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Fármaco biológico eleva sobrevida de mujeres con cáncer de cuello uterino

Se aplica para los casos avanzados en combinación con quimioterapia. En Uruguay ya se indica de forma particular y el Fondo Nacional de Recursos estudia la aprobación de su financiamiento
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13 de julio de 2015 a las 05:00
Luego de casi una década en la que no se registraron avances en los tratamientos contra el cáncer de cérvix o cuello uterino, un fármaco biológico aprobado en 2014 por la Administración de Nutrición y Drogas de los Estados Unidos (FDA), eleva la sobrevida de las mujeres que lo padecen.

El bevacizumab, que es comercializado bajo el nombre de Avastín, es utilizado en combinación con quimioterapia en pacientes con casos recurrentes o metastásicos.

En el caso de Uruguay, el medicamento se indica de forma particular y este año fue enviada la solicitud para que el Fondo Nacional de Recursos lo financie.

Cómo actúa

Para que los tumores crezcan, se deben formar nuevos vasos sanguíneos para que se nutran, proceso conocido como angiogénesis. El bevacizumab, como anticuerpo monoclonal, ataca una proteína que ayuda a formar nuevos vasos sanguíneos, enlenteciendo o neutralizando el avance del tumor.

Según explicó durante el Roche Press Day Krishnansu Tewari, investigador del Grupo de Oncología Ginecológica (GOG) en los Estados Unidos, una de las ventajas de este nuevo tratamiento es que aumenta la sobrevida global de los pacientes a 17 meses (la quimioterapia tradicional otorga una sobrevida de 13 meses). Es decir que las mujeres tratadas con este fármaco más quimio vivieron una mediana de 3,7 meses más que las que recibieron quimioterapia sola.

Los resultados de un estudio a gran escala independiente (GOG240) patrocinado por el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos (NCI) y realizado por el Grupo de Oncología Ginecológica, indican que el uso de este tratamiento redujo el riesgo de muerte en un 29% en comparación con la quimioterapia sola.

Las prefiere pobres

El cáncer de cuello uterino es el tercero más frecuente en mujeres de todo en el mundo, con 500 mil nuevos casos diagnosticados cada año y 250 mil muertes innecesarias.
En Uruguay se registra, en promedio, un nuevo caso por día (350 anuales) y ocupa el tercer lugar de incidencia después del de mama y colon rectal. Unas 140 uruguayas mueren por esta enfermedad cada año.

Entre un 80% y un 85% de las muertes que se producen por cáncer de cuello uterino ocurren en países en vías de desarrollo. Las tasas de incidencia y mortalidad más altas se dan en África, América Latina y el sur y sudeste asiático.

Incluso las mujeres pobres que viven en los países desarrollados tienen una mayor incidencia de padecerlo que otras de niveles socioeconómicos más elevados. El mal afecta principalmente a mujeres de entre 35 y 65 años con niños a su cargo y que generan ingresos a su hogar.

Las razones que para Tewari explican estos indicadores son las barreras geográficas, culturales y económicas que le impiden a estas mujeres llegar al primer nivel de atención para prevenir la enfermedad.

"Es complicado que llegue este nuevo tratamiento a las partes más pobres del mundo por eso es importante que se avance en la prevención", valoró Tewari.

Las monjas, Titta Merello y el Papanicolau

Aunque para la historia el año 1842 no dice mucho, para el tratamiento del cáncer cérvicouterino, fue de vital importancia. Fue allí cuando el médico italiano Domenico Antonio Rigoni-Stern se preguntó por qué las monjas tenían baja incidencia en el padecimiento de esta enfermedad en comparación con el resto de las mujeres.

El resultado al que llegó luego de evaluar los certificados de defunción de la éopoca, fue que el cáncer cervical podía ser una enfermedad de transmisión sexual.

Ahora sabemos que Rigoni-Stern no estaba tan errado en su conclusión y que la infección de transmisión sexual por el virus del papiloma humano es lo que causa casi 100% de los casos el cáncer cérvicouterino.

Esto se puede prevenir con vacunas que demostraron ser efectivas contra la infección. En Uruguay desde hace dos años, el Ministerio de Salud Pública (MSP) ofrecía la vacuna de forma gratuita, aunque ahora las autoridades sanitarias la consideran como algo fundamental para combatir el HPV, conjuntamente con el Papanicolau.

Se recomienda su aplicación antes de que la niña comience a tener relaciones sexuales porque la vacuna sólo es efectiva antes de que la mujer entre en contacto con el virus. En Uruguay se recomienda la vacunación a los 12 años.

"Muchacha, hacete el Papanicolau", repitió durante décadas la actriz Argentina Titta Merello incitando a las mujeres a que utilicen el método más común para la detección del cáncer de cuello uterino.

En Uruguay, el examen debe realizarse al menos una vez al año y gratuito en todo el sistema de salud público. Desde el año 2006 el decreto N°571/006 determina como requisito para otorgar el carné de salud a mujeres la realización de este estudio. debe realizarse al menos una vez al año.

Roche Press Day 2015


Este foro anual al que asisten periodistas de América Latina trata y difunde temas vinculados a la salud pública y el proceso de innovación en el sector farmacéutico. En esta oportunidad se realizó en la ciudad de Cartagena, Colombia.

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