Forteza: “Habrá que subsidiar miles de jubilaciones”

El experto en seguridad social analizó los aspectos que debería contemplar la próxima reforma del sistema, que está bajo una revisión global

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12 de diciembre de 2020 a las 05:03

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El trabajo de la Comisión de Expertos de la Seguridad Social (CESS) se está concentrando en audiencias con distintos grupos de interés sobre la situación del sistema previsional. Uno de los 15 integrantes de la CESS, el máster en economía Álvaro Forteza, dijo a El Observador que el aspecto que más le preocupa es qué va a pasar con las personas más vulnerables a la hora de la jubilación en un futuro próximo, dado que ese grupo de población es grande y crecerá en los próximos años. Forteza planteó que actualmente hay US$ 2.500 millones transferidos al BPS para jubilaciones de esas personas, pero que están siendo asignados en parte al pago de jubilaciones de alto nivel de ingreso. Asimismo, explicó que el modelo sueco de seguridad social presenta un sistema de “pensiones garantizadas” que puede servir de referencia para Uruguay. En entrevista, Forteza lo explica.

¿Podría explicar la situación de las jubilaciones más comprometidas en el futuro?
Estamos bastante bien a ese nivel pero podemos empeorar, hay todavía mucha gente que se jubila reconociendo a través de testigos y testimonio personal años de trabajo. Y puede ser que lleguemos a jubilaciones enteras sin capacidad de registrar períodos de aporte o de servicio basadas en estos mecanismos un poco menos formales. Cuando uno mira los aportes de contribución en esos registros, el panorama es bastante preocupante. Hay frecuentes lagunas en la contribución de mucha gente, especialmente la de menores ingresos. 

La reforma de 2008 que redujo de 35 a 30 años los aportes para acceder a una jubilación, ¿se hizo pensando en las personas de menos recursos?
Sí, estaba la idea de que la exigencia de tener 35 años de trabajo era demasiado alta para la población de menores recursos.

¿Cuántas personas están en situación vulnerable en ese sentido?
Es difícil decir porque depende de los umbrales que se pongan, pero hablamos de muchos miles de personas. Estamos trabajando con esos cálculos. La gente de bajos ingresos tiene muchas lagunas en su contribución. Es previsible que ese problema se note en forma creciente en los próximos años. Otra dimensión que importa es que hay gente que tiene ingresos bajos a lo largo de toda la vida y va a llegar a jubilaciones bajísimas financiables con sus aportes, inferiores a la jubilación mínima actual ($ 13.783). A esa gente hay que subsidiarla, como ahora, pero a muchos, y habrá que evaluar el costo de eso. 

¿Qué propuestas se están planteando ante el problema?
Por ahora no hay propuestas porque estamos en la fase de diagnóstico, pero pienso que va a haber voluntad para hacer un sistema de jubilaciones de base no contributiva, es decir, con financiamiento importante de Rentas Generales, que ya lo es hoy en día, pero habría que reestructurarlo para tapar huecos e integrarlo mejor a los pilares contributivos que existen y seguirán existiendo. 

¿Cuáles son esos huecos y los problemas de integración?
Lo que hay son problemas de integración entre lo contributivo y lo no contributivo, actualmente no están claramente diferenciados. Es posible mejorar bastante la protección, aumentando también la transparencia.

En la comisión estuvieron viendo modelos de otros países, ¿hay alguno que pueda servir para esta situación?
Sí, el modelo sueco de pensión garantizada puede ser una referencia. Básicamente, contempla que si, con sus aportes a la seguridad social, la persona no llega a financiar cierto nivel de jubilación considerada mínima, se le complementa. También hay una vuelta de tuerca adicional en el sistema y es que se le da una pensión garantizada más alta a quien ha contribuido más. Por encima de cierto umbral, no se da ningún subsidio.

¿Cómo podría adaptarse ese sistema en Uruguay?
El diseño sueco está bien definido, es sencillo pero efectivo para la protección de menores ingresos. Es probable que Uruguay deba destinar un porcentaje de Rentas Generales más grande que Suecia, simplemente por tener ingresos más bajos, más informalidad comparativa y más gente que no va a llegar a financiarse jubilaciones más o menos decentes. No se trata de copiar los números, porque es imposible, pero el diseño puede tener puntos a considerar. Algo a favor de Uruguay es que de los 9 puntos de PIB que se gastan en invalidez, vejez y sobrevivencia del BPS, 4,9 puntos vienen de Rentas Generales y 4,1% vienen de aportes. Esos 4,9 % puntos de Rentas son unos US$ 2.500 millones, es bastante dinero y da cierto margen de maniobra para fortalecer el pilar no contributivo de bajos ingresos. 

¿Eso significa que, por ejemplo, no habría necesariamente que subir impuestos para sostener las jubilaciones de las personas más vulnerables?
No habría nada que subir. Ya hoy hay US$ 2.500 millones transferidos al BPS con esos fines. Lo que estamos viendo es que buena parte de eso está siendo asignado al pago de jubilaciones de alto nivel de ingreso. Con la reforma de la seguridad social, podría reasignarse eso. Es una posibilidad que seguramente estará sobre la mesa.

El Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Anexos (Sunca) tuvo una audiencia con el CESS. ¿Qué se manejó?
Hicieron planteos de la particular vulnerabilidad que puede haber en los trabajadores de la construcción. Mencionaron el gran desgaste físico en condiciones duras y cómo, con edades más tempranas que en otros sectores, llegan a verse imposibilitados o con dificultades para seguir manteniendo las tareas usuales. De hecho, son actividades bonificadas, esto es, se contabilizan más años de aporte que los años calendario aportados, justamente teniendo en cuenta esas situaciones. También mencionaron que probablemente la esperanza de vida de la gente del sector construcción sea menor que la de otros colectivos. 

Ese dato es importante, por ejemplo, si se decide elevar la edad de jubilación, ¿es así?
Por supuesto. Hay que tener especial cuidado con eso. Hay más de 40 bonificaciones en el país, son distintas actividades en las cuales se computa más de un año calendario, por ese tipo de situaciones. Sin duda, el caso de la construcción es uno de los más importantes a tener en cuenta.

Usted es partidario de las cuentas nocionales, ¿por qué?
El sistema de cuentas nocionales es una forma de reorganizar los regímenes de reparto que se basa en las contribuciones realizadas y en las jubilaciones a las que se tendrá derecho, mientras que hoy en día el sistema es de beneficios definidos. Al sistema de cuentas nocionales le veo ciertas virtudes: es más transparente y permite definir más claramente los derechos de los trabajadores a medida que van contribuyendo, por lo tanto, permite definir más claramente las obligaciones del organizador del sistema (de implementarse, sería el BPS), y es actuarialmente justo porque le da a cada uno lo que aportó; también es financieramente sostenible. 

¿Para qué pilar aplicaría?
Es bueno aclarar que esto aplica para el pilar contributivo de reparto, no para el pilar no contributivo. Lo que pasa es que hoy en día está todo un poco mezclado y me doy cuenta de que es difícil concebirlo tal como está, pero el pilar básico no está pensado ni aplica para sectores de bajos ingresos. Ese sistema tiene que ver con los sectores de población medios y altos, que están en condiciones de autofinanciar jubilaciones razonables.

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