Inés Guimaraens

Gobierno no logra recuperar el "centro del ring" pese al pedido de Lacalle Pou

Los casos de Marset y Astesiano hicieron que el gobierno recibiera varios golpes

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17 de diciembre de 2022 a las 05:04

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Perder el control del ring supone, para un boxeador, saber que su contrincante lo está agrediendo. Que le está marcando hacia dónde caminar. Que lo está llevando hacia atrás, cerca de las cuerdas, donde tiene menos capacidad para moverse.

La metáfora resulta útil para describir la situación actual pero no es antojadiza: fue utilizada por el presidente de la República hace ya varios meses para transmitirle a los legisladores de la coalición la necesidad de recuperar un lugar central en el debate público.

Al llegar al final del tercer año, en esa posición parece estar el gobierno de Luis Lacalle Pou. Perdió el centro del ring y no lo ha podido recuperar. Su contrincante, “que le pega a todo lo que se mueve” –en palabras del presidente– lo está agrediendo, le dio varios golpes y tomó el control.

El último fue duro. Se sintió con fuerza en el piso 11 de la Torre Ejecutiva, porque resultó inesperado y fue contundente. Fue un puñetazo que ya había sido dado, pero más fuerte.

La revelación de que Guillermo Maciel y Carolina Ache sabían quién era Sebastián Marset cuando gestionó el pasaporte deshizo una parte central de la argumentación que el gobierno había dado en la interpelación, cuando los jerarcas aseguraron que conocieron el prontuario varios meses después, recién cuando Interpol emitió una requisitoria internacional. 

Esa omisión tiene a la vicecanciller contra las cuerdas, con su sector analizando si le mantiene el respaldo o le quita la confianza, un extremo que provocaría un nuevo cambio en el gabinete. Esta hipótesis supone anotarle un poroto a la oposición, por lo que es ponderada a la hora de tomar una decisión, bajo la reflexión de que la coalición de izquierda está en una encendida campaña para degradar al gobierno con miras a 2024.

Pero en su defensa, a través de una carta entregada el jueves a los legisladores de Ciudadanos, Ache señaló que si hay responsabilidades son, en todo caso, compartidas, ya que reveló que al momento de la interpelación “todos los jerarcas tenían pleno conocimiento de la totalidad de las comunicaciones y su contenido”.

El caso Marset, sumado a las derivaciones de la imputación de Alejandro Astesiano, han puesto a la defensiva al gobierno estas últimas semanas, provocando que algunos temas considerados relevantes pasen casi desapercibidos.

Foto: Leonardo Carreño

Como síntoma de esta pérdida del centro del ring, un senador blanco evaluó en conversación con El Observador, la poca trascendencia que tuvo el archivo de la causa del puerto en la que cuatro jerarcas de primera línea fueron eximidos de responsabilidad tras ser acusados por el Frente Amplio de beneficiar a Katoen Natie en la extensión de la concesión hasta 2081. O en cómo la coalición había logrado cerrar filas para que Guido Manini Ríos saliera airoso de la polémica acerca de si su campo en Artigas está afectado al Instituto Nacional de Colonización.

Estas señales, “que son buenas para el gobierno”, quedaron opacadas por otras explicaciones, como el pescado que le regalaron los emiratíes a Lacalle Pou.

En el oficialismo entienden que este último caso es la muestra de que la coalición de izquierda decidió ser “una oposición que no diera treguas” como dijo Beatriz Argimón durante el último almuerzo de ADM.

En ese encuentro, la vicepresidenta señaló que el Frente Amplio “muchas veces realiza falsos relatos” y busca construir a través de “medias verdades”, que en definitiva terminan “siendo mentiras”.

Ese diagnóstico, compartido en varios niveles del gobierno, es rechazado por la coalición de izquierda, que señala un incumplimiento del “hacerse cargo”, el eslógan de campaña de Lacalle Pou. “El gobierno ha decidido minimizar el problema (...) y si no asume sus responsabilidades” es obligación de la oposición “reclamarlas”, dijo la vicepresidenta del FA, Verónica Piñeiro este jueves en un acto por el aniversario de Líber Seregni.

La compulsa dialéctica incluyó una crítica al ministro Luis Alberto Heber, que el día anterior había dicho en un evento de la 71 que el FA no le “perdona el éxito” al gobierno. “Es una lástima porque esto solo habla de la soberbia de un gobierno que no admite las diferencias políticas”, zanjó Piñeiro.

Diego Battiste

Pero si bien la coalición se muestra unida en las críticas a la oposición, la pérdida del control del ring provoca conflictos internos, con algunos legisladores que reclaman una defensa más frontal al gobierno, y también comentarios de sectores empresariales, que señalan especialmente cómo el dólar bajo afecta la competitividad.

El senador nacionalista Sebastián Da Silva dijo sentirse “solo” en la defensa del Ejecutivo y criticó que “muchos de sus compañeros” no estén “reaccionando como deberían”, dejando solo al presidente. Por eso, resolvió “liderar la resistencia a este embate”.

Este martes en Colonia, cuando Lacalle Pou enfrentó los micrófonos y debió responder sobre las situaciones de Marset y Astesiano, Da Silva se mostró parado adusto detrás. “Siempre en el camino, nunca en la posada”, escribió después en su cuenta de Twitter señalando que este año le habían dicho “no al palo en la rueda” y que en 2023 debían decir “ni un paso atrás”.

Algunos días antes, el presidente había oído otros reclamos de un auditorio VIP compuesto por 25 empresarios, que le pidieron “abrir más la canilla” y el juego para respaldar a quienes competirán en la próxima elección nacional por la coalición.

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