuesta convocada por el dueño de la red social es más importante que la Primera Enmienda. Musk tuiteó: “Es alentador comprobar este nuevo amor por la libertad de expresión en la prensa”. Entre los tantos tuits a raíz de esto escribió que The New York Times lava el cerebro de la gente con ideología de extrema izquierda.

Musk no es el único que cree que la mayoría de los periódicos y cadenas audiovisuales están vendidos al Partido Demócrata y a las personas con pensamiento progresista. Eso no sería grave si no jugara a ser el censor, el que ilumina cuáles son las maneras de pensar.

Recientemente pidió el procesamiento judicial de Anthony Fauci, el médico jefe de la Casa Blanca que acaba de anunciar su retiro. Fauci fue figura clave en el mundo de los investigadores y sanitaristas en los peores momentos de la pandemia del coronavirus.

Fue una de las voces más autorizadas durante los peores momentos en el país que más muertes registradas tuvo por el Covid-19. Fue atacado por los ultraderechistas. Musk tuvo alrededor de un millón likes cuando pidió el procesamiento judicial de Fauci.

El fenómeno de la cultura woke (vinculada a la idea de despertarse) de no permitir la cancelación, la supresión de las ideas y prácticas de otros y otras prendió entre buena parte de quienes no quieren ser dominados por las ideas ultraderechistas en Estados Unidos. Musk está tan obsesionado con la llamada cultura woke. Llamó en Twitter a derrotar el virus mental woke.

Matt Binder, uno de los periodistas censurado por Musk, escribió en noviembre que el dueño de Twitter escribió que el multimillonario vive en “una burbuja derechista”. Uno de los motivos esgrimidos por Musk para comprar la red social fue precisamente que la red de la palomita era promotora de la cultura woke y favorable a los derechos de las minorías y discrepancias.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...