España atraviesa una de las crisis socioeconómicas más severas de su historia. Sin embargo, el deporte de ese país sigue adelante cosechando títulos de todos los colores.
El domingo le tocó al hándbol masculino. Tras derrotar en Barcelona 35-19 a Dinamarca –en la final más abultada en la historia de los mundiales–, España volvió a ser campeón luego de consagrarse por primera vez en Túnez 2005.
Estos títulos del hándbol, donde los mundiales se disputan cada dos años, se suman al mundial de básquetbol de Japón 2006, a los de fútbol sala de 2000 y 2004 y al de fútbol en Sudáfrica 2010.
También España es vigente tetracampeón en un deporte más chico como el hockey sobre patines, donde es gran potencia.
Pero España es mucho más poderoso de lo que demuestran estos trofeos en disciplinas colectivas.
En muchos deportes individuales, los triunfos españoles han sido moneda corriente en los últimos 20 años.
La clave del éxito se remonta a la organización de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, donde el país alcanzó un amplio grado de diversificación cultural en su deporte.
Desde Munich 1972, la representación olímpica de España venía creciendo significativamente. Pero en Barcelona, al ser locales, explotó (430 competidores) y desde entonces no bajó de 292 atletas (Atlanta 1996).
Eso se reflejó considerablemente en el número de medallas conseguidas. Hasta Barcelona habían ganado 26 preseas. De 1992 hasta Londres 2012 llevan conquistadas 105.
A nivel olímpico se sembraron sus posteriores conquistas futboleras. Desde Barcelona 1992 el fútbol olímpico está reservado a los sub 23. Ese año España ganó el oro con los Cañizares, Guardiola, Luis Enrique, Kiko y Alfonso. En 2000 fueron plata.
También fueron campeones olímpicos en hockey sobre césped femenino (1992) y en waterpolo masculino (1996).
El básquetbol, que había sido plata en Los Angeles 1984, armó una selección que ganó el Mundial de 2006 y fue dos veces plata olímpica cayendo ante Estados Unidos en 2008 y 2012.
Los hermanos Pau y Marc Gasol, Garbajosa, Calderón, Navarro, Rubio y Rudy Fernández son los mejores exponentes de esa brillante generación.
El fútbol se coronó en dos Eurocopas (2008 y 2012) y entremedio ganó el primer Mundial de su historia con una nueva fórmula de interpretar el juego, liderada por los cracks de Barcelona, Xavi e Iniesta.
En hándbol fueron bronce olímpico en 1996, 2000 y 2008, por lo que este éxito mundial no es casual.
España, además, terminó con la hegemonía de una Francia que llegaba como favorita tras ganar los dos últimos mundiales y los oros olímpicos de 2008 y 2012.
Los galos quedaron afuera en cuartos de final a manos de Croacia que a la postre fue bronce.
Fuera del ámbito olímpico y del deporte colectivo, España también se transformó en la última década en una potencia polideportiva ganadora.
En tenis, Rafael Nadal ganó desde 2005 a 2012 la friolera de 11 Grand Slams: siete Roland Garros, dos Wimbledon, un Abierto de Australia y un US Open.
La Fórmula 1 siempre tuvo un aire exótico para el país ibérico hasta que Fernando Alonso irrumpió al mando de un Renault ganando los mundiales de 2005 y 2006, con los que cortó un reinado de cinco años de Michael Schumacher.
El ciclismo, deporte que está en la cresta de la ola por los casos de dopaje que se ventilan día tras día, tuvo en España a grandes ganadores olímpicos como Joan Llaneras, en pista, y otros que se lucieron en ruta ganando el Tour de Francia como Óscar Pereiro, Alberto Contador y Carlos Sastre.
De crisis, entonces, al deporte español que no le hablen.
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