Mundo > Detrás de un abrazo

Felipe González y Aznar cuestionan pacto de Pedro Sánchez con Iglesias

Dos expresidentes, uno del PSOE, otro del PP, coinciden en advertir serios riesgos en la coalición entre socialistas y Unidas Podemos
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18 de noviembre de 2019 a las 16:46

Habían transcurrido poco más de 24 horas de las elecciones legislativas del 10 de noviembre en las que entre PSOE y Unidas Podemos se dejaron 10 escaños parlamentarios (3 y 7, respectivamente) cuando se produjo el abrazo del año. Al menos, en la política española.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias lograron en esas escasas horas lo que se negaron, y le negaron a los españoles durante meses, después de los comicios de abril pasado. Entonces sumaban 165 de los 176 votos necesarios para formar gobierno. Ahora, debilitados por el ascenso de la ultraderecha, firmaron un preacuerdo de coalición "ilusionante" que rubricaron con ese inesperado abrazo: Sánchez siente que está más cerca de continuar en la presidencia del gobierno e Iglesias de vetado, pasó a acariciar la vicepresidencia.

Todas estas cosas que se producen así, de sopetón, suscitan recelo, adelanta Iñaki Gabilondo, afilado comentarista de la vida política española.

Pero el preacuerdo se puede quedar en eso, en preanuncio, en pregobierno, en prenada. Porque para su éxito requiere apoyos y abstenciones, y estas últimas están más caras que los primeros.  

La inhibición que se busca  —negada muy pronto, y por voz propia, la del vapuleado Ciudadanos— es la de ERC: Esquerra Republicana Catalana que, claro, pone sobre la mesa el peliagudo asunto catalán: ¿Es "crisis de convivencia", como la conceptuó Pedro Sánchez, o "crisis política" como aspiran los independentistas que la reconozca el Estado español?

Hay reuniones entre PSOE y ERC, pero aún sin abrazos. 

Y en ese contexto surgen las voces de los dos expresidentes que en sus tiempos de líderes máximos de sus partidos eran agua y aceite.

Felipe González, figura relevante en la transición española, comandó el gobierno entre 1982 y 1996 desde donde impulsó el ingreso de su país a Europa  —se decía durante las décadas franquistas que el viejo continente comenzaba en Los Pirineos— a la vez que se transformaba en uno de los líderes de la socialdemocracia europea. 

El acérrimo adversario de González en los últimos años de sus mandatos fue José María Aznar, que lo sucedió en la presidencia del gobierno en 1996. Aznar, que llevó al Partido Popular por primera vez al Palacio de La Moncloa, necesitó en su primer período el apoyo de los nacionalistas catalanes, vascos y canarios.

Hoy los une la crítica, con matices, al preacuerdo anunciado y más en el fondo a la deriva constitucional de España. 

"No me gusta, dice González, algo que todos entenderán, que después de discutir tantas veces que lo primero que hay que hacer es ponerse de acuerdo en el programa, con las cosas más elementales, lo primero que sepamos es cómo se reparten los cargos, eso no me gusta, me parece que la casa se construye desde abajo, me parece que no se construye por el tejado".

El expresidente socialista, que sigue militando en el mismo partido de Pedro Sánchez, no se pronuncia sobre el fondo aunque advierte que no aceptará un acuerdo de Gobierno que suponga "romper las reglas de convivencia". Eso se traduce en que rechazaría que dentro del paquete de la ciudadanía, unos territorios —¿el catalán?— adquiera unos derechos de los que carecen otros españoles.

Aznar va más allá, es su estilo. El pacto entre "comunistas (Unidas Podemos) e independentistas" con Pedro Sánchez "conducirá a una crisis constitucional de consecuencias devastadoras”.

Propone una alianza entre los partidos constitucionalistas pero no puede estar encabezada "por quien está haciendo la contraalianza, por la misma persona que negaba que fuese a pactar con los independentistas y ahora lo está haciendo”.

El expresidente del gobierno español deja una pregunta en el aire, dirigida a Sánchez: "¿usted piensa que la posición de España va a ser muy respetada en el mundo, va a mejorar a mejorar las posibilidades de España en términos políticos, sociales, económicos, institucionales, internacionales, de seguridad, cuando uno tiene que explicar que los que quieren destruir a España son los que van a condicionar su gobierno?

Para consuelo de Sánchez, otro ex, José Luis Rodríguez Zapatero, celebró el preacuerdo. "Yo deseaba que se produjera". Zapatero sustituyó a Aznar y al dejar el gobierno la cifra de desempleado era la más alta de la historia de su país y su partido en las elecciones siguientes perdió cuatro millones de votos.

 

 

 

 

 

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