MATEUS BONOMI / AGIF / AFP

Hidroxicloroquina: el fiasco que recomendaron Trump y Bolsonaro, y que se usó en Uruguay al inicio de la pandemia

Estudio francés en primates demuestra que ese fármaco no cura el coronavirus; el uruguayo Andrés Pizzorno es uno de los responsables del ensayo que desmiente las virtudes de la droga

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23 de julio de 2020 a las 15:23

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La hidroxicloroquina, la droga fetiche del presidente brasileño Jair Bolsonaro para combatir el coronavirus, no tuvo ningún efecto beneficioso contra esa enfermedad en una experiencia con primates realizada por científicos franceses y publicada este miércoles en la prestigiosa revista científica Nature.

En el ensayo –que se realizó con macacos cangrejeros (Macaca fascicularis), un primate asiático– el medicamento fue probado en diversos estadios de la enfermedad y también como preventivo. Asimismo, se midieron sus efectos en solitario y en combinación con el antibiótico azitromicina. En ningún caso demostró ser útil para combatir al covid-19.

“En macacos, probamos diferentes estrategias de tratamiento en comparación con placebo, antes y después de la carga viral máxima, solo o en combinación con azitromicina. Ni la hidroxicloroquina, ni hidroxicloroquina más azitromicina mostraron un efecto significativo sobre los niveles de carga viral en ninguno de los compartimientos probados”, dice el informe científico. 

“Cuando el medicamento se usó como profilaxis previa a la exposición, la hidroxicloroquina no confirió protección contra la adquisición de infección”, agrega la publicación científica. 

La conclusión es categórica: “Nuestros hallazgos no respaldan el uso de hidroxicloroquina, ya sea sola o en combinación con azitromicina, como tratamiento antiviral para covid-19 en humanos”.

Entre los autores del reporte está el científico uruguayo Andrés Pizzorno, bioquímico y doctor en microbiología e inmunología, que trabaja en el Centro Internacional de Investigación en Infectología de Lyon.

La hidroxicloroquina es una droga derivada de la cloroquina, un medicamento de probada eficacia contra la malaria. Se ha mostrado muy útil para otros males, como el lupus, una enfermedad autoinmune. Sin embargo, en lo que respecta al coronavirus ha estado envuelta en la polémica desde un inicio.

En los primeros meses de la pandemia, la hidroxicloroquina se recetó en Uruguay a pacientes graves y no graves.

El exsenador Pedro Bordaberry, uno de los primeros enfermos de coronavirus en el país, dijo haberla recibido. También se administró a la primera tanda de pacientes que requirieron de cuidados intensivos.

Sin embargo, conforme los datos del mundo fueron llegando, esa realidad cambió.

“En los CTI se usó en los casos anteriores a junio. Hoy ya no se está usando”, dijo Luis Núñez, presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva.

El intensivista Arturo Briva coincidió: “Los reportes internacionales hoy no la recomiendan. Ahora hay evidencia más sólida de la que había al inicio de la pandemia”.

Tampoco la reciben ya los pacientes no graves, o aquellos que no están en las etapas iniciales de la enfermedad.

El internista Diego Graña dijo que la droga fue recetada durante marzo y abril, pero hoy ya no. “No es una herramienta que se esté empleando. Hoy no existe evidencia que sustente su uso. Los pacientes que la reciben no sienten ni menos dolor, ni tienen menos fiebre, ni mejoran su evolución. Estudios grandes y serios no demuestran que otorgue algún beneficio”.

Teorías conspirativas

Todo comenzó en marzo, cuando el médico francés Didier Raoult publicó un trabajo en el cual anunciaba que la hidroxicloroquina curaba la infección por coronavirus.

“Confirmamos la eficacia de la hidroxicloroquina asociada a la azitromicina en el tratamiento del covid-19”, decía el estudio.

A raíz de ese trabajo, Francia autorizó el uso del medicamento en sus hospitales. 

Sin embargo, parte de la comunidad científica criticó a Raoult y su rimbombante anuncio. Entre otros cuestionamientos, se decía que su estudio sacaba conclusiones en base a una muestra de pacientes demasiado pequeña para los estándares científicos.

Raoult se defendió de los ataques alimentando las teorías conspirativas que señalan que la industria farmacéutica boicotea la hidroxicloroquina por ser un tratamiento ya disponible y barato.

Al mismo tiempo, la hidroxcloroquina ganó dos defensores fanáticos y poderosos: los presidentes de Estados Unidos y Brasil, Donald Trump y Jair Bolsonaro.

Trump la promovió una y otra vez e incluso anunció que la tomaba, a pesar de que no existían pruebas claras de su eficacia.

Bolsonaro promovió su uso masivo incluso en los primeros estadios de la enfermedad, un hecho que en mayo provocó la renuncia del ministro de Salud, Nelson Teich, que se negó a suscribir la recomendación de un tratamiento no probado.

Estudio cuestionado

Tras el anuncio de Raoult, y con el correr de las semanas, comenzaron a conocerse estudios científicos que, aunque no definitivos, apuntaban a que ni la cloroquina ni la hidroxicloroquina resultaban útiles en el combate al coronavirus.

El 22 de mayo la prestigiosa revista científica The Lancet publicó un estudio de gran escala que llegaba a esa misma conclusión e incluso señalaba que las drogas eran perjudiciales para los enfermos de covid-19.

El estudio se basaba en los datos de 96.000 pacientes hospitalizados entre diciembre y abril en 671 hospitales de varios países, y comparaba la condición de los que recibieron el tratamiento con la de aquellos que no lo recibieron. La contundencia de los datos provocó que la OMS suspendiera todas las experiencias en curso tendientes a probar la eficacia de la hidroxicloroquina. 

Francia, cuyo presidente Emmanuel Macron había llegado a visitar al profesor Raoult, y otros países, suspendieron el uso de hidroxicloroquina en los pacientes de covid-19. 

Sin embargo, la polémica se instaló otra vez ya que varios científicos y partidarios de la cloroquina criticaron el estudio publicado por The Lancet, al encontrar varias inconsistencias en las cifras y datos que lo sustentaban.

Un mes después de la publicación, la revista retiró el artículo luego de que tres de sus cuatro autores admitieran que no podían garantizar la fiabilidad de sus datos. Tras esta retractación, la OMS decidió retomar los ensayos clínicos que había suspendido.

De todos modos, a esta altura las dudas sobre la eficacia de la cloroquina y hidroxicloroquina para combatir el coronavirus eran cada vez mayores.

Nueva evidencia

La experiencia francesa en primates divulgada por Nature se suma a otros estudios que señalan que estas drogas no ayudan a tratar el covid-19.

“Se hizo una bola de nieve enorme con este tema. Y como esta bola de nieve salió de un médico francés, nosotros como científicos de universidades de Francia nos sentimos con la responsabilidad de hacer un estudio de regla y forma, con los controles que se precisan”, dijo el uruguayo Pizzorno.

Los otros responsables del estudio son Pauline Maisonnasse, Jérémie Guedj, Vanessa Contreras, Sylvie Behillil, Caroline Solas, Romain Marlin, Thibaut Naninck, Julien Lemaitre, Antonio Gonçalves, Nidhal Kahlaoui, Olivier Terrier, Raphael Ho Tsong Fang, Vincent Enouf, Nathalie Dereuddre-Bosquet, Angela Brisebarre, Franck Touret, Catherine Chapon, Bruno Hoen, Bruno Lina, Manuel Rosa Calatrava, Sylvie van der Werf, Xavier de Lamballerie y Roger Le Grand. 

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