María Noel Domínguez

María Noel Domínguez

Editora de El Observador en Uruguay.

Espectáculos y Cultura > Claudia Piñeiro

Entrevista a Claudia Piñeiro: "La violencia contra las mujeres es de otro tipo"

La escritora argentina pasó por Montevideo para presentar su último libro, El tiempo de las moscas
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09 de octubre de 2023 a las 05:00

Por María Noel Domínguez

Tras cumplir condena por asesinar a la amante de su marido, Inés sale de la cárcel y su creadora, la escritora argentina Claudia Piñeiro, vuelve a traerla a sus lectores con la calidez y la calidad que marca toda su obra.

Durante la presentación de El tiempo de las moscas en la Feria de Libro de Montevideo, Piñeiro habló con El Observador sobre su nuevo trabajo.

Después de 15 años de estar en la cárcel vuelve Inés. ¿Cómo está ahora este personaje?

Hace muchos años, Guillermo Martínez me había dicho de retomar este personaje y en su momento le dije "no lo veo", "está en la cárcel". Después, durante la pandemia, me vino esto de Guillermo y dije "bueno, a lo mejor puedo sacarla de la cárcel y hacer una novela posterior". Averigüé, empecé a hacer cálculos y me di cuenta de que ella salía a un mundo distinto. Distinto a lo que la constituía como mujer, por ejemplo. Porque era una mujer absolutamente machista, ajustada al modelo patriarcal de ser mujer, fingiendo que tenía una familia con una perfección que no tenía, un marido con una perfección que no tenía, una relación con su hija con una perfección que no tenía y se iba a enfrentar con un mundo donde mucho de los conceptos que la sostenían habían volado por los aires. Entonces allí sentí que podía llevar el personaje a esa situación.

Esa Inés vuelve con otra historia, ¿cómo llevaste su cambio?

Lo primero que hice fue no leer la novela Tuya. La leí al final, lo cual me trajo algunos problemas porque había cosas que no me acordaba y que tenían que ver con la continuidad, detalles pavos como que le puse un nombre a la madre de Inés en la segunda novela y después cuando leí la primera tenía otro nombre. Pero no quise leerla porque no quería justamente que me volviera aquella Inés, quería imaginarme quién era la nueva. Y allí tuve que trabajar mucho sobre la voz del personaje. Aquella Inés tenía un humor que yo quería conservar en esta novela, pero hacía algunos comentarios y chistes que ya no causan ni gracia. El humor tenía que ser otro, tenía que conservar su ironía, su sarcasmo, pero había cosas que podía decir y cosas que no. Hay muchas que todavía mantiene, entonces se lo pongo entre paréntesis porque ella sabe que no las tiene que decir. También hay una cosa en el lenguaje que no tiene tanto que ver con el personaje, sino conmigo como escritora. Yo no uso el lenguaje inclusivo porque no me resulta cómodo, pero no tengo ningún problema con él, no me molesta que alguien lo use, pero sí siento una molestia con el lenguaje armado desde el universal masculino. Entonces había palabras que usaba Inés que yo ya no usaría y formas de decir que creo que Inés también tiene que cambiar 15 años después, como por ejemplo cuando nosotras decimos "cuando uno piensa". Creo que ahora tiene que decir "cuando una piensa". Hay ajustes del lenguaje que tienen que ver con los cambios que se produjeron en estos últimos años.

Inés en Tuya es todo menos sorora, sin embargo de la cárcel sale hecha una mujer que confía en otra mujer.

Algunas personas me dijeron "uy ahora cuando sale de la cárcel tiene que sociabilizar" y digo que ella empezó a sociabilizar en la cárcel por primera vez en su vida, porque antes podía tener relaciones que no aparecían a la novela pero que seguramente eran falsas, donde no contaba lo que le pasaba, entonces allí no había una verdadera amistad ni un verdadero apoyo. En esta otra novela encuentra que hay otra forma de relacionarse con las mujeres, desde la amistad, desde la sexualidad, desde un montón de cuestiones que jamás se le habían cruzado por la cabeza y empieza a encontrar lo que es tener una amiga mujer. Y gran parte de lo que ella puede hacer cuando sale y ya no tiene ni el dinero, ni el vínculo social, ni la pertenencia a un grupo determinado que la sostenga, lo que la sostiene es la amistad con La Manca, que es una mujer que conoció en la cárcel. En la contratapa de la novela la editora puso como que La Manca e Inés son algo así como una Thelma y Louise del conourbano bonaerense, y me encanta esa definición. Creo que es una película que no envejeció, sin embargo ese final extraordinario que tiene la película, me parece que con los vínculos que establecimos los últimos años entre las mujeres, a lo mejor tenían otra oportunidad. Porque ellas estaban solas en ese trayecto que hacen y no tenían a quien recurrir.  A lo mejor hoy sí podrían construir otros vínculos y terminaría de otro modo.

El personaje de La Manca es muy importante en la novela. ¿Cómo surgió?

Yo quería que ella tuviera por fin alguien con quien relacionarse, un vínculo verdadero. Una amiga en la que puede confiar, y ella además hace cosas por esta amiga de verdad. Parte de lo que pasa en la novela es por sostener una situación que tiene la amiga. Recuerdo que la primera persona que quiso llevar la novela al cine fue Alejandro Doria y me preguntaba "pero esta mujer no habla con nadie, ¿cómo hago?". Porque la gente leía Tuya y decía que era una película, pero después te das cuenta que era un monólogo interior en la cabeza del personaje. No tenía amigas, no tenía empleada porque hacía todas las cosas de la casa, pero tenía unas cartas que se escribía con la madre que después en la novela no las puse. Entonces este personaje ahora puede tener la oportunidad de tener un soporte y ese vínculo se tenía que generar en la cárcel. En la cárceles de mujeres en Argentina el 90% están por tráfico de estupefacientes al menudeo, no son narcotraficantes, por otro lado ella era una asesina, entonces La Manca tenía que tenerle más cuidado. Es una forma como de recuperar a esas mujeres que tienen un traspié por circunstancias de la vida y terminás teniendo una marca sin muchas oportunidades después.

