El palacio de justicia de Varsovia en Polonia

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En Polonia enjuician a una activista por los derechos reproductivos de las mujeres

Un tribunal polaco juzga a una mujer que pertenece a una red proaborto por darle píldoras abortivas a una embarazada que no quería llevar a término su embarazo
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19 de octubre de 2022 a las 16:32

En el palacio de justicia de Varsovia se está llevando a cabo un juicio contra Justyna Wyrdrzynska, una activista por los derechos de la mujer acusada de ayudar e instigar a la interrupción del embarazo que es ilegal en Polonia y conlleva una condena que puede llevar hasta tres años de prisión.

La activista es miembro de la red Abortion Dream Team y su juicio ha despertado gran expectativa en Polonia, uno de los países más restrictivos de Europa junto con Malta en materia de aborto que solo se permite en casos de violación o si peligra la salud o la vida de la madre.

Un par de docenas de policías y varios vehículos se han instalado rodeando el palacio para intervenir en caso de que los manifestantes a favor y en contra de Justyna produzcan algún tipo de incidentes.

Los manifestantes que se oponen al aborto sostienen una imagen gigante de un feto abortado y mediante altavoces hacen escuchar sus gritos de protesta y oraciones católicas.

Los que se reúnen en apoyo a la enjuiciada responden con sus cantos y consignas al ritmo de tambores y otros instrumentos de percusión.

Hace apenas dos años, el aborto estaba permitido en casos de malformación fetal, pero el Tribunal Constitucional, que está bajo el control del gobernante Partido Ley y Justicia, de tendencia fuertemente conservadora y nacionalista, eliminó esa excepción de la ley.

Eso significa que el embarazo de niños gravemente discapacitados sin posibilidad de supervivencia debe ser llevados a término obligatoriamente, en línea con las enseñanzas de la Iglesia Católica en Polonia.

"El Estado polaco es misógino", le dijo Wydrzynska a la agencia DW frente al juzgado, con lágrimas en los ojos, pero claramente conmovida por el apoyo de tanta gente fuera del edificio.

“No he hecho nada ilegal. Ayudé a una mujer necesitada compartiendo con ella mis propias pastillas abortivas. No es punible ayudar a alguien necesitado. No la convencí para que abortara, ni la acompañé”, agregó.

Wydrzynska afirmó que lo haría de nuevo si fuera necesario. Lleva años luchando por la liberalización del derecho al aborto en Polonia. “Estoy luchando por los derechos humanos y el aborto es parte de eso”, dijo. Sus seguidores corean las palabras que Wydrzynska y el Abortion Dream Team usan para alentar a las mujeres que necesitan su ayuda: "Nunca caminarás sola".

Explica que cuando las mujeres llaman a la organización comienzan con la pregunta más importante: “¿Qué tan avanzado está su embarazo? Y recomendamos usar una píldora abortiva hasta la semana 12. Después de eso, es mejor someterse a una cirugía, dijo Wydrzynska. Por el momento, la mayoría de las mujeres polacas se ven obligadas a viajar al extranjero a Alemania, Austria, la República Checa o los Países Bajos para realizarse abortos quirúrgicos.

Wydrzynska y su Abortion Dream Team, así como otros grupos que pertenecen a la organización paraguas Aborcja bez Granic (Abortos sin fronteras), están en contacto constante con activistas en esos países, en su mayoría inmigrantes polacos que buscan ayudar a sus "hermanas" a buscar atención de salud en el extranjero.

"El gobierno polaco está obligando a las mujeres a viajar miles de kilómetros a otros países para abortar", enfatizó Wydrzynska con ira.

"Aconsejo a las mujeres que quieren abortar con una píldora que se comuniquen con las redes internacionales de mujeres womenhelp.org y womenonweb.org. Luego pueden recibir la píldora desde el extranjero. Afortunadamente, las píldoras llegan a Polonia, por lo que la mayoría de las veces las mujeres pueden confiar en ellos", dijo Wydrzynska.

Las píldoras abortivas que contienen mifepristona (también conocida como RU-486), que están disponibles en casi todas partes de Europa, no se pueden comprar en las farmacias polacas.

El proceso contra Justyna comenzó cuando, para ayudar a una mujer que quería abortar, le envió sus propias pastillas por correo. Pero el esposo de la mujer, militante católico, vio la dirección en el sobre y la denunció a la policía que después de allanar su departamento, la puso en manos de la justicia.

El juicio que ya comenzó se extenderá hasta enero de 2023 y es muy probable que la mujer a la que ayudó y su esposo sean llamados a declarar antes de la sentencia que se espera será en febrero.

En 2021, unas 34.000 mujeres polacas buscaron ayuda de organizaciones de mujeres para interrumpir un embarazo. La mayoría pudo adquirir píldoras abortivas en el extranjero, aunque más de 1500 se vieron obligadas a viajar fuera del país para someterse a un aborto quirúrgico. Ese mismo año, se realizaron 107 abortos en hospitales polacos, 10 veces menos que antes de que el país endureciera sus leyes de aborto en 2020.

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