Cómo sacar a gerentes y personal de la apatía creada por las crisis

"El universo no fue diseñado pensando en la comodidad de los seres humanos. Es casi inconmensurablemente enorme y en su mayor parte es hostilmente vacío y frío". Éste es un improbable preludio para un libro sobre la felicidad. Pero en este contexto poco prometedor, el psicólogo húngaro-estadounidense Mihaly Csikszentmihalyi desarrolló la teoría y la práctica de "fluir".

Es "el estado en el que las personas están tan involucradas en una actividad que nada más parece importar", escribió Csikszentmihalyi en su libro de 1990, "Fluir: una psicología de la felicidad". Los ejemplos pueden ser Emma Raducanu ganando el Abierto de Estados Unidos de tenis; Simone Biles en el máximo de su forma gimnástica; o grandes pintores, escritores y músicos perdidos en su esfuerzo creativo.

Csikszentmihalyi, quien falleció el mes pasado, también descubrió que los trabajadores comunes experimentaban este estado de flujo en sus actividades cotidianas. Para estudiarlo, él les mandaba mensajes ocho veces al día mediante un localizador y les pedía que describieran cómo se sentían. Más de la mitad de ellos estaban "en flujo" mientras se encontraban en el trabajo, pero menos del 20 por ciento se sentían en estado de flujo cuando se estaban relajando en casa. Los gerentes reportaron niveles de flujo más altos que los trabajadores de primera línea.

Sin embargo, cuando se les preguntó si desearían estar haciendo otra cosa, los que estaban en el trabajo dijeron que sí con más frecuencia que los que estaban libres. Csikszentmihalyi llamó esto "la paradoja del trabajo".

La apatía que es enemiga del flujo, la "languidez" que Adam Grant ha denominado la "emoción dominante de 2021", o el poder de “no tengo ganas”, son fuertes para muchas personas que están saliendo de un prolongado confinamiento.

En el libro recientemente publicado, Positive Organizational Psychology Interventions (Intervenciones de psicología organizacional positivas), Matt Dubin, quien estudió con Csikszentmihalyi, identificó los factores que pueden frenar el flujo entre los trabajadores del conocimiento, incluyendo las interrupciones; las "prioridades del jefe" (en contraposición a la fijación de tu propio horario); la falta de claridad y de control; y un "estado personal subóptimo". Suenan como una descripción de la vida laboral de muchos trabajadores desde la casa acosados, sobre todo padres de niños en edad escolar, o jóvenes en apartamentos compartidos, durante la pandemia.

Otros, sin embargo, atravesaron la crisis con mayor fluidez. Si tuviste la suerte de tener un espacio tranquilo para trabajar de forma remota, un mandato claro y un fuerte vínculo virtual con tus colegas, es posible que hayas experimentado la combinación óptima de retroalimentación regular y un trabajo estimulante que estaba aprovechando al máximo tus habilidades.

Ahora, sobre todo si eres gerente, tienes el poder de ayudar a restablecer el flujo de la gente “no tengo ganas”. Numerosas compañías se han centrado en la reestructuración de las oficinas, pero el mayor reto consiste en reestructurar los equipos y los trabajos que realizan.

Csikszentmihalyi se dio cuenta de esto. En Fluir, él escribió: "Para mejorar la calidad de vida a través del trabajo, hay que rediseñar los puestos de trabajo para que se parezcan lo más posible a las actividades de flujo", como la cirugía o el tejer, cuyos practicantes con frecuencia declaraban entrar en un estado de flujo.

Stewart Donaldson, quien creó un programa de psicología positiva en la Universidad de Posgrados de Claremont con "Mike C", como se le conocía a Csikszentmihalyi en el campus, llama a esto "job-crafting" (ajustes entre el trabajo y el trabajador). Parte de este replanteamiento depende de los individuos, quienes deberían concentrarse en las partes más desafiantes de sus funciones. Sin embargo, corresponde a los líderes crear y cultivar equipos que puedan alcanzar la energía del flujo grupal. "Hay que asegurarse de que tengan los talentos necesarios, pero que no menoscaben las habilidades y capacidades de los demás", me explicó Donaldson. Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo, sobre todo si la persona con la experiencia necesaria para completar el proyecto es un cascarrabias que acaba con la energía de todos.

El poder del flujo no es universalmente reconocido. Yo soy escéptico en cuanto a que pueda mantenerse durante mucho tiempo. Raducanu y Biles recientemente se han tambaleado. Yo también estoy plenamente consciente de las trampas que supone buscar la felicidad principalmente a través del trabajo. El vasto delta del flujo incluye, en un extremo, los esfuerzos machistas por provocar el flujo de forma artificial mediante microdosis de drogas psicodélicas, el cual Csikszentmihalyi calificó de "flujo basura" y, en el otro, las guías de autoayuda.

Barbara Gail Montero, una profesora de filosofía que también ha soportado las pruebas de entrenamiento para convertirse en bailarina de ballet, ha advertido contra la suposición de que el flujo no requiere esfuerzo. "Tal vez el flujo nos atrae porque generalmente nos desagrada el trabajo duro", escribió ella en un artículo crítico para la revista Aeon en 2017.

El fundador del flujo pudiera haber estado de acuerdo con su advertencia. "Dejarse llevar" es sinónimo de autocomplacencia y de falta de reto. Pero Donaldson ha dicho que Csikszentmihalyi había reconocido que un individuo o un líder de equipo tenía que esforzarse por mejorar: "Los mejores momentos no son pasivos, no son relajantes en lo absoluto: pero cuando estás estirando tu cuerpo y tu mente hasta sus límites, hace que la vida valga la pena".