La circulación de los primeros casos de hepatitis infantil aguda, que se han esparcido hasta el momento en 12 países del mundo, enciende las alertas de la comunidad médica uruguaya, que advierte, con cautela, por la posible aparición de la enfermedad en el país.
En Argentina, se descubrió este jueves el primer caso de un niño de ocho años, que debió ser internado en un hospital de Rosario tras sufrir complicaciones médicas. Ya van 228 casos anunciados en todo el mundo, entre Estados Unidos y países de la Unión Europea.
Las noticias no pasaron desapercibido para el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, quien dijo a El Observador estar pendiente del tema: "Estamos atentos", reconoció.
Algunos especialistas, como el director del Hospital Pereira Rossell, Álvaro Galiana, y la presidenta de la Sociedad Uruguaya de Pediatría (SUP), Mónica Pujadas, coinciden en que hay una vigilancia epidemiológica exhaustiva para detectar un eventual infectado a tiempo.
"En Uruguay estamos atentos al surgimiento de casos de hepatitis", expresó Galiana a El Observador. "Todas las hepatitis se estudian exhaustivamente. Normalmente, se buscan las causantes infecciosas o las sustancias tóxicas que puedan generar la enfermedad y los fenómenos inmunológicos que se asocian con hepatitis grave", detalló.
De acuerdo a Pujadas, el país está "preparado para identificar y estudiar en el laboratorio los posibles casos sospechosos". Eso lleva a las autoridades de salud a estar "atentas para detectar en forma oportuna si hay probables casos".
Sin embargo, hasta el momento el Ministerio de Salud Pública no ha reportado ningún caso de esta enfermedad.
Galiana clasificó a la hepatitis infantil aguda como una enfermedad de "evolución rápida" y poco habitual, que "se agrava en poco tiempo" y puede llegar a ser subaguda o fulminante. "Aguda quiere decir que lleva pocos días de evolución, de tiempo de enfermedad; lleva entre una y dos semanas. Crónica es cuando lleva cuatro o seis semanas de evolución y se mantiene la enfermedad", explicó.
Descartó que esté asociada a la vacuna contra el covid-19: "Sin dudas no es ningún vinculo con la vacuna ni con la enfermedad covid".
A diferencia de la hepatitis de tipo A, que no suele tener síntomas perceptibles en los menores de seis años, esta infección puede requerir trasplantes y ser más grave. Tiene un origen desconocido, aunque hay sospechas de que la causa esté vinculada al adenovirus F41.
"Ha habido en Gran Bretaña estudios que aparentemente han mostrado que está vinculada con un agente adenovirus productor de hepatitis grave. Eso no lo hemos vivido todavía; estaremos atentos al surgimiento de las hepatitis en las que no aparezcan los agentes habituales como causa", sentenció Galiana.
Pese a la poca evidencia y a la baja aparición de casos, el médico llamó a no subestimar el problema. "No podemos decir que tengamos más casos de hepatitis fulminante que requiere trasplante hepático. Hemos tenido lo que cada tanto tenemos y, si no hay más casos q antes, a mí entender no hay nada distinto a lo que ha habido otros años en otras épocas. Me parece que hay mucho ruido y pocas nueces", dijo. Sin embargo, advirtió: "No subestimo el problema. La hepatitis fulminante es una enfermedad grave y severa y hay que tener mucho cuidado".
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