Se puede leer este libro sin Tuya, pero se potencia con Tuya.

Yo traté de escribir un libro que lo pueda leer alguien que no leyó Tuya, y que en todo caso si tenía ganas lo leyera después. 

¿Por qué las moscas?

Las moscas aparecen circunstancialmente. Yo tengo una mosca en el ojo, ella va a tener una mosca en el ojo, son cosas que aparecen cuando escribís. Además, hice muchas veces cursos en materia forense porque me gustan los detalles para algunas cosas. En ese recorrido apareció en un momento en la pandemia que una universidad ofrecía en Buenos Aires un curso sobre entomología forense y me pareció interesante. Son los insectos que vienen a contar cómo murió alguien y, como la masa madre no era para mí, me anoté. La verdad es que me fascinaba todo lo que explicaban: de cómo aparecen los insectos cuando empieza la degradación de los cuerpos. Esa cuestión de que la vida viene a contar la muerte. Vos tenés un cadáver y si aparece una mosca volando pasó tanto tiempo, si en lugar de una mosca hay un huevo pasaron otros días, y si aparece una larva, otros días. Y se me armó una cosa entre lo criminal y las moscas que vienen a contar la vida, y ella tiene que tener una profesión, puede ser que fumigue, pero que no mate moscas. Entonces volví al texto de Marguerite Duras que aparece en la novela y las moscas empezaron a cobrar sentido.

¿Tenías previsto el final?

Sabía que Inés iba a estar involucrada en una acción que la iba a poner en una situación de mucha controversia, entre aceptar o no lo que tenía que hacer. Le fui dando muchas vueltas a ese final, no era claro.

Tuya es una novela que se lee mucho en las escuelas secundarias, se identifican mucho con el personaje de la jovencita y con su dificultad de relación con los padres, y muchos me escribían desde las redes sociales para preguntarme qué pasó con Lali. Por qué la dejo pariendo sola. Y querían saber si había podido tener una vida normal o si había quedado mal. Entonces esta novela viene de alguna manera a responder eso, a responder que hay segundas oportunidades.

Mencionaste las redes sociales ¿siempre contestás?

Las redes sociales las tengo abiertas y trato de contestar. A veces puedo contestar mejor o peor, pero siempre pongo algo que marque que leí. El asunto que cuando te cuentan algo demasiado íntimo me da no sé qué no contestar. Con Catedrales me escribieron muchos pibes diciendo "yo soy Mateo en mi familia”, que es un personaje adolescente cuyos padres son muy estrictos, muy católicos. Y les tengo que contestar. Cuando escribí El Reino, también, cantidad de chicos que me dijeron que habían pasado por iglesias evangélicas y que habían tenido malas experiencias. Y no puedo no contestar, por lo menos solidarizarme con su situación, porque me parece que hay una persona del otro lado. Ya deja de ser esta cosa anónima.

Eso lleva mucho tiempo, sumado a la actividad en X, donde hay menos tolerancia.

Ahí no me cuentan nada, más bien bloqueo. Me retiré bastante de todos modos, porque hubo un momento que las agresiones eran tan violentas, no solamente a mí, a la mayoría de las mujeres. También a algunos hombres. Pero con las mujeres la violencia es de otro tipo, creo que a los hombres no les dicen "te voy a meter un palo por el orto y te lo voy a sacar por la garganta", como me han puesto a mi en Twitter, y yo denuncio eso y me dicen que ahí no hay violencia. Me han mandado fotos de mujeres violadas diciendo "así vas a terminar", fotos de Falcon verdes que son el símbolo de la dictadura, fotos de picanas eléctricas. Sospechamos con nuestras amigas mujeres que a los hombres no les pasa y sucede que te retirás del debate público. Yo soy un poco terca en ese sentido. Me retiro un poco, me cuido, hay cosas que ya no digo, pero hay algunas cuestiones que no dejo pasar. Porque si no termina operando el fascismo, que es callar voces.

Sobre El tiempo de las moscas
"Mujeres estafadas por un hombre hay muchas, pero repudiadas tanto por la madre como por la hija, no tantas". El tiempo de las moscas es la nueva y esperada novela de Claudia Piñeiro, que retoma la historia de Inés, la recordada protagonista de Tuya, en un relato de coraje y amistad que nos retrata cabalmente como sociedad. 
Inés sale en libertad, después de quince años presa por haber asesinado a Charo, la amante de su ex marido. Su vida ha cambiado, pero también la sociedad: el avance del feminismo, las leyes de matrimonio igualitario y del aborto, el lenguaje inclusivo. Inés, una ama de casa tradicional y a quien la maternidad no le resultó algo feliz, entiende que debe ser práctica y adaptarse a la nueva realidad. Aunque le cueste. Se asocia con la única amiga que hizo dentro de la cárcel, la Manca, y ponen una empresa doble: ella se ocupa de hacer fumigaciones y su socia de investigar como detective privada. Como unas Thelma y Louise del conurbano, Inés y la Manca enfrentan situaciones complicadas, con el deseo de reinventarse. Hasta que, inesperadamente, una de las clientas de Inés, la Señora Bonar, le propone un intercambio muy inquietante; como salida de las tinieblas del pasado, la propuesta puede inclinar la balanza peligrosamente hacia el lado desfavorable. Pero también puede cambiarles la vida.

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